Paco Soto: «En Madrid es donde el flamenco se ha hecho fuerte. Y por bulerías»
COLONOS
El aguileño llora la desaparición del Candela, pero sabe que en la ciudad la juerga farruca permanece
MADRID
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Iniciar sesiónPaco Soto vive en flamenco por los Carabancheles. Por allí por el Julvis, bar castizón, aparece este guitarrista de Águilas, Murcia, con sus gafas de sol y su guitarra protegida por una funda que va de «Camarón nuestro» al llorado Enrique Morente ... pasando por El Cigala.
Como su paisano Paco Rabal, es de juerga flamenca, aunque, añade, en Madrid los flamenquitos buenos siempre van por bulerías. Paco Soto ve que el gamberrismo de Madrid, la libertad de la ciudad, es lo que la hace capital mundial del flamenco. En su nuevo disco, que saldrá por mayo, habrá una voz inédita y perdida de una dama de la canción hispanoamericana y el nuevo Monge Cruz.
Que él sabe lo duro que es sacar disco frente a «tanto trap y tanta leche». Se crio en Tánger y le vendería Madrid a un pingüino prometiéndole -al pingüino- que «en Madrid los iglús tienen muchas luces y una barra de bar dentro».
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— De Águilas, en Madrid y guitarrista flamenco. ¿Cómo le ponemos al niño?
Pues si te digo la verdad en Águilas nací y me echaron del pueblo nada más nacer. (Ríe). Mis padres se fueron a Tánger, que es donde me he criado realmente. Aunque pasé los primeros años en Alcantarilla, que supongo que todos los artistas tenemos un oscuro pasado. Pero el flamenco me viene por Tánger.
— Hábleme de Tánger.
En Tánger había mucho movimiento cultural. Vivía al lado de la mezquita, y el canto del almuédano me movió algo, que lo tenía al lado de mi ventana. Porque la música la llevaba de dentro de siempre. Tuve que robar una armónica en una tienda y estar todos los recreos encerrado para que al final me dijeran que me mejor que me regalaran una guitarra. El canto de la mezquita me parecían seguidillas. Luego mi hermano me pasó un disco de Paco de Lucía que le robó a la madre de una novia y ya, pues... 'atrapao pa los restos'. Era una ciudad que vivía de las rentas de lo que fue. Ahora Marruecos la ha absorbido y es una ciudad más próspera siendo marroquí. Antes vivían de la identidad del pasado.
— ¿Cuándo y cómo aparece Paco Soto por la capital?
Venía todos los fines de semana a que me diera clase Enrique Vargas, un maestro de flamenco. Y al año siguiente me instalé. Me iba por los tablaos, fui conociendo a gente y poquito a poco fui empezando a currar. Te hablo de 2010-2011.
— En Cádiz hay un movimiento que quiere bajar a Madrid del trono del flamenco. ¿A usted qué le parece?
Pues yo opino que Madrid sí que es capital mundial del flamenco. La gente de toda España y de todo el mundo se viene a Madrid, porque, aparte de las posibilidades, por aquí aparece todo el mundo. En Madrid es donde el flamenco se ha hecho fuerte.
— Perdón por el tópico, que algo de verdad tiene. ¿Es de juerga flamenca como su paisano Paco Rabal?
Hombre. Cuando llegué lo que hacía era irme al Candela todas las noches hasta que cerraba a las seis de la mañana. Me metía en la cueva, al principio escuchaba y cada vez me daba menos miedo. Y así es como aprendí. A altas horas de la madrugada, que es como hay que aprender.
— ¿Busca el mar en Madrid?
No. El mar, el mar de verdad, es el sitio donde recurro cuando estoy agobiado. Cuando necesito calma. En las ciudades se vive siempre corriendo; en el mar se vive andando. Luego está la vida que te hayas creado. Yo aquí me he creado la vida de no parar, pero sé que el mar siempre está en Cádiz, de donde es mi mujer, o en Águilas. Está ahí cuando lo necesito.
— Entre Cádiz y Águilas. Parece una habanera... Pero, ¿qué tiene Madrid para un flamenco?
Madrid, como un flamenco que se precie, es gamberra y libre. El flamenco, como esta ciudad, vive sin prejuicios. Aquí todos los días puedes hacer planes, todos los días puedes juntarte con gente. En 'Graná' estuve viviendo un tiempo y pasaba que allí, después del tablao, la gente se iba a su casa. No se quedaba. Aquí vas a trabajar y no sabes a qué hora te vas a acostar. Vas a seguir tocando en otros sitios, con tus compañeros. Por eso mismo duré en Granada seis meses.
— Retomo lo del mar. Si Madrid tuviera mar, ¿se estropearía el invento?
Estaría bien. Pero sería un mar contaminado. Sería un poco como Barcelona, que tiene el mar un poquito como de pegatina.
—Antes se ha referido a la esencia de Tánger. ¿Qué hay de la esencia madrileña? Si la hubiera o hubiese...
Madrid lo bueno que tiene es que es un cuadro hecho de muchos pedazos de muchos cuadros.
— Madrid unió a Paco de Lucía y a Camarón de la Isla. Un milagro. Dígame, ahora que andamos medio navideños, su milagro madrileño.
Tengo la suerte de tocar con los mejores. Eso me ha pasado aquí. La unión más grande que tengo es con Enrique Rodríguez, Enriquito, que es un trompetista que es el mejor trompetista que hay. Él me abrió las puertas de Jorge Pardo y me abrió el mundo del flamenco jazz. Aquí he conocido a Tomatito, por ejemplo. Y tengo mucha amistad con él.
— Véndale esta ciudad a un esquimal.
Le diría que los iglús, aquí en Madrid, tienen muchas luces y una barra de bar dentro.
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