La media hora de calvario de la estanquera de El Escorial secuestrada por unos encapuchados
La Guardia Civil busca a una organización extranjera que se llevó en coche a la empleada de una cava de cigarros para atracarla
Una banda secuestra y tortura a una estanquera de El Escorial para robarle la recaudación
Despliegue policial en Toledo por una discusión en la calle tras un partido de baloncesto de cadetes
Pedro Marín, propietario del estanco de El Escorial
Una mujer de 54 años está ahora mismo en su casa muerta de miedo. Y molida a palos. Es la víctima de un delito muy poco común en Madrid, el secuestro. Aunque, que hayan salido a la luz, son dos los perpetrados en la región en apenas seis días. ... El último, este, ocurrido el viernes pasado a eso de las 20.10 de la tarde, cuando ya había oscurecido, en El Escorial. Nieves, que así se llama, pudo haber muerto a manos de una banda organizada de origen extranjero y que ahora busca la Guardia Civil.
La mujer es empleada desde hace ocho años del estanco-papelería de la zona comercial de Los Arroyos, una urbanización del municipio serrano que se encuentra a más de una decena de kilómetros del casco urbano. Ella también es vecina de esa zona, a la que acude también gente de la capital como lugar de segunda residencia.
A las ocho de la tarde, como cada día, se dispuso a cerrar la cava de cigarros y marcharse a casa. Pero alguien la estaba observando; al menos, dos personas que tenían ciertamente planeado el peor día de la vida de esta empleada. Sobre esa hora se encontraba en el aparcamiento subterráneo comunitario cuando los encapuchados se echaron sobre ella, de una manera brutal.
Sacaron una pistola, se desconoce si real o simulada, y la amenazaron de muerte. «¡Danos el dinero!», fue lo primero que le gritaron. Nieves les explicó, presa del pánico, que ella no llevaba nada encima; no portaba la recaudación del día y, además, en la actualidad la mayoría de los pagos se realizan con tarjeta bancaria, detalla a ABC Pedro Marín, el dueño del estanco y uno de los primeros en auxiliar a la mujer.
Al pantano de Valmayor
Entonces, le reclamaron las claves y las llaves del negocio. Ella se resistió un poco y fue cuando la obligaron a meterse en los asientos traseros de su propio coche. Uno de los enmascarados se colocó junto a ella en el vehículo y el otro, al volante. Se cercioraron de bajarle la cabeza cuando salían de la urbanización, pues no era poca la gente que pasaba por allí en ese momento.
Conforme circulaban en sentido al pantano de Valmayor, seguían pegándole y torturándola también psicológicamente. «Si no haces caso, te matamos a ti y a tus hijos», le repetían, mientras que Nieves descontaba los minutos de vida que le quedaban. Conforme se perdían en la carretera que va hacia las vecinas localidades de El Escorial o a Galapagar, sentía más cerca la muerte. Los minutos pasaban como si fueran horas.
Anduvieron en el vehículo unos dos kilómetros, hasta salir de la vía y meterse en una zona de campo. Los atracadores le arrebataron el bolso y el móvil, que lanzaron por la ventanilla del coche. En ese momento, tomó conciencia de que la iban a matar. Pero es que no tenía encima nada de la caja.
Sin embargo, una vez parados, contempló otro vehículo a unos 50 metros. Los secuestradores se apearon del coche de Nieves y le dijeron: «Te vamos a dejar aquí –dejándole las llaves encima del capó–; pero no te muevas ni llames a la Policía. Espera cinco minutos para irte». Todo, bajo amenazas, recuerda Pedro Marín.
Al menos, un compinche
Se largaron con alguien (al menos, un compinche) sin que ella pudiera verles la cara. Vestían de oscuro y hablaban entre sí en un idioma extranjero que no supo identificar al cien por cien. Es una de las pistas con las que trabaja la Guardia Civil, amén de las posibles grabaciones que hayan captado las cámaras de la urbanización y de la carretera. El punto donde la abandonaron está cerca del club náutico.
Temblando de pánico, la víctima de este secuestro regresó conduciendo sola hacia Los Arroyos. No tenía teléfono y, por lo tanto, hasta que llegó al barrio no pudo pedir auxilio. Lo hizo cuando vio a dos conocidas que cerraban sus comercios. Inmediatamente, se pusieron en contacto con Pedro, el dueño del estanco, que bajó a a ayudarla. Había pasado media hora secuestrada.
Concentración de protesta
Nieves presentaba, además de un estado de ansiedad extraordinario, golpes por la cabeza y todo el cuerpo. El Summa-112 la trasladó hasta el hospital, donde estuvo hasta las seis de la mañana. Le dieron el alta y el correspondiente parte de lesiones, que se ha adjuntado a la denuncia. Está de baja laboral desde ese mismo día.
Pedro Marín, además de dueño del estanco, es el presidente de la Asociación de Comercios y Empresarios de Los Arroyos (AECA). Han convocado una concentración para mañana sábado, a las 12 horas, en la urbanización. Además de mostrar su repulsa por este acto tan peligroso, exigen que se dote a la zona de mayor seguridad. «El Escorial lo tenemos a 12 kilómetros. Aquí contamos con un edificio satélite del ayuntamiento, en el que debería estar la Policía Local, pero nunca ha sido así.
Más seguridad
La convocatoria ya tiene nombre: «Por un municipio seguro que no tolera las agresiones». Y reza así su texto: «Debido a la reciente barbarie cometida el pasado viernes, 19 de enero, contra una vecina y trabajadora del centro comercial Los Arroyos, solicitamos vuestra asistencia a una concentración pacífica, convocada por los vecinos y la Asociación de Empresarios y Comercios de Los Arroyos, en repulsa a esta barbaridad y para exigir más seguridad en la zona».
Ya hace algunos veranos, vivieron otra situación un tanto surrealista, como recuerda Marín. «Un individuo se paseó delante del estanco con un subfusil; eran las ocho de la mañana, y quizá el arma fuera de mentira, pero, lógicamente, llamó la atención», indica el comerciante. No era para menos.
Para ver esta página correctamente ve a la versión web
ContinuarTras publicar ABC esta noticia, el consistorio anunció que ha solicitado a la Delegación del Gobierno para pedir un refuerzo en guardias civiles y medios materiales.
Ver comentarios