La loca huida de una coreana que embistió diez veces a la Policía por las calles de Carabanchel

Los uniformados se bajaron y cada uno se colocó a un lado del coche de la sospechosa, pero ella dio marcha atrás y se subió a la isleta de la rotonda, tomando de nuevo la avenida de los Poblados, en sentido A-42 (carretera de Toledo). Los policías iniciaron la persecución, con los rotativos luminosos y acústicos activados.

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Le dieron alcance en Poblados con calle de Carranque. De nuevo, los agentes se apearon y de nuevo ella hizo caso omiso y dio marcha atrás, para atropellarlos, por lo que ellos tuvieron que apartarse rápidamente. Ella siguió hacia la A-42. Y más persecución.

Luego, el Cupra giró a la derecha, intentando embestir al coche patrulla, que ya había pedido refuerzos. Enseguida, volvió a colocarse al lado derecho del vehículo y dio varios golpes con el suyo en el lateral. Los policías la adelantaron por el carril izquierdo y se pusieron a ese lado de la fugitiva, que volvió a echárseles encima, golpeando el patrulla.

En la calle de Cazalegas, la mujer giró para tomar el sentido hacia la Vía Lusitana, donde volvió a embestirlos. Se pusieron entonces delante de ella y llegó el refuerzo desde Usera, que puso el segundo vehículo policial detrás, encerrándola con la llamada técnica del bocadillo.

Ya inmovilizada, abrieron el Cupra y la sacaron. «Tengo mucha información», les dijo ella en un casi perfecto español. Quedó detenida por atentado, desobeciendia, resistencia y dos delitos contra la seguridad vial (conducción temeraria y negativa a hacerse las pruebas de alcohol y drogas).

Los policías le explicaron en español e inglés la necesidad de hacerse los test, a lo que ella les contestó: «Conozco la ley y no me voy a hacer ninguna prueba». Eso sí, cuando llegaron con ella a comisaría, exigió un intérprete de coreano porque afirmó que no sabía ni una palabra de castelano. Los agentes acabaron en la mutua para ser atendidos de posibles lesiones.