Músicos callejeros de Madrid contra las restricciones del centro: «Quien quiera tocar de forma ilegal lo va a seguir haciendo»
Artistas de la capital lamentan que el ayuntamiento no haya «dialogado» con ellos
Los músicos callejeros se reducen a la mitad tras las protestas vecinales
La nueva normativa del Ayuntamiento de Madrid para regular la actividad de músicos callejeros en el centro de la ciudad resulta «decepcionante» para los artistas que frecuentan cada fin de semana los espacios más transitados de la capital. «Cuando una ley es injusta, lo ... que hace la gente es romperla. Quien quiera tocar de forma ilegal lo va a seguir haciendo», explica a este periódico Andrés Freites, músico que desde hace casi una década actúa por las calles de Madrid.
Este artista venezolano lleva la mitad de su vida en la capital y desde 2015 se dedica a acercar la música a turistas y vecinos de la región. Este año, Andrés y su 'washboard' –una especie de tabla de lavar que se utiliza como instrumento que lleva el ritmo en formaciones que interpretan jazz, swing, zydeco y jubs bands– se han visto a obligados a quedarse en casa puesto que no han conseguido la autorización para utilizar la vía como escenario. «Espero volver a hacerlo pronto», indica a ABC. Ahora considera que, con la reducción de estos permisos a 250 cada año natural, «es aún más limitante» para aquellos que se dedican a este tipo de interpretaciones. Además, Andrés apunta que hay quien pide estas autorizaciones «por si acaso» y que luego nunca llega a tocar.
La «pérdida» resulta aún mayor cuando se mira desde el punto el vista de aquellos músicos que vienen de fuera. «Esta normativa priva a la ciudad de talento. Para aquellos artistas internacionales que quieren actuar en las calles de Madrid y no han llegado al plazo establecido por el ayuntamiento les resultará imposible hacerlo ya», asegura en una conversación con ABC. Tampoco olvida a aquellos «con grados de conservatorio» que, altruistamente, quieren «dar un regalo a la ciudad» y que ahora se verán privados con una norma «muy limitante».
Así, cree que reduciendo el número de estos permisos municipales tan solo se conseguirá que la gente, «con más fuerza», decida actuar de manera ilegal, obligando a que la situación alcance unas condiciones que «no serán favorables para todos» y que acabarán creando «mala imagen para el resto de los músicos».
La Plaza Mayor, Ópera o la Puerta del Sol suelen ser el epicentro de aquellos que se dedican a este arte. Para este artista venezolano, su lugar favorito es El Rastro, aunque también siente debilidad por la Gran Vía, y su peculiar y trasiego constante tanto de madrileños como de miles de visitantes, que se acentúa en esta época del año. Sin embargo, insiste en que «desde hace tiempo ahí ya no se puede estar».
El 'washboard' lleva sobre sus espaldas el peso de la percusión de toda una banda con instrumentos que para escucharse bien requieren de un amplificador de sonido –como, por ejemplo, un teclado– y que ahora, por la protección acústica de tiene esta emblemática zona están restringidos.
Mayor diálogo
Andrés lamenta que todas estas decisiones se hayan tomado de manera unilateral por el Ayuntamiento de Madrid. «Me decepciona y frustra el trato que tienen con nosotros desde la Administración», admite este artista, que hubiera agradecido «más diálogo» y que los avisos a aquellos a los que afecta directamente esta nueva regulación se haya producido tan solo «de modo informativo». «No hacen ningún favor ni a músicos ni a los ciudadanos», determina.
El artista venezolano también recuerda el papel de los músicos callejeros para hacer las zonas más seguras. «La plaza de Tirso de Molina es un claro ejemplo de cómo la música ayuda a transformar distintos lugares en algo más amables», concluye.
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