Nuria Fergó: «Madrid tiene el deber de arropar a la copla como algo muy nuestro»
COLONOS
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Madrid
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Iniciar sesiónNuria Fergó es niña de la Axarquía, comarca de Málaga que anda encajonada entre sierras, que aparece en el Quijote, y que llegó a tener moneda propia; el 'axarco'. En su tierra, de sequías pertinaces y delfines equivocadamente libres, va triunfando el ... verdial, que es un cante y un baile que el flamenco adaptó pero que es muy anterior a que Silverio Franconetti fijara el canon.
Nuria Fergó tiene cara linda de Dolorosa andaluza de Viernes Santo; de dolores y esperanzas guardados dentro y un rostro fresco a pesar de los escenarios, los madrugones y demás materia que guarda un artista en su faltriquera moral.
Nuria Fergó anda homenajeando a María Dolores Pradera, y quizá el entrevistador corre el riesgo de intentar que la entrevistada sea una médium de la dama de la canción; la Pradera. Algo que se disipa cuando Nuria Fergó contesta con la rapidez del sur, la que tiene una respuesta para todo aunque ese todo sea el vivir; el vivir en Madrid y residir en un pueblo de la comunidad.
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Sabe que el flamenco, lo serio, tiene en Madrid guapuras de Bien de Interés Cultural (BIC), aunque lo que interesa es inquirirle por la copla, ese género musical que enseñó castellano a la Piquer y puso las penas del 27 en la vera del quicio de la mancebía.
La de Nerja no olvida su tierra, ni los cantes primeros. Por eso insta a Madrid a que defienda la copla como algo muy propio.
—María Dolores Pradera. Madrid. Qué milagro. Y Nerja, su cuna. Imagínese, por un segundo, que está en el Balcón de Europa mirando a Madrid. ¿Qué se le viene de primeras a la garganta?
—Pues el 'Mírala, mírala, la Puerta de Alcalá', que es lo que me viene ahora. Es lo que le cantaría a Madrid.
—Insisto en lo musical y no creo que nos vayamos muy lejos. Ahí va... Si hay que unir sus dos tierras, ¿por qué palo le cantaría usted a Madrid? Hay palos en los que puede elegir; habaneras, alegrías, bulerías. Diga...
—Sin duda, una alegría. Y sí, a la Puerta de Alcalá. Precisamente por lo que te he dicho, Madrid será estresante, todo lo que tú quieras, pero Madrid tiene una cosa y es que nos deja vivir a todos. Especialmente a los que somos de fuera.
—Sigo muy pesado con el Balcón de Europa, ese sitio de atardeceres mágicos donde se asoma Alfonso XII, en bronce, a la rosa de los vientos. Sigo con el Balcón y le pregunto, con el corazón en la mano, como los flamenquitos buenos, ¿cuál es el Balcón de Europa de Madrid? ¿Dónde se asoma a ver la infinitud?
—Bueno, bajo poco a Madrid capital. Vivo en un sitio apartado, muy tranquilita, me vengo aquí, a la ciudad como tal, solo a las entrevistas. Y entonces pasa que allí hay tantos rincones que abruman. Coges el coche y vas donde quieres. No te sé decir una lista de sitios porque no soy chica de ocio; soy casera, aunque viajo mucho por motivos profesionales. Lo que sí te puedo decir es que cuando puedo me escapo a la naturaleza.
—La madre naturaleza, que llama.
—Al lado de mi casa hay monte. Y me encanta salir de la puerta y perderme en la naturaleza.
—Se me ha quedado en el aire lo de la alegría dedicada. Le pregunto por la declaración, por parte de la Comunidad de Madrid, de Bien de Interés Cultural al flamenco. Ya señalaron los Machado, y más tarde Lauren Postigo, y siempre los flamencólogos, las diferencias entre flamenco y copla. Reformulo. Le hablo en concreto de la copla, de la de María Dolores Pradera, presente en su homenaje. ¿Cómo anda Madrid de copla, de copleras y copleros?
—Madrid admira a la copla. Es cultura. Por eso, todos los que vivimos en Madrid, pese a nuestro estilo, no podemos perder la copla. Hay que valorarla como algo muy español, muy nuestro. Madrid tiene el deber de arropar a la copla como algo muy nuestro.
—¿El madrileño es coplero como antaño?
—No.
—Se instaló justo antes de la pandemia. ¿Cómo fue?
—En el confinamiento es que ni cantaba. Estaba esperando que terminara. Yo vivía en Majadahonda con mi 'peque', y eso ha sido traumático, como para todos los españoles. Salimos y nos adaptamos, paso a paso, a lo que nos tocó vivir
—Ahora que no nos oyen, ¿a nivel escénico se ha recuperado Madrid tras la pandemia?
—Sí, si no los teatros cerrarían. Esto ha ido, poco a poco, cogiendo ritmo. Y a los artistas nos tocó la parte más jodida.
—¿Sabe lo de la leyenda de Agustín Lara? Por lo visto, alguien le vendió los derechos de autor y le cantó a Madrid su famoso chotis sin haberla pisado.
—No sabía.
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—Como parte actuante, esta pregunta se repite y es necesaria. Ruego me disculpe. Una andaluza en Madrid, ¿cómo lo lleva?
—Me adapto muy bien. Mi mente dice estoy aquí, y esto es lo que hay.
—Écheme unas letrillas...
—Madrid. Libertad, ser y vivir sin fronteras. Ése es mi lema de Madrid.
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