Inundaciones en el barrio madrileño de Las Rosas: «No pego ojo cuando el cielo se nubla»

Harta de esta situación y ante la falta de una solución a largo plazo para el problema, Esther decidió movilizarse para encontrar una solución definitiva. Fue llamando puerta por puerta recolectando firmas para incluir en una queja que presentará la próxima semana ante el Canal de Isabel II, junto a decenas de imágenes y vídeos que ha ido reuniendo. Hoy cuenta con el apoyo de más de 200 afectados por las inundaciones en sótanos y garajes de las casas situadas en la avenida de Guadalajara, en la carretera de Ajalvir a Vicálvaro y en las calles de Marsella, Rumanía, Sofía, Toscana, Suiza, Versalles, entre otras.

«Me da igual que el consorcio trate de compensar económicamente esto porque lo que no compensa es la intranquilidad, el ver que tienes que tirar cosas y que todo este lleno de porquería», explica a este periódico la mujer que ha llegado incluso a plantearse vender su casa ante la impotencia que le suponía vivir con la incertidumbre de que se vuelva a repetir esta situación y todos los daños que suponen.

Desde 2016 sufre inundaciones en su sótano, así como la pérdida de bienes materiales ahí almacenados y hasta hace poco creía que esto era culpa de la incorrecta construcción de su chalet ubicado en la calle de Sofía. A mediados de septiembre, llegó la DANA a la región y azotó varias zonas de la capital así como localidades enteras dejando destrozos tras de sí en carreteras, comercios y viviendas de la Comunidad de Madrid. Los residentes de este barrio del distrito de San Blas-Canillejas también hicieron frente a las consecuencias del temporal. Fue en ese mismo momento cuando las dudas sobre lo que pasaba realmente con las inundaciones comenzaron a surgir entre los propietarios y se empezó a descartar la posibilidad de que tuviera que ver con una mala edificación de sus residencias.

Las inundaciones son consecuencia, según exponen los vecinos de estas calles de San Blas-Canillejas, de un colector de aguas residuales «notoriamente insuficiente para manejar las demandas de la zona». Este colector tiene más de dos décadas de antigüedad y no es adecuado para enfrentar tanto el crecimiento de la población en este barrio ni «los desafíos atmosféricos a los que nos enfrentamos actualmente». Según explican, estas acumulaciones de agua se producen por el vertido procedente del alcantarillado principal a los drenajes de estas familias debido a que este colector se ve desbordado haciendo que esto salga por cualquier tipo de desagüe, atrancando las tuberías por la arena y los guajiros que arrastra la conducción principal y dejando tras de sí horas, días y semanas de trabajo para reparar lo dañado.

Con la recogida de estas firmas, la vecina que se dedica a impartir clases en un taller de arte busca unir las voces de los afectados para expresar su preocupación y frustración ante la falta de acción respecto a esta situación. «Es cierto que cada vez que hemos llamado a los técnicos del Canal de Isabel II se han presentado para ver cuál es el problema, pero las evaluaciones y opciones que nos dan no son suficientes para solucionar nada», lamenta la mujer que ha iniciado este movimiento vecinal.

Con la queja que presentarán ante la empresa pública, los vecinos exigen «urgentemente» la toma de medidas «contundentes» sobre el colector obsoleto y se realicen mejoras sustanciales en la infraestructura para que se pueda manejar adecuadamente el flujo del agua y cumplir con las demandas de la comunidad.

A pocos metros de la vivienda de Esther, residen Cristina y Miguel, quienes una vez que saben que puede comenzar a llover en cualquier momento, se les quita de manera inmediata el sueño. «Ya no pego ojo cuando el cielo se empieza a poner gris», apunta Cristina. A esta familia las inundaciones les han costado llevar los dos coches que tienen al taller, donde permanecen sin ningún arreglo desde hace un mes. «Estamos sin vehículo y tenemos tres niños», afirma la mujer.

Cerca del chalet de esta pareja, residen Adela y Rafael quienes no han tenido la mala suerte de haber tenido que llevar su vehículo al taller, pero sí que han perdido objetos de gran valor para ellos y que almacenaban en su sótano. «Yo puedo ir a comprarme otro mueble pero, ¿quién me devuelve todas las fotografías que se han perdido por el agua? ¿Van a ir a repetir las fotos de cuando éramos niños?», indica el hombre mientras muestra a este periódico cómo han quedado las paredes de toda la planta baja de su vivienda y los múltiples vídeos en los que consiguió documentar cómo muebles, zapatos y cajas de juguetes flotaban sobre un gran charco que cubría toda la superficie.

Sin embargo, lo que también preocupa a estos madrileños no solo es la pérdida de bienes materiales, sino poner en peligro su integridad física y poner en riesgo su calidad de vida al vivir entre humedades y moho. «Saltaron los plomos y menos mal. Me podría haber quedado en el sitio porque el agua llegó hasta la corriente», sentencia Cristina.

Desde el Canal de Isabel II son conscientes de esta situación y admiten que la red de saneamiento municipal de esa zona «no tiene capacidad suficiente», lo que acaba generando problemas e inundando viviendas y formando charcas de grandes tamaños en las calles, impidiendo la circulación de cualquier tipo de vehículo.

Por ello, desde esta empresa pública se tiene preparado un proyecto de intervención para ampliar la capacidad de transporte de dicha red. En cuanto dispongan de la licencia municipal, comenzarán las obras de construcción de una nueva galería de saneamiento y que tendrán una duración de aproximadamente 3 meses, según indicaron desde el Canal de Isabel II a este periódico.

Las consecuencias de las lluvias torrenciales no solo han afectado Las Rosas sino que también ha dejado daños en otras ubicaciones de la capital. Los residentes del Barrio del Aeropuerto, en el distrito de Barajas, también sufren desde hace años el desbordamiento de su respectivo colector de agua residual, haciendo que sus calles y viviendas acaben abarrotados cada vez que llueve y creando una situación «insostenible» para los residentes de esta zona.

Cuando el colector supera su capacidad máxima, gran cantidad de litros de agua son expulsados al exterior produciendo inundaciones de viales, garajes y trasteros en dos zonas con una cota más baja de la Alameda de Osuna y graves inundaciones en seis zonas del Barrio del Aeropuerto, donde se alcanza una altura de más de un metro de agua e incluso se han superado los 1,70 metros en los últimos episodios de lluvia, con afección directa a 159 viviendas.

Para frenar esta catastrófica situación, el ayuntamiento anunció la creación de una mesa de trabajo que consiga solucionar definitivamente esta problemática. Este grupo cuenta con la participación de los responsables de todas las administraciones y empresas implicadas y tiene una periodicidad bimensual de reunión hasta que comiencen las obras d aun nuevo colector de Rejas, que va desde Hortaleza hasta la Estación Depuradora de Aguas Residuales, acorde con las necesidades que hay que cubrir.

Tal y como indicó el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se trata de «solucionar lo antes posible» esta problemática ya que es un «deber» del gobierno municipal «con los vecinos para que el Barrio del Aeropuerto no se siga inundando cuando llueve».

Esta situación, explica el Consistorio, se ha agravado durante los últimos años por la creación de nuevos barrios, que ha conllevado un aumento de viales y de viviendas cuyas aguas vierten al colector y, por otro, por la forma en que se están produciendo las lluvias, menos frecuentes, pero más abundantes. En los últimos 50 días se han producido tres inundaciones en el distrito de Barajas. Entre las que se encuentran las que dejó la DANA, el temporal que se llevó viviendas y carreteras enteras, que tuvo lugar a mediados del mes de septiembre y que afecto sobre todo a las localidades situadas al suroeste de la región.