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Irina y sus hijos olvidan Odesa en El Molar: «Aquí veo más clara su vida»

La familia ucraniana se instaló en un hogar de acogida hace dos años y hoy, con ingresos propios, decide quedarse

Un año del viaje que salvó a la familia Echkenko de las bombas de Putin

De izquierda a derecha, Jesús, Iker, Elena, Illia, Alosha e Irina posan en el chalé de El Molar GUILLERMO NAVARRO
Cris de Quiroga

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De las muñecas de Jesús Díaz cuelgan muchas pulseras con la bandera ucraniana. El azul y el amarillo se funden en los brazaletes de goma que compró en un Ucramarket junto a los nuevos inquilinos de su casa, otras están hechas a mano, de tela ... ya desgastada, y algunas son finas cuerdas anudadas, una de ellas, un regalo del hermano de Irina que aún sobrevive en la ciudad bombardeada de Odesa. A Jesús se le quiebra la voz cuando lo menciona. Los últimos dos años han sido intensos, pero han servido para reconstruir la normalidad de una familia ucraniana. Una madre, Irina Shumska, y sus dos adolescentes, Illia y Alosha Shumskii, que ya no piensan regresar a Ucrania.

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