El PP cruza las estrategias de Ayuso y Feijóo y saca músculo de unidad en Madrid
Los populares mantienen activas sus dos 'almas' para atraer voto por la derecha y por la izquierda
Coinciden en el objetivo de derrotar al sanchismo, cada uno con su perfil político diferenciado
El PP busca el cuerpo a cuerpo con el sanchismo y relega a los adversarios locales ante las elecciones
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Madrid
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Iniciar sesiónEn el Partido Popular de Madrid se huele a victoria contundente en las urnas, a mayoría absoluta como las míticas de Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz-Gallardón. Sería la primera en la Comunidad desde 2011, cuando el PP se impuso con el 51,73 ... por ciento de los votos, y también en el ayuntamiento de la capital desde el mismo año, con el 49,69 por ciento de los votos. En un ambiente de euforia a duras penas contenida y dedos cruzados, el PP ha hecho piña para exhibir la máxima unidad, tras la gran tormenta interna que sufrió hace poco más de un año, de la que nadie parece, o quiere, acordarse ya en este partido. Toca cerrar filas y no mostrar ni una sola fisura; pero las 'dos almas' de siempre siguen ahí, latentes en una especie de tregua por el bien mayor que es ganar las elecciones y cambiar de ciclo político en España.
Está mal visto en el PP mostrar en público ningún tipo de desencuentro interno cuando hay elecciones en menos de tres semanas y cuando las encuestas reflejan un triunfo sin paliativos. Pero hay mensajes soterrados que no pasan inadvertidos.
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El pacto de no agresión y respeto mutuo de competencias entre Feijóo y Ayuso se cumple a rajatabla. Pero eso no quiere decir que haya un pensamiento único ni un solo discurso, ni que ambos tengan la misma manera de actuar. El pasado Dos de Mayo, con los incidentes protagonizados por el ministro Félix Bolaños al no poder acceder a la tribuna de autoridades, hubo dos reacciones separadas por un matiz significativo. Ayuso no ha dejado de explotar la autoinvitación de Bolaños y su intento de «colarse» en la tribuna, pese a no poder hacerlo. En Génova se respaldó a la presidenta de la Comunidad y su facultad de invitar a quien considerase oportuno. Pero el incidente de Bolaños no va con Feijóo, al político gallego no le gustan esas trifulcas institucionales. Al día siguiente, Génova ya evitó referirse a la polémica y pidió a todos centrarse en los problemas reales de la gente, mientras dirigentes autonómicos continuaban poniendo el dedo en la llaga del Gobierno.
Pactar o no pactar
Puede ser una anécdota o sencillamente dos formas de entender la política. Feijóo prefiere la buena relación con el Gobierno de Sánchez pese a todo, y no duda en tender la mano al jefe del Ejecutivo para sellar diferentes acuerdos de Estado. El desprecio con que La Moncloa ha recibido todas sus ofertas no le ha achantado. Ha ofrecido pactos contra la inflación, por la reforma de la Justicia, por la energía, por la seguridad exterior, por la vivienda o por la presidencia de la Unión Europea. Todos han tenido el mismo éxito: ninguno. Ayuso, en cambio, no está por la labor y lo dijo con claridad en la reciente entrevista en ABC: al sanchismo, ni agua: «El presidente del PP sabe lo que es mejor para la estrategia nacional. Yo lo que no pienso es blanquear ni ayudar a que el sanchismo se mantenga en La Moncloa un solo minuto, porque considero que es letal para España. No pienso ayudar un solo minuto al proyecto de Sánchez».
En aquella misma entrevista, la presidenta madrileña puso como referencia su Gobierno para acabar con el sanchismo. Se trata de Ayuso contra Sánchez: «Madrid y mi Gobierno muestran a toda España que Sánchez no es el camino». Y un apunte más: la reconciliación en el PP que Feijóo escenificó con el reencuentro entre Aznar y Rajoy en Valencia fue aplaudida por todos. Tanto, que Génova fue más allá y no descartó que «algún día» se produzca el abrazo entre Ayuso y Pablo Casado. «Tiempo al tiempo», dijeron. Pues bien, no. Ayuso ha dejado claro que ese reencuentro no se va a producir nunca.
Estrategia dual
Fuentes populares en la Comunidad de Madrid señalan que el contexto electoral y el liderazgo nacional de Feijóo, presidente elegido bajo cánticos de unidad, han propiciado el cierre de filas entre las 'dos almas' del PP, la más pragmática y moderada y la más ideológica y batalladora. Algunos en el PP creen que el albertismo se basa precisamente en conciliar esa dualidad para atraer votos por los dos lados y quitárselos a los partidos que son ahora mismo fronterizos con el PP, una vez que Ciudadanos está prácticamente desaparecido: el PSOE por la izquierda y Vox por la derecha.
Por eso, la campaña se ha diseñado con esa dualidad y con la participación cruzada de dos expresidentes, José María Aznar y Mariano Rajoy, que representan cada una de esas dos caras del partido. En Madrid, Aznar estará con Almeida el 17 de mayo y con Ayuso el día 22. Rajoy compartió un acto con Almeida el jueves pasado y volverá a la campaña madrileña el día 20 para apoyar a Ayuso. «Es inteligente jugar con estrategias cruzadas en los destinatarios y convergentes en los objetivos», comentan fuentes autonómicas.
Rajoy acompañó a Almeida el 4 de mayo en un acto con Nuevas Generaciones de Madrid, que preside Ignacio Dancausa. El expresidente se entiende mucho mejor con el alcalde que con la presidenta autonómica, que formó parte de ese sector del PP detractor del marianismo y sorayismo por haber abandonado durante su mandato la batalla ideológica. A Rajoy, cuando se entiende con alguien, se le nota y es lo que ocurrió el jueves en la terraza de Madrid, donde reeditó aquello tan mítico de 'es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde'. «Yo soy el vecino, de Moncloa-Aravaca, que elige al alcalde, José Luis Martínez-Almeida». «¡Cómo no vamos a ser de Rajoy!», exclamó un Almeida encantado con el expresidente.
En aquel acto en la terraza madrileña, Rajoy hizo un elogio de los políticos con sentido del humor, pero también de la moderación, el equilibrio y el sentido común. Y, sobre todo, reivindicó las siglas del PP, por encima de los candidatos. Sutil mensaje a navegantes.
Los llamamientos de Feijóo a la moderación y centralidad, como forma de entender y hacer política, y como estrategia para ensanchar el partido, son aplaudidos por todo el partido ahora. Nadie se da por aludido en sentido contrario, porque todos se sienten en la centralidad. Sin embargo, hay matices a la hora de interpretar qué significado tiene y no se entiende igual en Madrid que en Andalucía o Galicia: «Todas mis políticas y mensajes siempre han apelado a la libertad, la vida, las causas comunes, el mestizaje, el entendimiento... Que me digan otros si eso no es centralidad. Si te dicen que por ser valiente en esta política tóxica de la cancelación eso no es ser central, a mí qué más me da eso. No tengo un complejo en eso», explicó Ayuso en ABC.
Las listas
La elaboración de las listas es uno de esos momentos críticos en cualquier partido. En Madrid, este proceso ha sido «tranquilo y pacífico», según los equipos de Ayuso, Almeida y Génova. Nada que ver con lo que ocurrió en 2021, en las últimas elecciones autonómicas, cuando Casado y García Egea intervinieron las candidaturas y se originó uno de los momento más conflictivos entre Ayuso y la anterior dirección nacional.
Los mensajes
Moderación
Centralidad y moderación. Es el mantra de Feijóo, pero no todos entienden esos términos de la misma manera. «Si te dicen que por ser valiente en esta política tóxica de la cancelación eso no es ser central, a mí qué más me da», defiende Ayuso.
Dos de Mayo
Génova respaldó la facultad de Ayuso de invitar a quien considerarse oportuno. Pero ese tipo de incidentes no gustan a Feijóo. La dirección nacional pidió hablar de los problemas reales, mientras Sol explotó el 'episodio Bolaños'.
Mano tendida
La mano tendida a Sánchez para lograr pactos de Estado no gusta nada a Ayuso: al 'sanchismo', ni agua. «No pienso ayudar un solo minuto a su proyecto».
En esta ocasión han sido más elocuentes los silencios que las palabras. El alcalde Almeida ha evitado cualquier tipo de choque, por mínimo que sea, y ha aceptado la lista municipal dirigida por el PP de Madrid, con Ayuso a la cabeza, aunque el regidor haya insistido en que todo se ha hecho «por consenso». No lo parecen los nombres de salida ni el orden en su lista, pero en el PP de Madrid toca 'unidad'. También lo saben los casadistas desalojados de las candidaturas, como la que fuera secretaria general, Ana Camins, ahora número tres en la lista para el Ayuntamiento de Majadahonda.
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