Pablo Iglesias abre tasca en pleno Lavapiés

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P. R. R.

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Cierto que Madrid, por la temperatura, no es la Unión Soviética, pero la tasca que tiene prevista en Lavapiés, en el antiguo salón de peluquería jalonado por cerámicas de Triana tiene algo de la URSS. De hecho, el político en retiro latente, citando a Karl Klaustszky, conocido en los ambientes como el 'Papa del marxismo', da recursos dialécticos a su taberna. Desde fuera.

«Las tabernas son el único bastión del proletariado». Es la invitación, vía redes sociales, del político durmiente. Klautsky, no se olvide, tuvo en el final de su vida un cambio de parecer. Eso le hizo candidato, siete veces, al premio Nobel de la Paz. y conocido por sus postreras críticas a las acciones de la Unión Soviética. Un 'disidente', palabra que en la situación política actual adquiere varios sentidos.

Su taberna atenderá a Lavapiés y alrededores, esa ONU a la salida de la estación de metro. Aunque dijo el propio Pablo Iglesias que este país iba camino de ser meramente un destino de «bares y de turistas centroeuropeos». El nombre tampoco va a la zaga el expolítico, 'Taberna Garibaldi', en referencia a la brigada internacional italiana que luchó en el bando republicano. Luego, claro está, la carta: cócteles con nombres, por ejemplo, de Durruti. Únase a la letanía en carta de bebidas espirituosas, creaciones como el 'Marco Margarita' (con toda la esencia de la Selva Lacandona del Subcomandante Marcos).

Más allá, del menú y de la carta, ha trascendido que mezclará los gazpachos (entre ellos el salmorejo) con platillos típicos de la gastronomía bolivariana. Carrilleras, opciones veganas y enchiladas. Lo fundamental es que el espacio de Pablo Iglesias, ahora hostelero, es que se abrirá a presentaciones de libros y actividades culturales. También ha trascendido que seis marcas cerveceras de España darán un trago al paseante, y que en el largo listado de cócteles, habrá un mojito dedicado a Fidel Castro o un negroni en honor a Antonio Gramsci, que volvió al cristianismo en los últimos días de su vida, encarcelado por el régimen de Benito Mussolini. En Italia se habla de la teoría de la conversión de Gramsci. Y ya se sabe que no hay folio más en blanco que la gastronomía.

Habrá platos nominados como 'Salmorejo partisano', o propuestas veganas, como el 'No me llame Ternera' en referencia a la entrevista de Jordi Évole a al exdirigente etarra. Una oferta con doble sentido y un espacio gastronónico-cultural para el tercer oficio de Pablo Iglesias, puesto que en el proyecto del antiguo vicepresidente del Gobierno, cada platillo, cada producto, irá con un doble o triple sentido.

El de hostelero es el oficio que le faltaba a Pablo Manuel Iglesias Turrión, después de paladear las mieles de la política y guardar, ahora, un «silencio creativo» que dicen antiguos colaboradores suyos.

Ya la oferta de cervezas, según han ido deslizando sus incondicionales, recoge aquel lema de la «España plural», puesto que se ofertarán jugos de cebadas desde Málaga a Bilbao.

Al igual que Gramsci, a Karl Klautszky, y se así se ha difundido por redes sociales, le llegaron a llamar «el renegado», con lo que se vuelve al simbolismo de la oferta hostelera que plantea Pablo Iglesias en un momento en que la vicepresidenta segunda del Gobierno y antigua aliada, Yolanda Díaz, ha propuesto que los restaurantes cierren a las diez en pos, entiende la política de Sumar, de hacer más cómodo el trabajo de la hostelería.

Todo un mensaje envuelto en una propuesta de platos que reflejan lecturas, ídolos y aposturas de Pablo Iglesias. El local, una antigua barbería, después bar, en el número 8 de la calle del Ave María. Con sus azulejos tan vistos y tan castizos.