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Menores al asalto de casas por los balcones en el barrio de Batán

Los intrusos han entrado en al menos dos pisos trepando por las fachadas mientras sus dueños duermen

El vecindario denuncia una escalada delictiva desde la apertura del centro de menores extranjeros no acompañados

Un joven pasea frente a uno de los bloques afectados GUILLERMO NAVARRO
Aitor Santos Moya

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Lo primero que vio Cecilia fue una luz encendida, la de su salón, a las cinco de la mañana. Su marido dormía en la misma cama de la que ella había salido para ir al baño. «Un despiste lo tiene cualquiera», pensó, aunque casi que ... lo descartó de inmediato. Con el sueño a cuestas tuvo tiempo de elucubrar otras teorías. ¿Es posible que su hija pequeña (con la que viven) hubiera discutido con el novio (con el que se había marchado el fin de semana a la localidad de Chapinería) y ahora estuviera tranquilamente en el sofá? Raro. ¿O tal vez su hija mayor (con la que no viven pero tiene llaves) se hubiera presentado a altas horas de la madrugada «por hacer la gracia»? Más extraño aún. Lo cierto es que ni una cosa ni la otra, pero a decir verdad, la realidad siempre supera a la ficción. Y si no, lean con detenimiento.

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