LAPISABIEN
Pepe, 'el mago'
No sabemos de qué vive, aunque pensamos que quizá sea una herencia, un hermano, un representante pirata...
Las tertulias del Varela (y las croquetas)
Madrid
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Iniciar sesiónPepe el Mago va de negro. Un Juan Tamariz en joven y en barbado. Uno ve a Pepe, el mago, y se piensa que el 'pollo' estudia como algo de Filosofía, pero no se lo pregunta, no, qué va, porque queda, ya, fascinado ... por sus trucos de pobreza e ilusionismo entre gambas rancias y un malagueño que acude a ver dónde está el truco; el trapo y la musa. Que son ilusionismos de baratillo sí, pero trampantojos que al fin y al cabo mandan al servidor a pensar, a reflexionar, y a creer ya no en la magia, sino en lo que los 'ikeres' llaman el «poder de la magia»; en eso de la 'Nave del misterio' y cosas así por los nortes de España. Tan tétricos y atávicos como por el sur. Del fantasma hasta aquí, somos todos iguales. Entre Cádiz y Valcarlos.
Es un mago pobre el pobre Pepe. Lleva una camiseta del Cobi de 'Barcelona 92' y otros vestuarios similares pero, hete que aquí, Pepe, el mago, tuvo la amabilidad de darme una baraja, regalármela, y a partir de ahí invitarme a pensar que qué es la magia, lo desconocido, bajo un cartel de Oporto cuando Oporto era Oporto. Me regaló la baraja como un rey godo diera la corona a su hijo. Y yo la archivé en donde se archivan las cosas importantes: la firma de José Luis Garci, una servilleta donde estornudó Paula A. y una foto con Joaquín Sabina. Esas cosas.
Pepe va y viene por el barrio de Argüelles, que es lo suyo y lo que mejor hace. No sabemos de qué vive, aunque pensamos que quizá sea una herencia, un hermano, un representante pirata o una inteligencia paranormal que lo manda a comprar lechugas y huevos los sábados por la mañana.
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A lo mejor vive de ir «a por un algo», que diría el maestro Ángel Antonio Herrera. Pepe el Mago te da la verdad del mundo haciendo trucos con olor a sobaquina del que trajina la vida por vivir. Su cometido existencial es ir, barajar, hacer magia y volar. Se le diría 'podemita' y no se erraría el Tito Miguel ni Michavila en sus pronósticos. Pero es más... Pepe es más.
El mago Pepe anda por las calles cachondas de Madrid, con ese cachondeo de los magos, que siempre es triste como un domingo sin fútbol ni abuela ni quiniela cuando un tal Mejuto certifica la muerte semanal de un jubilado. Cuando ya no hay ni el consuelo de la promoción y el fútbol muere por sobreexpuesto.
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A Pepe gusta verlo en el resplandor de los sábados, con su coleta y su soltería que no es tal, pero que se la imagina uno con manejos de croupier. Con su baraja y con sus trucos intelectuales con las cartas que vaticinan algo que ya referiré en esta tronera.
Le dije a Pepe que me hiciera otro truco con la baraja española de Don Heraclio Fournier ... Me regaló la suya. Resbalaban los naipes pero sin la salivilla de antaño. Fui feliz y crédulo. Un rato.
Fuese y no hubo nada. O sí. La baraja.
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