La expareja de Juana Canal confiesa que la descuartizó y se deshizo del cadáver en 2003

Y lo ha hecho cuando apenas faltaban cuatro meses para la prescripción del caso. Hoy se continuaba, tras ser detenido ayer por la mañana, con el registro de la finca y la casa.

Jesús se ha encontrado mal durante su estancia en los calabozos de la Comandancia de Ávila. Ha sufrido una subida de tensión, por la que ha tenido que ser trasladado a un centro médico.

Ha confesado que la descuartizó y que la enterró en el paraje donde se han hallado unos huesos, que a falta del ADN, son de Juana. De hecho, se ha ofrecido a llevar a los investigadores al lugar donde depositó el cadáver, que es el mismo donde fueron hallados los primeros huesos (que sí se confirmó a inicios de 2020 que eran de la víctima) y el resto de los encontrados entre el lunes y el miércoles de la semana pasada por un equipo conjunto de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Siempre fue el sospechoso principal, aunque lo cierto es que la investigación primera apenas arrojó luz, allá por 2003, y el caso se convirtió en una desaparición sin más noticias. Hasta que hace casi tres años se hallaron dos restos óseos que pertenecían a Juana, una tibia y parte del cráneo.

Como adelantó ABC, el arresto se produjo en la casa donde Jesús reside con su actual mujer y sus hijos. Se casó con ella solo seis meses después de la muerte de Juani, como la conocían sus allegados. El investigado suele trabajar con su puesto de hamburguesas en las fiestas de los pueblos de la región. Cuando conoció a Juana, allá por 2001, era taxista. Y así fue cómo entablaron relación, tras olvidarse ella el bolso en su taxi.

Tras la desaparición, él también se esfumó del mapa; al menos de la vida de los parientes de la víctima. La Policía hace tres semanas interrogó a los padres del sospechoso, nonagenarios, y a la hermana menor, por videoconferencia, que vive en Francia. Negaron que supieran nada del caso.

El hijo mayor de Juana, Sergio (ya fallecido), al regresar a su piso de la calle de Boldano (Ciudad Lineal), el 22 de febrero de 2003, lo encontró vacío. Había pasado la noche con sus tíos. Ni Juana ni Jesús estaban ya allí. La mujer no se había llevado su bolso; tampoco la documentación ni el teléfono móvil...

Pero sí que se encontró, sobre la mesa del salón, una nota manuscrita de Jesús: «Sergio, hemos vuelto a discutir y tu madre (ha llamado a la Policía y todo) se ha tomado un montón de pastillas y se ha ido. Ha habido un momento en que se ha quedado muy 'grogi' (sic). Me ha amenazado con beber. Me voy a buscarla».