Melani Olivares: «Me gusta vivir en barrios. Más cuando los has mamado. Soy de barrio, siempre»

Niña hecha a sí misma desde su Badalona natal, la biografía, la suya, está hecha a base de amor a su trabajo y estajanovismo. Ella es natural, le saca a Madrid todo el partido que puede, y es una madrileña más a juzgar por el acento, la forma de sentarse y de mirar la vida que pasa, que en Madrid es mucha.

Ella no ha venido a este mundo, a este mundo que se extiende más allá de Madrid, a dar consejos a nadie. Todo lo contrario; si acaso algunas recomendaciones. Como por ejemplo la de que Madrid, para el actor, es una ciudad de oportunidades, pero esas oportunidades hay que trabajarlas duro. Su concepto de la vida no idealiza a Madrid, ni a ninguna ciudad. Sus reflexiones valen para esta ciudad y para otras muchas. Hasta para «la Conchinchina» según palabras suyas. Ha vivido en todo Madrid, como el Tenorio cuando decía aquello de las cabañas y los palacios. Pero Olivares es mujer de barrio. De conocer a la gente, al ser humano, que es capaz en estas coordenadas, y en todas, de dar lo mejor y lo peor de sí. Pero su paz beatífica está en la plaza de la Paja; quizá un día de primavera tomando los callos en el Tío Timón, los «mejores de Madrid», también según confesión propia. Sabe que a Madrid hay que torearlo con «el corazón abierto».

—Recuerdo aquella canción de Serrat, 'Qué bonito es Badalona'...

—Exactamente. Es muy bonita. El centro, donde viven los ricos. Y La Rambla y todo eso. Luego hay unos barrios periféricos donde la cosa no está tan bien, que es de donde soy yo. Yo soy de Artigas. Un barrio de esa periferia de Badalona.

—En uno de sus papeles, el de Paz en 'Aída', se reflejaba ese Madrid suburbial. ¿Ha llegado a conectar con el ambiente, digamos suburbial, de Madrid? 

—No es que me guste. Es que he vivido en ellos. He residido en Carabanchel, que yo soy muy de barrio de toda la vida. Aunque ahora ya estoy en el centro. Pero el ser humano se adapta a todo y más si lo has mamado. No me cuesta a mí vivir en un barrio. Me gusta. Me gusta la gente de barrio. Me gusta la gente trabajadora, la gente que tiene unos sueños y va por ellos. Me gusta el ser humano independientemente de donde viva. Pero el ser humano se adapta a todo y más si, digo, lo has vivido.

—¿Se diferencia un barrio/barrio de Madrid de uno de Barcelona? Me explico: ¿son esos mismos sueños y esas aspiraciones a las que antes se refería?

—Pues chico, no sé. Ahí me pillas. No lo sé. Yo no vivo en Barcelona desde hace muchísimos años. Me fui con 16.

—Le pido una reflexión sobre su llegada a Madrid. 

—Yo llevaba cinco años viajando por todo el mundo. Me fui de casa con 16 años y estuve viajando hasta los 21. Viajé muchísimo. Y entonces... pues no había diferencias porque Madrid era más 'casa' que Japón, por ejemplo. Pero tengo recuerdos muy bonitos, por ejemplo, de La Latina, de la plaza de La Paja. Era un momento de expansión total. Salía mucho por el barrio, y tengo muchos amigos allí. Luego hay un bar que a mí me encanta, que es el Tío Timón que, además, tiene los mejores callos de Madrid.

—Lo que más le gusta de Madrid.

—La gente.

—Lo que menos.

—La gente.

—Entiendo la respuesta, pero volvamos al pasado. Madrid le pareció en los inicios...

—Muy productiva, muy enriquecedora. Aunque prácticamente ya era de aquí.

—¿Madrid respecto a Barcelona?

—En Madrid se podía ser mucho más espontánea. Yo sentía como que en Barcelona había más normas, estabas más controlada. Aquí se podía ser más libre.

—No sé si es persona de dar consejos. Pero, ¿qué recomendaciones le haría a quien llega a Madrid, con la ilusión de ser actor o actriz? El que quiere comerse Madrid, en resumidas palabras.

—Yo no doy consejos, no. Tengo mi experiencia que es solo mía. Todo depende de las expectativas que tengas tú y de las aspiraciones que tengas tú en tu vida. Si quieres quedarte en tu tierra, y hacer teatro allí, y no salir, y eso te hace feliz, pues... Pero bueno, que quien lo haga venga con una sonrisa a Madrid, que esa sonrisa se le va a devolver. Que venga con ganas de trabajar duro, porque aquí hay mucho trabajo. .

—Hablando de felicidad. ¿Qué es lo que más feliz le hace de esta ciudad?

—Mis amigos están aquí, mis hijos están aquí, mi familia está aquí. Mis esperanzas de futuro, de trabajo, están aquí. Porque yo me he labrado una carrera en Madrid.

—¿Qué tal duro puede ser Madrid?

—Sí es difícil. Cualquier sitio con esta profesión, bueno y con cualquiera, ahora mismo, es bastante duro. Has de tener un propósito claro.

—Suena el despertador, son las seis de la mañana, ¿cómo hay que salir a las calles madrileñas?

—Hay que pensar: "Qué maravilla, que empieza un nuevo día". Igual en Madrid o en la Conchinchina. El corazón abierto.