Una histórica manzana de Retiro, abandonada y okupada por indigentes

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Coexiste esta gran cuadra artística y arquitectónica con una pequeña y encubierta parcela abandonada a su suerte. Se trata de un solar, de unos 4.600 metros cuadrados, descuidado y deteriorado desde hace años, según señala el secretario de la Asociación de Vecinos Retiro Norte, Félix Sánchez, en conversación con este periódico. Se desconoce la fecha exacta en que fue okupado, pero «unos veinte años, posiblemente». Linda con el aparcamiento de la residencia La Paz y la iglesia de Nuestra Señora de la Paz. Según el catastro, se trata de una única parcela, construida en 1958, con varios inmuebles (división horizontal) de 9.736 metros cuadrados: O'Donnell, 52. Está dividida en dos usos, Sanidad y Beneficencia, con 9.450 metros cuadrados, y Religioso, con 452.

Explica Sánchez que el solar, y toda la manzana, trata de una donación centenaria, entregada a la Comunidad de Madrid, cuyo propósito era que su suelo se destinase a uso dotacional, social o sanitario. Sin embargo, no es más que asentamiento de indigentes. Una zona, barrio Ibiza, donde el precio medio por metro cuadrado es de 7.793 euros y de 922.199 euros el precio del inmueble. «Tienen aquí dos opciones: hacer una dotación o cambiar el plan de urbanismo, con lo que tardarían años», expresa.

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Los titulares de 80 chalés deberán entregar las llaves al ayuntamiento de Cercedilla al caducar la concesión. Los vecinos acudirán a los tribunales y pedirán la suspensión cautelar de la orden hasta la resolución de los jueces.

En la parte trasera de la residencia, un gorrilla, frente al parking del Gregorio Marañón, indica a los conductores la entrada del aparcamiento. «Tened cuidado, es agresivo», nos aconsejan. A los pocos minutos, desaparece. «Vive en el solar. Tendrá llave del candado, o de alguna manera se las ingeniará para entrar. No sabemos cuántos son, quiénes están realmente. Llevan años okupando la parcela. Con el tiempo sus ocupantes han ido cambiando. No se ve nada desde aquí. Podéis mirar a través de los agujeros el chiringuito que tienen montado. Es un terreno sin ley», apunta Sánchez.

Los árboles son frondosos, los muros altos. Pasan desapercibidos. Se avistan, con dificultad, un par de cabañas de madera. A lo mejor son tres o más. Están cubiertas de toldos azules, de plástico duro. A simple vista, una especie de tendedero, siete carros grandes de supermercado, multitud de bolsas y sacos, palets y dos perros. Mastines, parecen. Guardianes errantes. Se escucha el ruido de una televisión, que parece tener algo que ver con el enganche ilegal que sobresale de una de las farolas de Doctor Castelo y cuyo cableado recorre parte de la vía hasta el interior del solar.

«Lo único que sabemos es que Policía Municipal realiza inspecciones esporádicas. Ha habido alguna que otra denuncia por tener dentro a perros en condiciones insalubres», cuenta el secretario. Tan camuflado está que hasta sus vecinos aseguran que desconocen la existencia de un asentamiento de esa índole tras su vallado. A pocos metros de él, los madrileños pasean aprovechando las horas últimas. Todos se sorprenden cuando se les informa de que tras el muro permanece, desde hace años, una comunidad de indigentes, que para ellos no es más que un oasis en mitad de la gran ciudad.

Desde la asociación reclaman que el solar se destine a algún uso social y que el jardín que se encuentra encima del aparcamiento, también inutilizado, se dote de equipamiento infantil o deportivo: «Lo lógico es que el espacio se utilice para alguna dotación del Gregorio Marañón o del Niño Jesús, actualmente con problemas de espacio». Hace tan sólo una semana que las asociaciones volvieron a pedírselo a la concejala presidenta del distrito de Retiro, Andrea Levy.

Además del solar, la residencia cuenta con un pabellón, perteneciente al mismo enclave neomudéjar, desaprovechado y cerrado a cal y canto. Ubicado en la esquina de Doctor Esquerdo con Doctor Castelo, se trata de un edificio de 1903 considerado Bien de Interés Cultural. En 2017 su derrumbe era inminente, hasta que la Dirección General de Patrimonio Cultural informó de que los planes se paralizaban. Desde entonces, el edificio, aún con los andamios y la tela protección, se encuentra completamente abandonado: «Es como si estuvieran esperando a que se caiga solo. También la parte trasera de la iglesia está bastante deteriorada. Es muy triste. Están en un estado lamentable, en un terreno que es propiedad de la Comunidad».

El edificio forma un conjunto con la residencia de mayores, cuya titularidad es de la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS), adscrito a la Consejería de Políticas Sociales y Familia, desde donde aseguran que ellos mismos interpusieron una primera denuncia ante la Policía en 2017 por okupación ilegal del solar, y «se hizo constar que vecinos de la zona recibían amenazas e insultos por parte de los ocupantes».

«Esta primera denuncia derivó en un juicio, celebrado en 2018, al que únicamente comparecieron parte de los denunciados. El 19 de julio de ese mismo año se notificó un Auto que dispuso el sobreseimiento provisional de la causa seguida contra los ocupantes del solar por encontrarse en paradero desconocido», señalan, indicando que, no obstante, las personas que en aquel momento se encontraban en el solar eran otras diferentes de las denunciadas en un primer momento. Así, aseguran que en junio de 2024 se han iniciado los trámites para el procedimiento de desahucio.

La residencia La Paz, declarado Bien de Interés Patrimonial en octubre de 2020, por su valor territorial y paisajístico cultural, tiene su origen en la Inclusa y el Colegio de la Paz, «dos importantes y conocidas instituciones benéficas madrileñas que se dedicaron durante siglos a la recogida, cuidado y educación de niños expósitos». La construcción de este complejo objeto de protección se remonta a 1679, cuando Ana Fernández de Córdoba, duquesa de Feria, funda el colegio, ubicado entonces en la calle de Embajadores, junto a la maternidad de Mesón de Paredes. Fue en 1870 cuando la propiedad pasó a depender de la Diputación Provincial –lo que hoy sería la Comunidad de Madrid–, que planificó trasladarlo en 1926 al Paseo de Ronda, actual calle de Doctor Esquerdo, junto al asilo de San José, al este del ensanche.

Se construyó entonces un gran complejo de dos manzanas de extensión, con todo tipo de dotaciones para la infancia: asilo, colegio, pabellón de lactancia, pabellón de externos, hospital infantil y maternidad, entre otros. Ahora sus vecinos reclaman devolver al terreno su principal uso.