Marlene Dietrich, «la abuela más guapa del mundo», encandiló a Madrid en los 60

HISTORIAS CAPITALES

Miles de fans la esperaban en Barajas cuando vino a actuar en una sala de fiestas

El épico rescate de Marlene Dietrich durante la batalla de las Árdenas contra los nazis: «¡Hitler es idiota!»

Marlene Dietrich, en una rueda de prensa en El Retiro en julio de 1960 TEODORO NARANJO DOMÍNGUEZ

Cuando Marlene Dietrich (Schöneberg, Berlín, 1901) se asomó a la portezuela del avión que la había llevado hasta Barajas, en julio de 1960, era ya un mito mundial. Allí estaba, con su traje de chaqueta cruzado, un abrigo-capa y un elegante sombrero de ... ala ancha, sonriendo entre acostumbrada y sorprendida por el caluroso recibimiento. A pie de escalerilla, y desde la terraza del aeródromo, la vitoreaban miles de madrileños.

Así lo recordaba ABC en su portada, donde cifraba en más de 2.500 los ciudadanos que fueron hasta Barajas a recibir a la gran artista, a la que calificaban como «la abuela más guapa del mundo». Ella, afirmaba el cronista, estaba «emocionada» por el cariño que recibían, y «apenas sí pudo balbucear unas palabras ante los micrófonos para agradecer las aclamaciones».

Los fans gritaban, enfebrecidos; los periodistas y fotógrafos la rodeaban por decenas; alguien llegó con un ramo de flores que le entregó a la actriz. La Dietrich, fiel a su estilo, dejó que su mirada lánguida recorriera aquel tumulto, inflamando a su paso muchos corazones. La protagonista de 'El ángel azul', que contaba con doble nacionalidad norteamericana y alemana, se había convertido en una de las figuras más odiadas por el nazismo, al que combatió siempre que pudo: suya es la frase «no todos los alemanes somos así», que repetía con frecuencia tras denunciar las atrocidades ordenadas por Hitler.

Marlene Dietrich viajaba a Madrid para actuar el 10 de julio de 1960 en Pavillon, una sala de fiestas situada en el parque de El Retiro. El día de la actuación, estuvo abarrotada hasta tal punto que incluso había seguidores vitoreando a la actriz en el exterior. Como se dice coloquialmente, no cabía un alfiler.

Salas de fiestas en El Retiro

La sala Pavillon era una de las dos salas de fiestas que existían entonces en El Retiro: la otra era el Florida Park. Estaba situada sobre una vaquería que funcionó como tal desde finales del siglo XIX, y que luego cambió de actividad y de aspecto. Así, se convirtió en uno de los espacios más famosos de la ciudad. Tras su cierre, quedó totalmente abandonada y en 1981 sufrió un incendio que la destruyó. Fue reconstruida más tarde, bajo el nombre de su primitiva utilidad, Casa de Vacas, y ahí continúa ahora como espacio de exposiciones.

La actriz Marlene Dietrich aprovechó su breve visita a Madrid para acudir, cómo no, a la plaza de toros de Las Ventas, donde presenció una corrida y hasta le arrojó unas flores al diestro.

Cuando el 'ángel azul' murió, el 7 de mayo de 1992, el director de cine José Luis Garci escribió un precioso texto en su memoria en las páginas de ABC. En él, recordaba aquella actuación de Marlene Dietrich en el Pavillon del Retiro: «Junto a la puerta de aquella bonita sala de fiestas había un luminoso de neón, rosado, en vertical, 'Marlene', y muchos coches aparcados, diez o doce. También llegaban taxis sin parar a un parque del Retiro que nunca fue más Prater, a un Madrid que parecía Viena». Desde fuera, como correspondía a su edad y su condición de estudiante, y de la mano de un amor de juventud, Garci recordaba cómo «empezó a cantar a eso de las doce. Tenía la voz oscura, densa, enérgica y un poco turbia. Solo cuando, al final, aquella rubia de los años treinta cantó 'Lili Marleen' la muchedumbre movió la cabeza, a un lado, a otro, muy despacio, sonrió y aplaudió con fuerza. Y eso fue todo».

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