Un nuevo refugio en Fuencarral para niños con parálisis cerebral
El centro de atención temprana Napsis, que ha asistido a más de 300 menores, utiliza técnicas avanzadas en trastornos de la alimentación y en fisioterapia respiratoria
Consejos para que las familias no pierdan el tren de la Atención Temprana
Madrid
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Iniciar sesiónÁlex tiene ochos años y parálisis cerebral. Se encuentra en la misma habitación que Roma, quien padece una enfermedad metabólica que afecta a su tono muscular (síndrome CDG o Trastornos Congénitos de la Glicosilación). Ambos llevan un traje de neuromodulación y son guiados por ... Carmen y Hugo, sus fisioterapeutas. Mientras el primero entrena su fuerza con un sistema de poleas y cuerdas elásticas –denominado método therasuit, un programa intensivo de rehabilitación originario de Estados Unidos–, Roma trabaja el equilibrio y la coordinación.
En la habitación contigua, Emanuel practica la atención conjunta con el contacto visual y gestual y la permanencia en la tarea. Tiene tres años y trastorno del espectro autista (TEA). Su psicóloga, Blanca, señala la importancia de la atención temprana y de identificar posibles alteraciones en el desarrollo del niño lo antes posible. Con pequeños botes de pintura, enseña a Emanuel a realizar peticiones y a desarrollar su capacidad de elección.
Carmen, Hugo y Blanca llevan a cabo estas enseñanzas con menores en el nuevo centro de atención temprana de la Asociación Napsis, en el barrio de Las Tablas. Especializado en el desarrollo sensoriomotor, cuenta con técnicas avanzadas en trastornos de la alimentación y en fisioterapia respiratoria y utiliza trajes terapéuticos con aquellos que sufren parálisis o alteraciones neurológicas para trabajar su control postural y aumentar su tono en determinados grupos musculares. «Uno de nuestros objetivos principales es orientar, acompañar y ofrecer las herramientas necesarias a las familias para que estos niños puedan extrapolar lo que han aprendido en las terapias a su vida diaria», expresa Ana Guadán, directora del centro.
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El espacio, que cuenta con 231 plazas concertadas, atiende a menores de hasta seis años en todas las disciplinas «para que mejoren en su calidad, en su rehabilitación y en todos los aspectos de logopedia, psicomotricidad, terapia ocupacional, psicoterapia, estimulación y fisioterapia. Un centro que cuenta, además, con muchas nuevas tecnologías que favorecen esos tratamientos de atención temprana con una gran implicación de los profesionales en todo el entorno familiar, educativo y social del menor» destacó ayer la consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila, durante su visita al centro especializado. Su objetivo es minimizar y, en su caso, eliminar los efectos de una alteración o discapacidad, así como la aparición de discapacidades añadidas, facilitando la plena inclusión familiar, escolar y social y la calidad de vida del menor y su familia.
Desde que abrió sus puertas en enero de 2024, este servicio de carácter gratuito, en el que trabaja un equipo multidisciplinar de 30 personas formado por fisioterapeutas, psicólogos, logopedas y trabajadores sociales, ha asistido a 300 niños de entre 0 y 6 años que presentan necesidades especiales, transitorias o permanentes. Además, ofrece un servicio de tratamientos ambulatorios que permite acompañarles en todas las etapas de su desarrollo hasta los 18 años con alguna alteración motora, sensorial o cognitiva.
Bruno tiene tres años. De momento, no cuenta con un diagnóstico fijo, pero los profesionales sanitarios le detectaron rasgos del espectro autista. «Ahora mismo estamos trabajando la planificación motora. Tiene dificultad para comunicarse e interactuar socialmente con otras personas. Y le falta fuerza en las manos y en el tronco», cuenta Anabel, su terapeuta ocupacional. Bruno, normalmente, practica con Thiago para «observar cómo interactúa con otros niños, cómo se comporta en el momento en que tiene que compartir sus juguetes».
Cuando los profesionales sanitarios públicos detectan que el menor tiene algún trastorno en el desarrollo o riesgo de padecerlo, lo derivan al ámbito de los servicios sociales a través del Registro Único de Atención Temprana. Una vez realizada la derivación, lo primero que tienen que hacer las familias es solicitar la valoración de la necesidad de atención temprana que realizan los equipos interdisciplinares del Centro Regional de Coordinación y Valoración Infantil de la Comunidad. Cuando este cite a la familia para efectuar la valoración, serán atendidos por un trabajador social, un psicólogo o un terapeuta en función de las necesidades del menor, quienes determinarán la necesidad o no de atención temprana.
La Comunidad de Madrid cuenta con 56 Centros de Atención Temprana (CAT). Este año, alcanzará por primera vez las 7.000 plazas públicas: destinará 35 millones a esta asistencia y creará 691 nuevas plazas, un seis por ciento más que en 2024.
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