LAPISABIEN
Recuerdito madrileño a Cela
Hay días que pienso que esta época de Tik Tok le vendría de perlas al escritor
La cosa es que se va el año de los veinte años del fundido a negro de Camilo José Cela y Madrid, a la sazón su segunda ciudad, tampoco se ha volcado con el académico. A mí me gusta leerle mientras me curo el ... insomnio crónico, verle en el Youtube, incluso imitarle en la ironía. Hasta le hice un 'tuiter'.
Paso por el Comercial, por el Gijón, y me lo imagino así, con su voz tronante opinando sobre lo humano y lo divino y poniendo nombres como Bonifacio Calvo Olivares y Rómulo Remigio de todos los Santos a los que les saca la saga entera en Almendralejo, Perales de Tajuña o Mairena del Alcor. Así era Cela, y ya lo conocemos.
Queda lo de la palangana que absorbe, pero queda también su obra madrileña, las anécdotas con Gurruchaga, cuando, como contamos aquí estuvo en las horas finales de Pío Baroja.
Cela enseña una mirada del mundo que es, a su modo, la que yo intento darle a Madrid. La de que hemos venido aquí a disfrutar, a reírnos, y a tratar al prójimo con ternura. Ese prójimo que es el poeta que relata cantares suyos y los vende por 'bizum' en Tirso de Molina. O el de un solitario que lanza jaculatorias con un gorro de lana ahora que dicen que ha llegado el frío. Todo eso es Cela, o la herencia de Cela, antes de que se pusiera vanguardista y así.
La cuestión es que este año para el olvido, hace veinte años que se fue el gran Camilo y Pacumbral le dedicó un libro ni bueno ni malo.
Aquí arriba, en esta tronera digital y paseada, la columna está dedicada a La Pisa Bien, un personaje de Valle, otro gallego que supo tomar el pulso a la ciudad. Hay días que pienso en Cela, en el Gijón, y entiendo que esta época de Tik Tok no es la mía pero podía ser, perfectamente, la de Cela.