LAPISABIEN
En purísima y oro
Con Sabina estaba escrito mi futuro: los amaneceres grises, la Gran Vía como una bofetada de realidad
Sénecas de madrugada
Madrid
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Iniciar sesiónYo, hace ya tanto que no lo recuerdo, vine aquí por Joaquín Sabina. Él cantaba, yo escribía versos malos, machadianos, en un cuadernillo grapado y llevaba bajo la trenka una novela publicada que era, más bien, una ofrenda a los amores contrariados. Llevaba yo ... el pelo en melenita, era una sílfide y me empotré en un piso del paseo de los Melancólicos los últimos años del Calderón.
Seguí su itinerario vital, que ya no existe: Zambra y así. Llegó Sabina a mis caudales sanguíneos en un momento muy específico, y yo pasé de niño a hombre algunos años después de ese disco, '19 días y 500 noches', que habría de marcar la música en general, y mi devenir en particular.
Lo escuchaba en el coche de mi padre, camino a la radio; un Seat de segunda mano y matrícula, adivinen, de Madrid. Un coche que, como mi padre, se fue a las regiones celestes sin saber que estaría más de cuatro meses en Madrid.
En el disco de Sabina estaba escrito mi futuro: la calle, el desamor, los amaneceres grises, la Gran Vía como una bofetada de realidad. En realidad ése era mi Madrid. Más tarde, con Luis Aznar, ya fui hilando lo que pasaba con la paella de Riscal, con Galerías Piquer, con el 'caldo de gallina' y con el 'limpia'.
Con Luis Aznar conocí también que el «animal más bello del mundo», pobre muñeca rota, Ava Gardner, nunca fue tan feliz como cuando anduvo perfumando de Hollywood esta ciudad que vacila entre Marrakech y Lisboa.
Ahí estaba mi Madrid, por el que gané una alopecia, dejé a una musa, y que dicen que es «Baden-Baden». Quién sabe. En estas noches de primavera, cuando el relente llega por los canales habituales, los de ventilación, escucho en bucle ese disco.
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Y me vuelvo a a la inocencia que la ciudad acaba por arrebatarte, un día, cuando el espejo dice que ya ha llegado el «viejazo» que escribiera Gistau.
Dijo el aquí presente Martínez Sabina que «Madrid es insufrible pero insustituible». En eso andamos. En tatuarnos esa frase.
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