Madrid ensaya el envío de material sanitario a hospitales con drones
El Ayuntamiento de Madrid promueve una red de siete clústeres con más de 550 entidades implicadas en innovar
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Madrid
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Iniciar sesiónA oscuras, el techo de la sala brilla con puntos azules. Es un panel de paneles capaces de detectar con precisión los movimientos de quien se ponga la mochila futurista y las gafas virtuales. Mientras un programador prueba el entorno simulado, una pantalla muestra el ... interior de ese almacén interactivo, en el que se pueden conducir grúas o apagar estanterías en llamas. Esa misma pantalla mostraba antes un dron de 25 kilos en pleno vuelo, un prototipo preparado para fletar material sanitario en casos de emergencia. El vehículo aéreo y el almacén son inventos de un clúster, un lugar de ebullición tecnológica donde hallar soluciones a problemas de cualquier sector.
El Centro de Innovación Tecnológica para la Logística y Transporte de Mercancías (Citet) es uno de los siete clústeres que promueve el Ayuntamiento de Madrid. Son «lugares de intercambio de tecnologías, buenas prácticas y cooperación entre los sectores con mayor potencial de futuro y valor añadido», según los define el Área de Economía, Innovación y Hacienda, que dirige la concejal Engracia Hidalgo. Para Óscar Romero, coordinador general de Economía, Comercio y Consumo del consistorio, estos hervideros de ideas son la «punta de lanza» de sus respectivos sectores. Según el vicepresidente de Citet, Ramón García, ellos son «la correa de transmisión». La red municipal de colaboración público-privada nació en 2019 y hasta la fecha ha contribuido a financiar proyectos de 'big data', ciberseguridad, 'silver economy' (los servicios destinados a mayores de 50 años), construcción sostenible...
¿Para qué sirve un clúster? ABC se ha internado en la cocina de uno de ellos para conocer dos de sus creaciones y comprender su funcionamiento. El clúster de Citet nació en 2007 con una primera meta: hacer una radiografía de la logística y la distribución de mercancías en Madrid. «Se reparten todo tipo de mercancías, a diferentes horarios, en diferentes vehículos... Es un sector complejo y muy desconocido durante años. Si no tenemos la foto, no vamos a encontrar la solución», cuenta el vicepresidente de Citet, Ramón García. En la capital se mueven cada día 270.000 paquetes, sobre todo, de comercio electrónico, que suponen el 15% de todos los envíos de mercancías que se realizan en la ciudad. Este millón y medio de desplazamientos, de los que un 62% corresponde a alimentación, supone el 80% de todos los movimientos de la Comunidad de Madrid.
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Una vez tomada la foto, aparecen los problemas. El equipo de Citet, reunido en el edificio Cexco, que pertenece al Centro de Transportes de Coslada, presenta su dron Ale-Hop, el remedio a un problema de La Paz. El hospital tiene tres centros –al norte de Madrid, el adscrito Carlos III y el de Cantoblanco– con tres quirófanos, pero no tres laboratorios. Ante una urgencia, las muestras se realizan en el laboratorio central y se envían al hospital de turno para la cirugía. Pero es un transporte lento y caro. El dron se diseñó a lo largo del año pasado y estos son los resultados: es un 60% más rápido que un coche o una bicicleta, emite un 70% menos de dióxido de carbono y reduce un 90% los costes de contratar un servicio de mensajería.
Este dron puede sobrevolar la ciudad con una carga de 10 kilos. Al llegar a su destino, deposita la mercancía en un casillero automatizado y blindado hasta que una persona autorizada lo abre y retira el paquete. «Como un 'locker' de Amazon», escenifica García. El desarrollo del aparato ha costado hasta la fecha 400.000 euros; aún falta una segunda fase en la que mejorar el sistema de carga y descarga. «En vez de tres laboratorios, tengo solo uno y llevo la muestra por el aire; es un tema de eficiencia operativa», resume el vicepresidente de Citet sobre un proyecto en el que han participado otras cinco entidades, entre ellas, la compañía japonesa de comunicaciones NTT Data.
Aunque esté operativo, el dron Ale-Hop no podrá volar hasta que la legislación lo permita. Y eso es otro de los objetivos del clúster. «Hacemos un proyecto piloto para probar diferentes casos de usos, para ver dónde se puede aplicar y qué funciones puede tener el dron. Estos proyectos sirven de guía al legislador», explica García. La normativa requiere de casos prácticos. El año pasado, Citet diseñó otro dron de larga distancia, pensado para recorrer más de 30 kilómetros en emergencias climáticas con 1 kilo de carga; una manera de transportar, por ejemplo, un botiquín hasta una familia atrapada en la montaña.
La primera aeronave no tripulada se ha probado en el Hospital de Cantoblanco de Madrid. La segunda, en Moyá, una localidad a 90 kilómetros de Barcelona, uno de los tres campos de testeo de drones que existen en España. El Ayuntamiento de Madrid ya está trabajando en su propio 'sandbox' (arenero, en inglés) y en su propia normativa: a finales de enero se constituyó la Comisión de Movilidad Aérea Urbana, que pretende sentar las bases para redactar la primera ordenanza de regulación de drones. En este asunto, Citet es un interlocutor: «Las administraciones nos han utilizado mucho de Pepito Grillo, de órgano consultivo», asevera García. «Son la punta de lanza de una serie de necesidades que detectas en el día a día, pero que alguien tiene que testar su aplicación en temas reales que interesan al ciudadano. El ayuntamiento se vale de ellos para obtener respuestas, pero ellos tienen vida propia», añade el coordinador general de Economía, Comercio y Consumo, Óscar Romera.
Un gemelo en el almacén
El almacén logístico simulado también solventa problemas. Bajo el techo de luces azules, las gafas de realidad virtual introducen al usuario en una suerte de videojuego donde puede tocar botones y accionar herramientas. «Para que no haya latencia, aquí el grado de precisión es milimétrico», asegura García. El programador pasea a su gemelo virtual por una sala y se coloca un chaleco. «Perfecto, parece que ya dispones de los dispositivos de seguridad necesarios para ingresar al almacén», informa una voz. El programador abre una puerta y descubre el incendio.
El proyecto se llama Plagedilog. «Sin necesidad de construir, puedes testar procesos o productos de una nave logística o de una fábrica, interactuar con la simulación o estudiar la ergonomía antes de invertir», destaca García. La plataforma sirve también para entrenar a los trabajadores en situaciones difíciles de replicar. Como el manejo de una grúa pórtico, una máquina de 4 millones de euros que pocos almacenes se pueden permitir liberar para formación. O un curso realista de prevención de riesgos laborales que enseña, entre otras cosas, a sofocar fuegos. También puede preparar a los empleados en momentos clave. «Si sé que hay un pico de demanda, por ejemplo, con el Black Friday, los tengo en el simulador y el día que tienen que empezar [con los nuevos procesos] es como si llevaran una semana allí», dice el vicepresidente de Citet. Las dos fases de desarrollo de este almacén virtual, que se podrá comercializar este verano, han costado 300.000 euros.
Las claves
Búsqueda de soluciones
Es la misión de un clúster: reunir el esfuerzo de varias entidades, mezclarlo con tecnología e innovación y proponer soluciones.
270.000 paquetes a diario
Es el número de paquetes que se mueven a diario en Madrid; el 15% del total de envíos de mercancías que se realizan a diario en la ciudad.
El reto: la financiación
Por mucha tecnología y nuevos desafíos que impliquen los proyectos de un clúster, el principal escollo siempre es la financiación.
400.000 euros de financiación
Es la inversión, en euros, que ha costado desarrollar el dron Ale-Hop, un vehículo de 25 kilos y su casillero automatizado.
Por mucha tecnología e innovación que impliquen estos proyectos, el mayor desafío de los clústeres es la financiación. «Es el principal escollo, una vez que tienes financiación es cuestión de tiempo y energía. Hay proyectos que necesitan continuidad hasta que puedas llegar al mercado», sostiene García. Por eso la importancia de la colaboración público-privada. El Ayuntamiento de Madrid promueve una red por la que han pasado más de 550 entidades, mediante convocatorias de subvenciones, celebración de eventos o suscripción de convenios, dotados con 50.000 euros cada uno.
En una línea paralela, el consistorio concede avales a operaciones financieras privadas. Hasta 2023 se otorgaron 1.870 avales por valor de 403 millones de euros. «Por cada euro aportado por el ayuntamiento se han firmado operaciones financieras por 11 euros; tienen un efecto multiplicador muy potente», afirma la directora general de Economía en el Ayuntamiento de Madrid, María Jesús Romero.
El clúster, en definitiva, es un laboratorio que funciona a partir de un motor privado, mejor engrasado si recibe el apoyo de la administración. «El tejido empresarial español son mayoritariamente pymes y ¿qué es lo primero que te quitas en tiempos de crisis? La innovación, porque estás enfocado en el día a día», dice el coordinador Romera. En un clúster no tienen que apretarse el cinturón, porque su razón de ser es la búsqueda de soluciones.
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