Hallado muerto en la cárcel el marido y principal sospechoso de la muerte de Ana María Henao
David Knezevich, en proceso de divorcio cuando desapareció Ana María Henao, ha sido encontrado muerto en su celda en una cárcel de Miami
El FBI investiga a la madre y el hermano del acusado de asesinar a Ana Henao por destrucción de pruebas
El marido y principal sospechoso por la muerte de Ana María Henao, David Knezevich, se ha hallado muerto en prisión este lunes por la mañana. Pendiente del juicio por el secuestro y la desaparición de la mujer, el hombre de 38 años era ... el principal sospechoso. No se descarta que haya sido un suicidio.
Según ha informado el quipo de abogados de Knezevich, se ha hallado muerto este lunes a las 8.15 horas (las 14.30 de España) en su celda en la prisión de Miami en la que esperaba a ser juzgado. Allí permanecía en custodia federal y sin derecho a fianza, cuando el personal de emergencia trató de reanimarlo sin éxito.
Ana María Henao, nacida en Colombia en 1982, se trasladó al barrio de Salamanca, en Madrid, en medio de un divorcio difícil con Knezevich, de origen serbio. El 5 de enero de 2024 alquiló su apartamento y un mes después se resgistró su casa como primera pesquisa para investigar su desaparición.
El 4 de mayo, el recientemente fallecido fue detenido en el aeropuerto de Miami al regresar de Serbia por su presunta implicación en el secuestro de su esposa. Según la acusación, viajó a España «con la intención de matar, herir, acosar e intimidar a su esposa y pareja íntima y cometió un delito de violencia contra ella, que resultó en su muerte».
Según el abogado de Henao, Knezevich podría enfrentar incluso la pena de muerte, al proceder su juicio en EE.UU., donde la ley lo contempla. A pesar de ello, la Fiscalía descartó solicitar la pena capital dado que las investigaciones realizadas por el FBI en España e Italia no habían logrado demostrar el asesinato, al no encontrarse el cuerpo.
La familia de la víctima, al enterarse de la noticia del suicidio emitió un comunicado: «El suicidio del asesino de Ana cierra un capítulo doloroso en nuestras vidas, previamente llenas con el temor de que el no enfrentaría la justicia. Es un cruel insulto final que quizás nunca recuperemos los restos de Ana ni conozcamos la magnitud de la traición que sufrió. Aun así, seguimos comprometidos con la búsqueda de la verdad y la justicia para Ana a través de nuestro abogado, y con la preservación de su memoria, honrando su vida con dignidad, fuerza y amor».
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