La Policía investiga si unas obras en el local causaron la explosión de Vallecas
Un escape de gas reventó el bajo reconvertido en vivienda, donde murió sepultado Fabián Enrique
Hallan un muerto bajo los escombros del bar de Vallecas que sufrió una explosión
Unas obras en el bajo que saltó por los aires a primera hora de la tarde del sábado pueden estar detrás del suceso, que provocó un muerto y heridas a 25 personas (entre vecinos, clientes del bar anejo e incluso viandantes) en la calle de ... Manuel Maroto, en el corazón de Puente de Vallecas. El número 3 de la vía escupió primero un alarido, un zambombazo sin llamas, y, luego, una nube de polvo, escombros y hasta restos de un sofá; tras el silencio que da el olor a muerte, pudo verse salir, con la ayuda de testigos que no dudaron en lanzarse a su auxilio, a varias personas cubiertas por el polvo. Parecían sacadas de una catástrofe nuclear. Algunos fueron tendidos en el suelo, mientras que las primeras patrullas de Policía y las ambulancias del Samur y el Summa llegaban.
Horas después, cuando las labores urgentes de evacuación y atención a las víctimas se habían acabado, una mujer colombiana de mediana edad se presentó esa noche en la comisaría del distrito: «Yo estaba trabajando cuando ha ocurrido todo. No encuentro a mi esposo. He llamado a todos los hospitales y servicios de emergencias y no doy con él. Creo que está enterrado entre los destrozos de la casa, porque nosotros vivimos allí». Ese fue el mensaje, no en su literalidad, de la mujer de Fabio Enrique B., de 52 años y también colombiano.
Los perros del Cuerpo de Bomberos municipal habían rastreado entre los escombros, pero no dieron señal de encontrar a nadie más la tarde-noche del sábado. A raíz de la denuncia de la mujer, fueron llevados los de la Unidad Canina de la Policía Nacional, que, sobre las dos y media de la madrugada, dieron con el cadáver de Fabio Enrique E. Estaba en una especie de sótano debajo del derruido suelo de la que había sido su casa. Se lo había comido la tierra.
Es la única víctima mortal de la explosión de gas, aunque hay otros lesionados en los hospitales de La Paz y Doce de Octubre, algunos graves. El Grupo de Delitos Violentos (DEVI) de la Brigada de Policía Científica de Madrid se hace cargo de la investigación, habida cuenta del carácter luctuoso de lo ocurrido y las sospechas de algún detalle delictivo importante. ABC ha podido saber que el local reconvertido en vivienda había sido alquilado por su propietaria a la pareja de Colombia y que, indican fuentes de toda solvencia, se estaban llevando a cabo unas obras en el interior. La sospecha inicial es que esa reforma hubiese causado algún desperfecto en las conducciones de gas que desencadenara la deflagración, que fue enorme.
De hecho, el siguiente paso es solicitar tanto la cédula de habitabilidad del local reconvertido como el permiso para la obra que, en casos, de cierta envergadura, es necesaria, entre otra documentación. Dependen de la junta del distrito y los servicios de Urbanismo municipales. La misma tarde de la tragedia, fuentes de la investigación explicaban a este periódico que los habitantes del inmueble estaban como okupas dentro; ayer, la lupa se situaba en la posible ilegalidad del proceso, aunque la arrendadora aseguró a los agentes que existía un alquiler del espacio.
Lo cierto es que circulan distintas versiones sobre lo sucedido, incluso había la duda de que todo se hubiese originado en el bar peruano Mis Tesoros, anejo al bajo reconvertido en piso, donde estaban buena parte de los heridos, o que fuesen incluso una misma unidad, funcionando el restaurante del barrio también como domicilio.
Otro aspecto es si la estructura original podía soportar unas acometidas como las que se estaban llevando a cabo. Se trata de construcciones de poca altura pero antiguas y bastante deterioradas. Los técnicos de Bomberos y Control de la Edificación decidirán con sus informes si el edificio aguanta o hay que tirarlo para poder levantarlo. Ayer, continuaban fuera de sus casas los vecinos afectados, bien con familiares y amigos o haciendo uso del servicio del Samur Social.
«Estaba lleno de sangre»
Los vecinos pasaron la noche en vilo, no solo por el susto que aún mantenían en sus cuerpos sino también por los ladridos de la Unidad Canina de la Policía Nacional, que buscaba durante la madrugada entre los escombros el cadáver de Fabián. Y no esperan volver a dormir con tranquilidad hasta que pase un buen tiempo. «Hasta que llegaron las ambulancias, me quedé con un señor. Estaba lleno de sangre», relata una vecina, auxiliar de enfermería de profesión, que bajó de su vivienda en el momento en el que escuchó el estruendo de la explosión y los gritos en la calle. «Todo el mundo se volcó a ayudar», continúa describiendo una imagen asegura que difícilmente podrá olvidar.
Los residentes de los bloques cercanos a la calle afectada se movilizaron con rapidez y se volcaron con las víctimas, movieron los coches para facilitar paso a las ambulancias y a socorrer a los que se encontraban entre los escombros en esta planta baja hasta la llegada de los servicios de emergencias. Hasta ahí se trasladaron más de una quincena de dotaciones de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, incluidos sus perros de rescate, además de varias dotaciones de Samur-Protección Civil y el Summa 112.
Los profesionales trabajaron durante horas y sin el uso de ninguna maquinaria para no correr el riesgo de que pudiera resultar peligroso debido a la inestabilidad del bloque tras esta explosión. Mientras que los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid establecían medidas de seguridad haciendo cortes de gas y eléctricos, sacaban de entre los de entre los escombros a cuatro personas.
Entre los heridos de mayor gravedad se encuentra el copiloto de un coche que pasaba por la mencionada calle del barrio vallecano de San Diego justo en el momento en el que se produjo la detonación. El vehículo, de color oscuro, quedó completamente destrozado al impactar las rejas de las puertas contra todo el lateral derecho.
La entrada al bar peruano, al igual que la del bajo contiguo, han desaparecido por completo y desde el exterior se puede ver como ladrillos, polvo y trozos de la pared medianera que separaba las dos estancias ocupan buena parte de la barra. Sin embargo, la cocina y el almacén se encuentran intactos. Carmina, la dueña del bar, insiste en que el origen de esta explosión no fue en su negocio y apunta al domicilio del fallecido, que era cliente habitual.
Afecciones «importantes»
A este negocio acuden muchos vecinos del barrio, sobre todo los días de partido. «Mi hijo y yo justo íbamos, pero nos retrasamos, por suerte», cuenta a ABC una de las parroquianas, que observaba en ese momento el vallado y a los técnicos municipales que inspeccionaban el edificio con la intención de tener alguna pista de lo pasará con él. Ahora está completamente vacío, pues se deberá determinar en los próximos días los daños estructurales que pueda tener y decidir si tendrá que ser demolido. El edificio cuenta con afecciones importantes entre las plantas 0 y 1, tal y como confirmó la vicealcaldesa y edil de Emergencias Seguridad, Inma Sanz, que se trasladó hasta el lugar de los hechos tras la noticia de la explosión.
Carmina se encontraba a mediodía de ayer con su marido –ambos visiblemente afectados por lo sucedido– recogiendo, acompañados por la Policía, los productos que aún podían conservar del almacén y las cámaras. En el momento de la tragedia, el matrimonio se encontraba dentro con sus hijas. Una de ellas, de 20 años, quedó atrapada entre los escombros y fue hospitalizada por heridas de gravedad en la cara, pero no se teme por su vida. Los clientes salieron por las ventanas del lado opuesto a la pared que se hundió, cuyos cristales se encuentran intactos, y recibieron ayuda de los vecinos de la zona que bajaron a socorrerles hasta la llegada de los servicios de emergencias.
El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, mostró ayer su preocupación en un mensaje a través de su cuenta de X: «Mis condolencias y apoyo a su familia [del fallecido] y el deseo de una pronta recuperación a los heridos».
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