El Gregorio Marañón estrena el lunes un edificio que unifica sus quirófanos y donde se harán 20.000 operaciones al año

El Da Vinci es la joya de la corona: una máquina de altísima precisión que se utilizó por primera vez en el Clínico, y de la que ahora hay seis nuevas unidades adquiridas por la Administración madrileña: para instalar un segundo robot en ese mismo hospital, y para dotar de esta tecnología a los hospitales públicos Gregorio Marañón, Hospital de Getafe, 12 de Octubre, Puerta de Hierro y Ramón y Cajal.

Los cirujanos que manejan el Da Vinci desde sus monitores utilizan para dirigir sus movimientos unos controles que recuerdan los de los videojuegos. Tienen un visor desde el que siguen toda la intervención mediante imágenes 3D. Las enfermeras colocan el instrumental adecuado en los brazos robóticos. Para amplificar la visión y evitar brillos que la dificulten, el quirófano se ilumina con una luz azulada durante la intervención.

El quirófano del Da Vinci y la sala de coordinación de quirófanos cercana son dos de los espacios más espectaculares del nuevo bloque quirúrgico que el lunes comienza a funcionar en el Hospital Gregorio Marañón. Una infraestructura cuyo proyecto fue aprobado en verano de 2017, y que ha superado las dificultades sobrevenidas de una pandemia mundial, hasta verse ahora terminado.

La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, visitaron ayer el nuevo edificio y recibieron las explicaciones de los equipos médicos que trabajarán en él. En total, serán un millar de sanitarios los que desarrollarán su actividad en estos 16.000 metros cuadrados de quirófanos que cuentan con las últimas novedades tecnológicas.

El bloque quirúrgico está dotado con 30 modernos quirófanos, polivalentes, integrados y con capacidad para instalar cirugía robótica y resonancia magnética intraoperatoria. Es tal el grado de tecnificación de esta nueva maquinaria de vanguardia, que en alguno de los puestos, los cirujanos son acompañados por ingenieros biomédicos en una sala adjunta, para ayudarles con el manejo.

Las áreas de reanimación y recuperación se unifican en una misma zona. Además, el nuevo edificio está dotado de sala de información a pacientes y sala de espera para familiares.

En total, se calcula que en los 30 quirófanos se realizarán unas 20.000 intervenciones al año. En el edificio también hay 77 puestos de recuperación postanestésica, y 34 de reanimación.

A las puertas de la instalación, un caballero de edad comenzaba a dar voces en cuanto atisbó a la presidenta Díaz Ayuso: «¡Sanidad pública, más médicos para urgencias, que en Rivas no hay!». Lo decía a las puertas de una instalación que ha costado casi 60 millones de euros y que unifica los quirófanos del Gregorio Marañón, dotándoles de las últimas mejoras.

La entrada en servicio, el próximo lunes, del nuevo bloque quirúrgico libera espacios en el resto del hospital, y es el primer paso de la reforma integral de este centro hospitalario, cuya primera fase se calcula que va a suponer una edificación de 60.000 metros cuadrados.

El Gregorio Marañón, recordó Díaz Ayuso, «atiende un millón de consultas al año, y 180.000 urgencias», y en él nacen «más de 5.000 niños». La jefa del Ejecutivo habló del «orgullo» por el trabajo del Servicio Madrileño de Salud, y puso en valor que la región cuente con «tres hospitales entre los 100 mejores del mundo, y seis entre los 10 mejores públicos de España».

La presidenta quiso destacar la labor de los profesionales del Gregorio Marañón, y recordó el esfuerzo en el área de Sanidad, que tiene destinados en los presupuestos generales de la región para 2023 una cantidad muy próxima a los 10.000 millones de euros, casi un 40 por ciento del total de las cuentas autonómicas. «Este Gobierno va a seguir consolidando un sistema de vanguardia, cercano y que cuida del paciente», comprometió Ayuso.