Un año más para pasear por el Madrid de Pío Baroja

El ayuntamiento prorroga un año más las visitas gratuitas y guiadas que recorren su vida y su obra

Baroja en El Retiro NICOLÁS MULLER

Los paseos de Pío Baroja se sabían cuándo empezaban, pero no cuándo acababan, quizá porque en su época el campo y la ciudad andaban así, mezclados, y esa es la estampa que al lector más avezado le queda del autor guipuzcoano. Por su capacidad ... de retratista de ese otro Madrid, este andarín del suburbio, más observador que protagonista, más oyente que hablante, recorrió una capital que casi ya no existe pero que se puede superponer con lecturas e imaginación. Porque como bien sabemos que Pío Baroja es inabarcable, el Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid anunció ayer mismo que las rutas del año barojiano seguirán en el año 2023 en lo que queda de aquel Madrid céntrico, puesto que el escritor, tan madrileño como de su Bidasoa, está más vivo que nunca.

Según la delegada de Cultura de la corporación, Andrea Levy, en el año entrante se «ampliarán esos paseos literarios» que seguía el bueno de Don Pío, con un abrigo de todos los fríos y con los que recorrió atochales y caminos que en puridad no eran Madrid. O no eran el Madrid que sí conocemos de Baroja, y el que se prorroga para los andarines, que es el de la Facultad de San Carlos, el Instituto de San Isidro, el barrio de Argüelles o la plaza de las Descalzas, donde el médico que renegó de la medicina en Cestona trabajó de panadero y fue ganado para siempre para literatura.

Según Levy, la actividad gratuita Pasea Madrid «nos adentra en los secretos de nuestra ciudad de una forma amena y didáctica». Secretos que pudieran ser un lavadero donde se comentaban los sucesos de Palacio, un depósito donde llegaba el hielo prensado del Guadarrama, o unos balcones que daban al rumor de la calle en una corrala.

Con lecturas y una buena guía se puede entrar en ese ambiente en el que los golfillos pasaban el día con cuatro harapos como tan bien los perfiló el autor de 'La lucha por la vida' en el tránsito del siglo XIX al XX. siempre desde la visión de los más desfavorecidos.

Gastar suelas, pasar páginas

Un fragmento de 'La busca' corrobora la posición del autor donostiarra en sus libros de Madrid, tan distintos de sus aventuras marinas y vasconavarras, cuando Baroja se recluyó en su caserón de Itzea a reencontrarse con el verde: «Era la corrala un microcosmos (...) allí había hombres que lo eran todo que no eran nada» y es que el Madrid de Pío Baroja está más vivo que nunca y para muestra un botón. El libro 'Paseos por Madrid', que el Ayuntamiento coeditó con Caro Raggio y al cuidado de su sobrina nieta, Carmen Caro-Baroja, se ha agotado en cuantos centros culturales se ha difundido, lo que acentúa la centralidad de la letra impresa en prácticamente todas las estaciones de la ciudad. Y eso que vio la luz el pasado 14 de diciembre. Un libro, este al cuidado de Caro-Baroja, que entre fragmentos recogidos, fotos de la propia familiar, legajos y mapas históricos permite hacerse la composición más completa de ese Madrid que el escritor trazó y cuyos ecos repican estos paseos, este libro, y todo aquel barojiano dispuesto a gastar suela en ese Madrid de Baroja.

Un centenario y medio, y en el caso de Baroja y Madrid se comprueba, puede ser sólo el comienzo. Es la magia de leer donde se pisa. pisar donde se lee.

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