De pisos turísticos y sus derivados

Un ejemplo de esta segunda agrupación es el tipo que lo alquila para esconderse unas horas de sus obligaciones familiares, simplemente, para dormir a pierna suelta huyendo de neonatos y agresiones nocturnas por quién de los dos acude al llanto. Este que escribe ha acudido a alguno de esos pisos de alquiler para correrse una juerga con amigos, ya que las familias han ido creciendo y no es compatible el 'cubicubi' con niños alrededor. Pero los usos de estas viviendas, ya sean en el centro de Madrid o en Buitrago del Lozoya, es tan diverso (perdón por utilizar esta palabra), que poco a poco se van pareciendo al menú de un restaurante chino mediterráneo, de esos que venden desde sushi hasta una hamburguesa con queso.

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Antonio Ramírez Cerezo

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Algunos alquilan estos espacios para beber, otros para hacer una competición de 'gaming' online, timbas de póquer, 'chemsex' u orgías con drogas de diseño (¿no les pasa que cuando leen droga de diseño se imaginan una pastilla de esmoquin?); otros las alquilan para hacer negocios, de picadero alternativo, de sala de juntas y, claro, también para visitar la ciudad.

Por este motivo, las plataformas de alquiler de estas viviendas ofrecen casas para cualquier tipo de encuentro. Generalmente, la proliferación de estos distintos usos responde a la vergüenza que da cometerlos en un hotel, donde empleados y mirones echan un poco para atrás. Así que Madrid, en este caso, como otras muchas ciudades que están sufriendo el exilio de los suyos por el altísimo precio de alquiler de las viviendas, han de saber que en estas casas se hace de todo, no sólo pasar tres días de turismo. Por eso hay tantas personas que se dedican a lo mismo: comprar casas para alquilarlas al uso que estime el paganini.

Los nuevos ricos de esta sociedad utilizan la compra de la vivienda como primer escalón en su nueva vida de riquín. Si uno está muy tieso, como el típico vendedor inmobiliario, se junta con tres o cuatro iguales y hacen su primera compraventa sentándose en el notario a firmar. Cuando ya funcionan con un pisito, repiten la operación con otro similar. Y, de este modo, en tres o cuatro años, los tiesos que añoraron ser opulentos logran tener una pequeña flota de casas para que los inquilinos hagan en ellas lo que les venga en gana. Así, los que fueron tiesos son ahora nuevos ricos y los que eran ricos, súper ricos.

Y, mientras tanto, tú ves la vida pasar por delante de tus ojos siendo un poco más pobre en esta economía que va como un cohete. Los hoteles, que han ido creciendo en la ciudad ofertando un lujo esporádico y bastante grosero, han logrado atraer al turista de viruta, pero la falta de oferta de vivienda asequible está obligando a los gatos a mudarse a Valladolid, Segovia, Guadalajara o Toledo, para poder asumir el coste de una vivienda en el centro. Es lo que tiene la fama.

Si todos quieren estar aquí y al toque venir de visita, ¿dónde metemos a los nuestros? Pues a tomar viento. Comienza a suceder parecido en algunos pueblos de norteña, donde los habitantes locales terminan a veinte o treinta kilómetros de donde nacieron, para que pueda aparcar su Range nuevo el estivo de turno esos veinte días al año que son el infierno. Y lo peor de todo es que esto no ha hecho más que empezar. Si has nacido aquí, tus padres son también de aquí, e incluso tus abuelos nacieron por aquí, no te quepa duda que tus hijos nacerán allí.