El primer derribo nocturno de un avión de guerra, en la Sierra de Madrid
Ocurrió tal día como hoy cerca de Santa María de la Alameda: un 'chato' ruso echó abajo, por primera vez, a un Junker alemán tres veces mayor, sin más luz que la de la luna en una hazaña escrita en los anales de la aviación
Madrid
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Iniciar sesiónUna noche tórrida como la de hoy del verano de 1937 el cielo de Madrid fue testigo del primer derribo de un bombardero alemán por un 'chato', un avión ruso tres veces más pequeño. La pericia del piloto del Polikarpov I-15 le permitió ... despegar con la única luz de unos bidones de gasolina, y orientarse en la total oscuridad en un tiempo en que no había radar, hasta localizar por el sonido al Junker germano y disparar sobre él hasta derribarlo.
La noche del 25 al 26 de julio de 1937, sobre los cielos de Robledondo (Madrid) un caza Polikarpov I-15 soviético abatía a un bombardero alemán Junkers Ju-52. Se producía el primer derribo nocturno documentado de la aviación.
Esta es su historia.
CAPÍTULO I
UN ESCENARIO
SANGRIENTO
LA BATALLA DE BRUNETE
Del 6 al 25 de julio de 1937
Se había cumplido un año del comienzo
de la Guerra Civil. En un intento de aflojar
la presión de las tropas nacionales sobre el
Frente del Norte, la República inició una
ofensiva en el frente Centro, en la zona
de Brunete (Madrid) en lo que dio paso a
una de las batallas más sangrientas de
la contienda con 42.000 muertos.
Zonas controladas por cada bando
en marzo de 1937
Republicanos
Nacionales
Santander
Burgos
Barcelona
Madrid
Valencia
Málaga
La estrategia republicana intentaba aliviar
la presión sobre la capital con un
movimiento de pinza desde la zona de
Aranjuez en el Sur, Valdemorillo en el
Norte y Madrid en el Este. La operación
fracasó aunque se logró tomar Brunete
que, más tarde, sería tomado de nuevo
por las tropas sublevadas.
Madrid
Zona
ampliada
Frente antes de la batalla, 6 de julio
Máximo avance republicano, 11 de julio
Frente después de la batalla, 26 de julio
Aeródromo republicano de
Manzanares El Real
Zona del derribo
ZONA
REPUBLICANA
Colmenar Viejo
El Escorial
Torrelodones
Valdemorillo
Las Rozas
Villanueva
de la Cañada
Madrid
Brunete
Navalagamella
N
ZONA
NACIONAL
20 km
La noche del 25 al 26 de julio de 1937, sobre los cielos de
Robledondo (Madrid) un caza Polikarpov I-15 soviético abatía
a un bombardero alemán Junkers Ju-52. Se producía el primer
derribo nocturno documentado de la aviación.
Esta es su historia.
CAPÍTULO I
UN ESCENARIO SANGRIENTO
LA BATALLA DE BRUNETE
Del 6 al 25 de julio de 1937
Se había cumplido un año del comienzo de la Guerra Civil. En un intento de aflojar
la presión de las tropas nacionales sobre el Frente del Norte, la República inicia una
ofensiva en el frente Centro, en la zona de Brunete (Madrid) en lo que dio paso
a una de las batallas más sangrientas de la contienda con 42.000 muertos.
Santander
Burgos
Zonas controladas
por cada bando
en marzo de 1937
Barcelona
Madrid
Valencia
Nacionales
Republicanos
Málaga
La estrategia republicana se basaba en hacer un movimiento de pinza desde la zona
de Aranjuez en el Sur, Valdemorillo en el Norte y Madrid en el Este y así aliviar la
presión sobre la capital. La operación fracasó aunque se logró tomar Brunete que,
más tarde, sería tomado de nuevo por los nacionales.
Madrid
Zona
ampliada
Frente antes de la batalla (6 de julio)
Máximo avance republicano (11 de julio)
Frente después de la batalla (26 de julio)
Zona del derribo
Aeródromo republicano de
Manzanares El Real
Colmenar Viejo
El Escorial
Torrelodones
ZONA
REPUBLICANA
Valdemorillo
Las Rozas
Navalagamella
Villanueva
de la Cañada
Madrid
Brunete
Avance
frustrado
Villaviciosa
de Odón
Navalcarnero
ZONA
NACIONAL
Avance
frustrado
N
20 km
Aranjuez
Fue, a decir de los expertos, una proeza de la historia de la aviación, el primer derribo nocturno a nivel mundial desde el final de la Gran Guerra. Y llegó durante la muy cruenta batalla de Brunete, que se desarrollaba muy cerca, y tras varios días de bombardeos continuos sobre el pueblo de Colmenar Viejo: el 22, el 23, el 24 de julio… Las bombas no dejaban de caer, así que el jefe de las Fuerzas Aéreas de la República, Ignacio Hidalgo de Cisneros, puso en marcha un sistema de protección nocturno, una patrulla de cazas que se apuntó su primera victoria nocturna en la noche del 25 al 26 de julio.
Un Junker alemán volaba a diario sobre las cabezas de los soldados republicanos asentados en Robledondo, en la sierra madrileña. Cada noche, a la misma hora, en la misma ruta. Lo contaba así Esteban Rubio Zori, comisario del 136 batallón de la 34 brigada mixta: «Durante los días 22, 23 y 24 de julio, el enemigo había efectuado bombardeos sobre el pueblo de Colmenar. En uno de ellos habían muerto los padres y hermano de unos de los cabos de mi batallón. Un refugio hundido causó más de 80 muertos. El comandante, Francisco Sebastián, y yo, bajamos a Robledondo , donde planteamos la necesidad de terminar con el Junker, que cada noche pasaba por nuestra vertical a las 22.30».
CAPÍTULO II
LA PUNTUALIDAD
BRITÁNICA DE LOS
ALEMANES
SIERRA DE MADRID
Desde sus trincheras los soldados
republicanos habían observado que
todas las noches, a la misma hora, los
aviones de la Legión Cóndor pasaban
sobre el pueblo de Robledondo en su
ronda de incesantes bombardeos.
Sabiendo de antemano cuando y dónde
aparecerían los bombarderos alemanes,
las autoridades militares republicanas
decidieron poner en marcha un sistema
de detección y alarma para poner fin
a estos ataques.
Ruta habitual
de los bombarderos
alemanes
Robledondo
1.321 m
Cerro de
San Benito
1.626 m
Cerro de
la Cancha
1.501 m
Alto de la Mora
1.332 m
Navalespino
1.425 m
Zona donde cayeron los
restos del avión alemán
CAPÍTULO II
LA PUNTUALIDAD BRITÁNICA
DE LOS ALEMANES
SIERRA DE MADRID
Desde sus trincheras los soldados republicanos habían observado que todas las
noches, a la misma hora, los aviones de la Legión Cóndor pasaban sobre el
pueblo de Robledondo en su ronda de incesantes bombardeos.
Sabiendo de antemano cuando y dónde aparecerían los bombarderos alemanes,
las autoridades militares republicanas decidieron poner en marcha un sistema de
detección y alarma para poner fin a estos ataques.
Ruta habitual de los bombarderos
alemanes
Robledondo
1.321 m
Cerro de
San Benito
1.626 m
Navalespino
1.425 m
Alto de la Mora
1.332 m
Cerro de la Cancha
1.501 m
Zona donde cayeron los restos del avión alemán
Los hechos han sido estudiados por los arqueólogos Jorge Morín de Pablos y Luis Antonio Ruiz Casero, de Audema, que han trabajado en la zona en que tuvo lugar el derribo nocturno, considerado como uno de los acontecimientos clave en la historia de la aviación. Tras una intensa investigación, pudieron reconstruir lo ocurrido apoyados en una amplia documentación inédita, entre la que se encuentran los partes de la 34º Brigada Mixta con las coordenadas exactas del lugar del impacto, y la descripción de los hechos por un testigo ocular, el comisario Rubio Zori, a través de su correspondencia.
Por el sonido
Ocurrió en la noche del 25 de julio, a las 22,32 horas. Desde el observatorio del Cerro de San Benito, tropas republicanas localizaron el sonido del bombardero enemigo y dieron aviso. En cuestión de segundos, una escuadrilla despegaba en la noche. Trataban de distinguir el destello de los motores para localizar, en la absoluta oscuridad, el avión a abatir.
CAPÍTULO III
DAVID CONTRA
GOLIAT
EL i-15 CONTRA EL JU 52
Tamaño comparativo
del I-15 en rojo y el JU 52, en azul.
EL JUNKERS JU 52
Llamado la ‘mula’ de Franco debido a su
capacidad tanto de bombardeo como de
transporte. Los aparatos que volaron esa
noche habían despegado de Salamanca,
en la zona sublevada.
29,3 m
longitud de ala
18,9 m
de largo
Podían cargar desde
6 bombas de 250 kg
hasta 144 bombas de
1 kg cada una.
EL POLIKARPOV I-15
El caza polivalente soviético (podía
llevar hasta 4 bombas de 5 y 12 kg) era
uno de los más rápidos y maniobrables
en aquel momento. La URSS entregó
al gobierno republicano 140 de estos
aparatos. A partir de 1937 se
fabricaban en España. Casi todos los
pilotos y el personal de tierra eran
rusos aunque, paulatinamente, fueron
incorporándose pilotos españoles.
9,2 m
longitud de ala
6,3 m
de largo
Los I-15 españoles no
tenían baterías para el
arranque y se ponían en
marcha con la ayuda de
un camión.
COMPARATIVA BÁSICA
Alcance máximo
El Ju 52 reducía a 1.000 km
cuando llevaba carga de bombas
I-15
Ju 52
530 km
1.000 km
1.300 km
Techo de vuelo
Velocidad máxima
370 km/h
9.500 m
275 km/h
5.900 m
I-15
Ju 52
I-15
Ju 52
CAPÍTULO III
DAVID CONTRA GOLIAT
EL I -15 CONTRA EL JU 52
Tamaño comparativo del I-15 en rojo y el JU 52, en azul.
EL JUNKERS JU 52
Llamado la ‘mula’ de Franco debido a su capacidad tanto de bombardeo como de transporte. Los aparatos que volaron esa noche habían despegado de Salamanca, en la zona sublevada.
18,9 m
de largo
29,3 m
longitud de ala
Podían cargar desde 6 bombas de 250 kg hasta 144 bombas de 1 kg cada una.
EL POLIKARPOV I-15
El caza polivalente soviético (podía llevar hasta 4 bombas de 5 y 12 kg) era uno
de los más rápidos y maniobrables en aquel momento. La URSS entregó al
gobierno republicano 140 de estos aparatos. A partir de 1937 se fabricaban en
España. Casi todos los pilotos y el personal de tierra eran rusos aunque,
paulatinamente, fueron incorporándose pilotos españoles.
9,2 m
longitud de ala
Los I-15 españoles
no tenían baterías para
el arranque y se ponían
en marcha con
la ayuda de
un camión.
6,3 m
de largo
Algunos datos sobre ellos
Alcance máximo
Techo de vuelo
Velocidad máxima
El Ju 52 reducía a 1.000 km
cuando llevaba carga de bombas
9.500 m
370 km/h
I-15
Ju 52
5.900 m
275 km/h
530 km
1.000 km
I-15
Ju 52
I-15
Ju 52
1.300 km
En el Polikarpov I-15, un 'chato' de 6,3 metros de largo, pilotaba el soviético Mihail Yakushin. Él mismo contaba así su hazaña: «Cuando me hallaba volando al este de El Escorial, a unos 3.000 metros, divisé un Junker a unos 40 metros más alto. Inmediatamente ascendí y me coloqué en su cola, estoy completamente seguro de que no me vio». Lo siguiente fueron unas ráfagas de disparos y una terrible explosión que iluminó el cielo. Y permitio ver al Junker, de la Legión Cóndor, partido en pedazos, y a varios paracaídas cayendo a tierra. A uno de ellos se le incendió la tela, y murió durante la caída.
El aparato se estrelló en las faldas del cerro de la Cancha de Robledondo, y su carga de bombas estalló también, matando al resto de los tripulantes. Salvo uno, que consiguió sobrevivir y se escapó: fue localizado el 29 de julio, hambriento y perdido, y creyendo que estaba en la zona franquista. «Hubo que contener a muchos, entre ellos a los que habían perdido a su familia en Colmenar», relatan los testigos.
CAPÍTULO IV
Y A LA SEGUNDA
FUE LA VENCIDA
ANOCHECIENDO
20.30h del día 25 de julio.
Las tropas apostadas en el Cerro Benito
escucharon el ruido de los Junkers y
dieron aviso al aeródromo de Manzanares
El Real (construido para la Batalla de
Brunete en un solar de un particular).
En el aeródromo una patrulla se mantenía
en alerta y, tras el aviso los dos ‘Chatos’
(Polikarpov I-15) pilotados por los rusos
Mijail Yakusín y Anatoli Sierov despegaron.
I-16 ‘Mosca’
I-15 ‘Chato’
El aeródromo servía de base a los I-15 ‘Chato’
y a los I-16 ‘Mosca’.
Recreación del aeródromo según la
maqueta de Manzanares El Real.
La luna llena iluminaba una noche.
Los dos cazas que habían despegado de
Manzanares se situaron a diferente altura
para escudriñar la mayor cantidad de
espacio posible (en ese momento los
aviones no disponían de ningún tipo de
radar y la localización se hacía de manera
visual). Sierov se mantuvo a 2.000 m (1) y
Yakusín ascendió hasta los 3.000 m (2) de
altura desde donde no tardó en localizar al
Ju 52 gracias a la luz de la luna y al
incendio de un pueblo bombardeado.
2
3
1
Yakusín descendió y giró para situarse a
la cola del bombardero nazi (3). Unos días
antes se había enfrentado con un Junkers
y sabía que la zona más sensible del
aparato alemán era la de la unión del ala
con el fuselaje (zona del depósito de
combustible y sin blindaje).
Disparó varias ráfagas alcanzándolo bajo
el ala derecha. El Ju-52 intentó repeler al
ataque pero ya era tarde y estaba
envuelto en llamas.
Comenzó a caer en picado y se estrelló
en las faldas del Cerro de la Cancha
(Robledondo).
La suerte no estuvo del lado de la
tripulación del Junker: uno de los
tripulantes que consiguió saltar tuvo la
mala fortuna de no poder evitar que su
paracaídas se incendiara, muriendo en
la caída. Los que quedaban en el avión
murieron al estrellarse y con la
explosión posterior de la carga de
bombas que aún llevaba.
El único superviviente fue capturado
desorientado tres días después cuando
intentaba regresar a las líneas
franquistas. Al encontrarse con una
patrulla republicana (que confundió con
nacionales) pidió ser llevado a
Salamanca.
Fuentes
Asociación El Real de Manzanares,
Equipo A de Arqueología,
Patrimonio Histórico, AUDEMA y
elaboración propia
Para el aeródromo
Modelado realizado según la maqueta
de Antonio de la Orden
CAPÍTULO IV
Y A LA SEGUNDA FUE LA VENCIDA
ANOCHECIENDO
22.30h del día 25 de julio
Las tropas apostadas en el Cerro Benito escucharon el ruido de los Junkers y
dieron aviso al aeródromo de Manzanares El Real (construido para la Batalla
de Brunete en un solar de un particular). En el aeródromo una patrulla se
mantenía en alerta y, tras el aviso los dos ‘Chatos’ (Polikarpov I-15) pilotados
por los rusos Mijail Yakusín y Anatoli Sierov despegaron.
I-16 ‘Mosca’
I-15 ‘Chato’
El aeródromo servía de base a los I-15 ‘Chato’ y a los I-16 ‘Mosca’.
Recreación del aeródromo según la maqueta de Manzanares El Real.
Una gran luna llena iluminaba una noche
veraniega sin ninguna nube.
Los dos cazas que habían despegado de Manzanares se situaron a diferente
altura para escudriñar la mayor cantidad de espacio posible (en ese momento los
aviones no disponían de ningún tipo de radar y la localización se hacia de manera
visual). Sierov se mantuvo a 2.000 m (1) y Yakusín ascendió hasta los 3.000 m (2)
altura desde donde no tardó en localizar al Ju 52 gracias a la luz de la luna y al
incendio de un pueblo bombardeado.
2
3
1
Yakusín descendió y giró para situarse a la cola del bombardero nazi (3). Unos días
antes se había enfrentado con un Junkers y sabía que la zona más sensible del
aparato alemán era la de la unión del ala con el fuselaje (zona del depósito de
combustible y sin blindaje).
Disparó varias ráfagas que alcanzándolo bajo el ala derecha. El Ju-52 intentó
repeler al ataque pero ya era tarde y estaba envuelto en llamas.
Comenzó a caer en picado y se estrelló en las faldas del
Cerro de la Cancha (Robledondo).
La mala suerte se alió con la tripulación del Junker: uno de los tripulantes que
consiguió saltar tuvo la mala fortuna de no poder evitar que su paracaídas se
incendiara, muriendo en la caída. Los que quedaban en el avión murieron al
estrellarse y con la explosión posterior de la carga de bombas que aún llevaba.
En el lugar del
derribo se erigió
una lápida con
los nombres de
los fallecidos.
El único superviviente fue capturado desorientado tres días después cuando
intentaba regresar a las líneas franquistas. Al encontrarse con una patrulla
republicana (que confundió con nacionales) pidió ser llevado a Salamanca.
Fuentes
Asociación El Real de Manzanares, Equipo A de Arqueología,
Patrimonio Histórico, AUDEMA y elaboración propia
Para el aeródromo
Modelado realizado según la maqueta de Antonio de la Orden
Datos aportados por el historiador de la aviación Carlos Sainz Cidoncha señalan que una vez que aterrizaron los aviadores rusos, fueron aclamados por sus compañeros y recibieron la llamada telefónica del jefe de las Fuerzas Aéreas, que les felicitó. No en vano, Yakushin se convirtió en el primer piloto de la aviación mundial que hacía un derribo nocturno de otro avión. Él y su compañero Sierov, que fue quien propuso la idea, fueron recibidos al día siguiente por el jefe del Gobierno, Juan Negrín, que les regaló a cada uno un reloj de oro y un automóvil, y les ascendió al rango de capitán.
Los arqueólogos Jorge Morín de Pablos y Luis Antonio Ruiz Casero, de Audema, una vez documentada la historia, encargaron al ilustrador Albert Álvarez Marsal que plasmara los hechos en una imagen, que representa el hecho más destacado a nivel mundial de los acaecidos en el frente de Santa María de la Alameda durante la Guerra Civil.
Cada noche, el bombardero pasaba sobre las cabezas de los soldados y descargaba en Colmenar Viejo
En el paisaje no están aún las fortificaciones de mampostería y cemento que luego se realizaron en la zona, como se ha documentado por parte del equipo de arqueólogos, pero sí se ve a los soldados republicanos de la 34ª Brigada Mixta siguiendo desde las peñas la caída del Junker alemán. Entre ellos, según se manifestó en documentos de la época, había familiares de algunos de los fallecidos días antes por los bombardeos sobre Colmenar Viejo.
En los años 40, España erigió una estela en memoria de los aviadores abatidos, e incluso hay una fotografía del piloto y de su mecánico, Alares, junto al monolito que se levantó en el lugar erigido en memoria de los aviadores alemanes derribados. El lugar de siniestro fue el cerro de la Cancha, en Robledondo, junto al puerto de la Cruz Verde. El Junker medía 19 metros de largo; el 'chato' ruso, tres veces menos.
El piloto ruso Yakushin, entrevistado por la prensa tras su hazaña, recordaba con humor que «las cartas de navegación habían quedado agujereadas por varias balas, y el coronel me dijo: 'Pero bueno, ¿no puede tirar mejor, que mire cómo ha dejado las cartas?'. Yo le contesté: 'No se preocupe, la próxima vez lo derribaré de una sola bala'».
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