Sandra Golpe: «Que el que llegue a Madrid lo disfrute como yo lo he disfrutado»

Sandra Golpe estuvo cómoda en el concierto flamenco que por la Hispanidad tuvo lugar en la Plaza Mayor de Madrid, sabe que en cualquier evento que le recuerde a su tierra se puede contar con ella. Que lleve más años fuera de Cádiz que dentro, no le quita ese gaditanismo «militante» que, a los de otras provincias se le suele ir a poco que se dejen llevar por la vorágine de la ciudad. Sin embargo, ha pasado la etapa del chovinismo, y sabe que como periodista tiene la «vocación de ir más allá, mucho más allá de lo que ocurre en las capitales de provincia. La «España que no sale en las portadas de los periódicos». Su consejo es, además, una lección de vida al que llega de repente a Madrid.

Casi un mandato bíblico: que se disfrute de la ciudad como ella lo ha hecho desde el minuto uno. Quizá para no caer en el vicio, tan gaditano, tan madrileño, tan español: el de obviar por norma los prodigios más cercanos. Y hay más, relacionado con su oficio, que ella, que no es dada a generalizaciones sí que ve con cierto orgullo de cuna. La cantidad de periodistas gaditanos que hay suelto. Quizá, y lo deja caer, por ser Cádiz ciudad dada a la libertad, a eso que le llaman el periodismo cantado que es el carnaval.

Ve en el Templo de Debod un lugar mágico; como el castillo de Sancti Petri en el islote de la Barrosa, por donde tantas culturas han pasado.

—Se le vio muy cómoda en el concierto flamenco que organizó el Corral de la Morería por la Hispanidad en la Plaza Mayor

—Cualquier evento que tenga que ver con la tierra de uno te pellizca el corazón. Y eso que llevo viviendo más tiempo fuera que en mi tierra.

—Ahí abajo se dice que un gaditano en la capital vale doble...

—Yo creo que bueno, que el gaditano es un ser luminoso en cualquier reunión. Aunque yo no creo tanto en la procedencia como en la persona. Aunque a todo el mundo, le digo que sí, que soy gaditana a mucho orgullo.

—O sea que llega a Madrid, y la sensación cómo fue. Es algo que suele marcar a los entrevistados. 

—Cuando pisé Madrid y empecé a vivir aquí, me dije, «he encontrado mi sitio». Y es verdad, salgo cuatro días y ya tengo ganas de volver.

—¿En qué se parece un gaditano militante a un madrileño gato?

—El madrileño de verdad es genuino. El gaditano, también. En Cádiz estamos relacionados con el mar, con mucha historia, muchos pueblos. Acostumbrados a tratar con muchos extranjeros, con mucha gente. Somos modernos, hospitalarios, avanzados; tenemos mucha energía. Y tenemos eso en común; no te sientes solo en tu tierra. Tú llegas y, en seguida, ya estás integrada dentro de una conversación.

—Un consejo a un paisano suyo que tiene que vivir de repente en Madrid...

—Pues que disfrute la ciudad como yo la disfruté. Mira, yo llegué y me pareció la mejor ciudad del mundo. Que salga, que vaya a los museos, que respire toda la oferta cultural que esto es una maravilla. Luego es verdad que aquí, como allí, no somos capaces de valorar los tesoros que tenemos.

—Como periodista gaditana. Dicen que el carnaval es periodismo cantado. ¿Qué lleva uno de su tierra ganado en este oficio del periodismo?

—Como sabes no me gusta generalizar, porque no me parece justo. Pero los carnavales son la máxima expresión del ángel gaditano. Somos la cuna de la libertad de prensa, de la libertad de expresión. Aquí se hizo la Constitución de 1812, y por eso sí, tenemos ese carácter de avanzados. Pero siempre con una sonrisa, porque no hace falta perder la sonrisa para decir las cosas. Y bueno, pues de hecho, hay mucho periodista de mi provincia. Y quiero pensar que la tierra te da ese pellizquito. Te invito a que conozcas los carnavales de Cádiz.

—Los conozco, bastante bien. Trabé mucha amistad, en vida, con Juan Carlos Aragón ¿Duerme mirando al mar? Es una cuestión que le hacemos a quienes han nacido al lado en la orilla?

—Yo desde pequeña quería tener una casa que mirase al mar. Es mi sueño.

—Un punto mágico de Madrid.

—El Templo de Debod, que tiene algo mágico, como el punto mágico que tenemos ahí abajo. el castillo de Sancti Petri.

—Antes ha mencionado que Madrid puede ser una ciudad bastante dura.

—Hombre, cuando te vienen mal dadas, puede ser una ciudad bastante dura. No existe el vecindario como en los pueblos, y así, en ciertos momentos puedes sentirte menos arropada.

—Y Madrid, dura o cálida, va por barrios. 

—Es una ciudad preciosa. A Argüelles le tengo cariño, la calle de la Princesa, a la zona de Salamanca. Es que prácticamente he vivido en todos los barrios.