Fernando Fernán Gómez: «La cultura de este país no ha valorado a mi madre como se merece»

¿Cómo se animó a organizar tan tremendo homenaje? Ha debido ser laborioso.

¡Mucho! Yo personalmente he ido convocando a todos sus amigos para que canten en su honor, y estoy agradecidísimo por su generosidad. Ha sido muy complicado cuadrar agendas, pero todos han respondido a la primera.

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¿Cuáles de estos invitados solían pasar más por casa a ver a su madre cuando era niño?

Sobre todo Raphael, que fue un gran amigo suyo. Además eran compadres, porque los dos eran padrinos del hijo de un empresario de México, y compartieron muchísimas cosas. Además, su mujer, Natalia, era amiga mía. Rosa León también, por ejemplo. Hemos sido muy amigos desde jóvenes.

Va a ser una oportunidad casi única para ver a Rosa León cantando en directo.

Sí, porque ella no quiere cantar desde hace mucho tiempo. Sólo quiere ser productora de otros músicos. Pero nos va a hacer el favor de cantar una de las mejores canciones de mi madre.

Puede que haya voces mejores, pero como intérprete, su madre es difícilmente superable.

Efectivamente, porque además de ser una gran cantante, era una actriz formidable. Con ella, cada canción era una pequeña obra de teatro.

¿No les falta un poco de ese poderío interpretativo a las nuevas generaciones?

Cada nueva generación tiene sus formas de hacer y entender las cosas. Y el público al que ella se dirigía no se parece al público al que se dirigen los artistas de hoy.

La figura de su madre, ¿se ha valorado como merece en la historiografía cultural de este país?

Yo creo que no. Qué se le va a hacer, cada país tiene lo que se merece. Aquí, a los referentes culturales se los fagocita.

¿Y como madre, cómo era? Aunque creo que parte de su infancia la pasó en un internado bastante horrible, ¿verdad?

Sí, era un internado espantoso de El Escorial al que yo llamaba «la mansión de los cuervos». Para mí era como una cárcel, con unos curas vestidos de negro que te arreaban con el cinturón en cuanto te descuidabas. Yo me escapé de allí con el hijo de Juanito Valderrama. Cuando nos pillaron, a él le hicieron volver, pero a mí no (risas). Pero mi madre era muy dulce, tierna y cariñosa.

Su matrimonio con su padre duró doce años, aunque los últimos los pasaron prácticamente separados... ¿quizá es que no caben dos genios en una habitación?

Esa frase es buena, porque es verdad que los semejantes tienden a chocar, como las bolas de billar... Él también era muy cariñoso, en contra de la idea que se tiene por ahí.

Parte de la recaudación del concierto irá para la Fundación Kyrios. ¿A qué se dedica?

Hace una labor maravillosa con gente con inteligencia límite. Tú no notas nada cuando hablas con ellos, pero tienen esa peculiaridad que les dificulta hacer trabajos cotidianos, y la fundación les ayuda precisamente en ese aspecto.