La madre de Antonio David, el niño de Morón discapacitado muerto, será juzgada en enero pero no pisará la cárcel
La Fiscalía acusa Macarena D. O. de homicidio imprudente por no dar la medicación al niño, con una discapacidad severísima. Sin embargo, solicitará en el juicio, que comenzará en enero, la eximente total y que se la condene a seguir un tratamiento psiquiátrico
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Iniciar sesiónMacarena D. O., la mujer de 42 años vecina de Morón de la Frontera (Sevilla) señalada por lanzar el cadáver de su hijo Antonio David a un contenedor de basura en la entrada de Madrid por la A-5 (carretera de Extremadura), no pisará ... la cárcel. El próximo enero, será juzgada por homicidio imprudente, al considerar la Fiscalía que dejó morir al menor, de 15 años, al no suministrarle la medicación y cuidados necesarios para un adolescente que, como él, sufría una discapacidad severísima que incluso le impedía hablar, caminar y comer por sí solo.
Sin embargo, ella no pisará la cárcel: al mismo tiempo que la acusa del fallecimiento del hijo, el Ministerio Público concluye en sus calificaciones provisionales, a las que ha tenido acceso ABC, que concurre en ella la eximente total de culpabilidad por el cuadro psiquiátrico que presenta. El caso fue investigado por la Unidad de Familia y Atención al Menor de la UDEV Central de la Policía Nacional.
El relato de hechos empieza (y es prolijo) en este último aspecto de la causa. El documento de acusación habla de que Macarena, el día de autos, el 12 de septiembre de 2021 (se cumplen hoy cuatro años del caso), llevaba cinco años como paciente de una especialista del hospital sevillano Virgen de Valme. Sufre un trastorno bipolar tipo 1 y tenía prescrito un tratamiento que, en caso de dejarlo, la hacía descompensarse y entrar en depresión maníaca. Había estado ingresada por ello varias veces, la última, el 21 de julio de ese año, por una bajada de litio. Entonces, explicó que llevaba días sin medicarse «por un olvido»; le pidieron una analítica y que volviera a tomar sus pastillas.
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La citaron dos veces más, pero no fue a consulta, por lo que la doctora acudió a su casa, en la calle de los Molares, en Morón. Se la encontró con un delirio psicótico. Llevaba meses así. Se excusó diciendo que las medicinas la hinchaban, que la hacían engordar, como ella mismo explicó a este diario en una entrevista en 2023.
En cuando a David, sufría un tipo de epilepsia por encefalopatía denominada síndrome de Lenox-Gastoux que le diagnosticaron cuando tenía 6 años, por la que tomaba cuatro medicamentos. La última consulta a la que lo llevó la madre en Valme fue el 15 de junio de 2021. Macarena le dijo al neurólogo que estaba acudiendo con el menor a un fisioterapeuta y que, como no mejoraba, iba a pedir una segunda opinión médica. El facultativo le advirtió de que él era el único responsable de cambiarle el tratamiento y que, si a Antonio David le faltaba alguno de sus fármacos, sufriría más ataques epilépticos, convulsiones más largas, sialorrea (exceso de saliva y dificultad para tragarla) y expulsaría espuma por la boca, además de fiebre.
Recaída y 40 grados de fiebre
Y eso fue lo que le pasó, pues la madre le retiró la medicación y la sustituyó por complementos alimenticios. El 8 de septiembre, cuatro días antes de la fecha de su muerte, sufrió una recaída y alcanzó los 40 grados de fiebre, con una epilepsia galopante.
Pero ella, que era la única que tenía su custodia desde que se separara el progenitor, «optó unilateralmente por no llevar al menor al médico» y solo darle lo que se le ocurrió: paracetamol, Apiretal para la fiebre y le aplicó paños mojados; le suministro también agua con una jeringuilla y, pese a que empezó a echar espuma por la boca, no avisó al médico. El fiscal cree que falleció el mismo día 12 de septiembre, entre las cinco y las seis de la tarde, según el cálculo del forense, aunque es algo muy aproximado porque recordemos que el cadáver nunca ha sido recuperado.
¿Qué hizo entonces Macarena? Dejando la posibilidad abierta de que ya Antonio David hubiese fallecido, lo montó en el coche adaptado con su silla de ruedas, tapado con una manta hasta la cabeza (pese al calor que hace en esa época en Sevilla), limpió toda la casa e incluso tiró muebles y ropa al contenedor de al lado. Se puso al volante del vehículo y condujo primero con el menor desde Morón a Cádiz, para dar la vuelta entonces hacia la provincia hispalense, donde tomó la A-66 (Ruta de la Plata) y llegó a Miajadas (Cáceres), en torno a las cinco y media de esa tarde. La hora se solapa con la supuesta de la muerte en ese punto.
Tomó la A-5 y, al llegar a Talavera de la Reina (Toledo), pidió hospedaje en el hostal Perales sobre las 21.30 horas. El recepcionista declaró luego que vio al niño tapado con la manta en la silla, sin moverse, y pensó que iba dormido. A las 00.30, abandonaron la habitación y el establecimiento, siendo captado el coche a las 02.11 del 13 de septiembre por la cámara de un banco de la calle del Padre Piquer, en Latina, buscando unos contenedores, pero finalmente siguió su marcha. Ya está en la capital.
Luego, tomó la salida Aluche-Carabanchel de la A-5, a la altura del kilómetro 6,100, y entró en la calle de Illescas, donde halló otros contenedores junto «a unos edificios rojos«, según ella misma declaró, y es al otro lado de la autovía donde arrojó el cuerpo de David, siempre según su versión. Se realizaron búsquedas intensas en los vertederos que dan servicio a esa área, en Valdemingómez y Pinto, sin resultados satisfactorios.
La primera confesión
A las 7.30 de esa misma mañana, llegó Macarena, ya sin el niño, a la estación de servicio de la A-1 en Carabias (kilómetro 130), tras intentar volver a hospedarse en Riaza, también en la provincia de Segovia. Una empleada llamó al 112 y la propia sospechosa pidió ser atendida por un psiquiatra. La Guardia Civil llegó a las 9.55 horas. Ella confesó en ese momento que su hijo había muerto y que lo había abandonado con la silla en la basura a la entrada de Madrid. Después, ha cambiado varias veces de versión.
En el psiquiátrico segoviano le diagnosticaron una descompensación psicótica delirante y juicio de realidad alterado. Estuvo ingresada allí hasta el 4 de octubre. Según la especialista que la trató, tenía sus capacidades volitivas alteradas, por lo que se la trasladó al Virgen de Valme, de donde le dieron el alta el 28 de octubre. Su situación, dictaminaron en el hospital sevillano, «abolía su capacidad de raciocinio o de cualquier crítica».
Antonio Jesús, padre del menor fallecido y al que, según la Fiscalía deberá indemnizar la acusada con 110.622 euros por el perjuicio ocasionado, solicita, como acusación particular, homicidio por omisión de socorro. El hombre está desesperado, detallan a ABC desde su entorno más cercano.
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