Asesinan a tiros a un hombre en un ajuste de cuentas en una finca de Estremera

Los sanitarios no pudieron manipular el cadáver, más allá de certificar el óbito, pero los datos que anoche se manejaban apuntaban a un homicidio por arma de fuego. El ‘modus operandi’ apunta a un ajuste de cuentas por un asunto de drogas. La llamada a los médicos se produjo, por parte de la propia Guardia Civil, a las 4.45 horas, en plena madrugada de ayer. El sendero de tierra se encuentra a la altura del kilómetro 5 de la M-240, también muy cerca de la A-3 (autovía de Valencia) y del límite de la provincia de Madrid con la de Cuenca. El terreno pertenece a una finca que sería propiedad del español hospitalizado.

La hipótesis inicial es que los hechos se desencadenaron después de que concertaran una cita en la finca con los sospechosos, para tratar un tema sobre estupefacientes, aunque ninguna de las dos personas tiroteadas tenía antecedentes al respecto, explican fuentes cercanas a la investigación. Una hipótesis es que la cita en realidad fuera un ‘vuelco’ (el robo de droga entre delincuentes o el impago de una partida) y que la disputa acabara en sangre.

Otro de los puntos que ahora se trata de esclarecer es si las agresiones se produjeron en el paraje o si ocurrieron en otro lugar y luego ambos hombres fueron trasladados en un vehículo por sus propios verdugos. Agentes de Criminalística peinaron la zona y la acotaron, en busca de casquillos (en el caso de haberse utilizado una pistola un arma de fuego larga) o de marcas de las ruedas del automóvil de los asesinos. También registraron la finca.

Los investigadores creen que los sospechosos pudieron ser al menos dos personas. El testimonio del superviviente es capital para aclarar quiénes son los culpables y las circunstancias en que se produjo el suceso.

Esta es la cuarta muerte violenta que se produce en la región madrileña en lo que llevamos de 2025. La primera fue la ejecución de un feriante en Alcalá de Henares, a mediados de enero. Ese mismo mes, unos días más tarde, un hombre fue asesinado en una disputa entre okupas en el edificio abandonado de la calle de Lola Flores (distrito de San Blas-Canillejas) donde ya se había producido otro homicidio dos meses antes, además de agresiones y un fallecimiento por monóxido de carbono.

El tercer caso fue la muerte de una mujer en una residencia para discapacitados intelectuales a manos de otra interna, en marzo, en la localidad de Arroyomolinos.