El milagro de resucitar un negocio centenario en el centro de Madrid

Y no es porque se haya incorporado a la ruta del habitual encendido navideño, pues la luz llega desde más abajo, desde las cristaleras de un negocio centenario al que se le ha devuelto la ilusión del primer día. La Droguería Riesgo, abierta en 1926, ha vuelto a nacer y, en esta ocasión, vuelve a estar gestionada principalmente por los bisnietos de su fundador, Manuel Riesgo.

A la llegada de decenas de personas al mostrador de el comercio, los trabajadores piden paciencia: «Tan solo llevamos unos días abiertos, aún nos falta mercancía y el proceso es lento». A principios de verano, y por primera vez desde hace más de 150 años, este negocio bajó la persiana aparentemente de manera indefinida y colgó un cartel en el que informaba a los clientes de que habían cerrado, animándoles a que hicieran pedidos online.

Tras varias generaciones de prosperidad, relata Ramón –bisnieto y uno de los socios que ha recuperado el legado del fundador–, la quinta llevó a esta droguería a quedar sumergida en una crisis financiera. «Parte de la familia vendió su parte del grupo. Otros no vendimos, pero se hicieron con la mayoría de la empresa unas personas que lo llevaron a un callejón sin salida», cuenta a ABC.

Este otoño, tras haberse presentado una oportunidad que no pudieron dejar pasar, entre varios sucesores de Manuel Riesgo y un amigo de la familia, consiguieron hacerse con el negocio de nuevo.

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La sensación, continúa explicando Ramón, es de «satisfacción», pero también de «compromiso» con sus clientes. «Antes había unos almacenes grandes en Villaverde y todo lo comprábamos ahí. Ahora, nos hacemos con la mercancía de la misma calidad, pero nos la envasan terceros, por lo que la logística se ha complicado», apunta. La de la familia Riesgo no es una droguería al uso, lo saben los dueños, pero también son conscientes de ello los vecinos del barrio y los clientes de todas partes de la región que acuden a estas instalaciones en busca de insecticidas, ácido hialurónico o pigmentos para pintura, entre otro centenar de productos.

«Durante las semanas que estuvimos cerrados, la gente llamaba a la puerta, apuntaba las cosas que querían antes de tener nada abierto. El teléfono no dejaba de sonar, a pesar de que no lo habíamos publicado», cuenta Ramón sobre los días previos a su inauguración, el pasado 25 de noviembre. Tal fue el entusiasmo de los clientes, que decidieron colgar un cartel con una dirección de correo electrónico a la que podían mandar aquello que solían adquirir en este negocio.

Es la elevada variedad de productos lo que diferencia al negocio situado en el número 22 de la calle del Desengaño y que comenzó siendo una herboristería abierta por el catalán catalán Rafael San Jaume Riera, hasta que Manuel Riesgo llegó a la capital desde Asturias y cogió su traspaso con acciones de Autobuses de Luarca, lo que hoy es la empresa Alsa, y de la que también fue fundador. Entre la infinidad de productos que se encuentran en su inventario hay ácido ascórbico, jabón natural, colágenos para tomar y para cosmética, edulcorantes, manteca...

Todo lo relacionado con el sector se encuentra entre los productos estrella de este negocio. «Muchas señoras vienen a por ácido hialurónico aquí. Se echan ellas mismas gotitas en su crema hidratante y listo», cuenta a ABC una trabajadora de este negocio. Esta droguería también es conocida entre estudiantes y profesionales dedicados a las Bellas Artes, que acuden hasta este negocio a por sus pigmentos.

Decenas de viandantes que se topan con este negocio quedan asombrados por característico interior de este establecimiento. Tras el majestuoso mostrador, es imposible no detenerse en los casi 500 cajones, hechos y pintados a mano. «Si te fijas, cada cajón es distinto a otro. Fue un artista el que hizo las vetas, con una fórmula propia que mezclaba huevo y cerveza», cuenta Ramón.

Todos y cada uno de estos peculiares cajones, que ocupan de arriba a abajo la sala principal de esta tienda centenaria, cuentan con una placa de porcelana con el nombre del producto que guarda en su interior. Sin embargo, algunos de ellos han quedado obsoletos o ya está prohibida su venta, pero no pueden cambiarse porque este establecimiento fue declarado patrimonio de la ciudad por el Ayuntamiento de Madrid. «En algunos cajones aparecen cosas que no se corresponden con lo que hay en su interior», determina Ramón.

Así, entre el té verde, el carbonato de magneso o el nitrato de estroncio, también se puede encontrar esperma de ballena o sangre de drago en polvo. Pero también en las vidrieras, se puede ver un bote de muestra de linimento de Sloan. «Una chica vino a preguntarme si lo vendíamos, que su abuelo lo utilizaba en la piel», relata la trabajadora de este comercio. Sin embargo, este ungüento, también conocido como 'matadolores' ya no está a la venta.

Para la familia Riesgo, señala Ramón, «lo importante es que hemos mantenido un comercio que podría convertirse en un bar», pero sigue siendo el mismo negocio y vendiendo lo mismo con lo que fue concebido hace ya casi 100 años. «Ya no hay comercios como este, ya todo ha cambiado» y, añade, la reapertura «es positiva para el barrio y la gente nos lo dice». Curiosamente, en el número 24, permanece Model Reyna, una tienda de modelismo naval y planos que lleva abierta desde 1938.

Sin embargo, conseguir reabrir el negocio familiar tampoco ha sido un trabajo sencillo. Durante años estuvieron muy pendientes de poder dar este paso y, el pasado junio, «en un tiempo récord», lo lograron. «Hemos invertido mucho tiempo y dinero, y parece que la Administración nos va a ayudar», determina a este periódico este socio.

La Droguería Riesgo es uno de los negocios que tendrá acceso preferente a los incentivos de la Comunidad de Madrid destinados a la modernización y digitalización del comercio minorista de la región. Estas subvenciones sirven como ayuda en obras de ampliación, transformación y renovación de sus locales, así como para sufragar parte de los gastos de apertura o la adquisición de equipamiento, maquinaria o software especializado. Estas ayudas, que se incrementarán un 25% el próximo año, funcionan desde 2016 y han beneficiado a cerca de un millar de negocios, a los que se han destinado más de 9 millones de euros.