Ethan, el niño de 10 años que sobrevivió ocho horas subido a un árbol tras el paso de la DANA por Madrid

El más pequeño, Ethan, sobrevivió casi ocho horas subido a la rama de un fresno, en la linde de una finca privada. Nadie se explica el milagro. No saben cómo recorrió los más de tres kilómetros que separan el punto en el que el turismo se perdió hasta el margen de la finca en la que fue hallado, encaramado, sin soltarse, a la endeble parte del árbol; tampoco cómo logró vencer, sin ahogarse, a la fuerza del río Alberche, cuyo caudal se multiplicó a consecuencia de las precipitaciones. Nadie se atreve a verbalizar cómo un niño, de solo 10 años, sacó fuerzas para resistir toda una noche abrazado a esa pequeña rama que actuó de cobijo.

Pero Ethan lo hizo, y cuando todavía no había salido el sol sus gritos de socorro alertaron a un vecino. Minutos después, agentes del equipo Roca de la Guardia Civil recogieron al menor y lo trasladaron al hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, donde se reencontró con su madre y su hermana mayor, que también lograron salvar la vida tras el accidente. En el momento de la publicación de este artículo, la Guardia Civil continuaba buscando al padre, uno de los dos desaparecidos tras el paso de la DANA por la Comunidad de Madrid.

«Esta mañana estábamos desenterrando el coche, cuando nos informan de que un hombre ha escuchado unos gritos pidiendo ayuda. Ese hombre nos guía hacia la zona exacta de los chillidos de auxilio», cuenta a ABC el capitán jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de Madrid (Usecic). Inmediatamente, el equipo se dirige hacia la zona marcada, casi al término de una finca privada, al otro lado de los ríos Alberche y Perales, los dos que bordean Aldea del Fresno.

«Era imposible cruzar a la otra orilla, el río venía muy cargado. Era imposible, imposible cruzar, no podíamos ni meter la barca; y por tierra teníamos que dar mucha vuelta y tampoco sabíamos si llegaríamos, tardaríamos mucho», continúa el capitán, que horas antes había asistido al rescate, también con vida, de la madre del pequeño.

Los agentes lograron contactar con el guarda de la finca El Santo, que llegó enseguida hasta la parte indicada. «Guiado por nosotros, consigue llegar. El niño estaba subido en una rama pequeña», dice el mando de la Guardia Civil, en conversaciones con ABC. Ethan estaba vivo, aunque durante unos instantes el temor sobrecogió a los agentes. «Había estado gritando, pero hubo un rato en el que el niño se calló, no decía nada. Temimos lo peor tras tantas horas porque no contestaba: del cansancio se había quedado dormido», asevera el capitán.

Ethan estaba a más de tres kilómetros de donde el coche desapareció, y a unos 500 metros de su madre. «Estoy aquí», respondió el menor cuando el guarda volvió a preguntar por él. Los agentes y el vigilante de la finca respiraron con alivio. Se encontraba, más allá de la hipotermia, en aparente buen estado, aunque cubierto de lodo.

«No te voy a mentir, no podíamos más. Llevábamos toda la noche sin dormir, pensábamos que ya no lo íbamos a encontrar, pero sucedió. No sabemos cómo resistió pero sobrevivió casi ocho horas encima de la rama», confiesa el capitán del Usecic, reconociendo el esfuerzo de todo su equipo.

Pocas horas antes, a medio kilómetro, cerca del puente de la Pedrera, agentes del Servicio de Montaña de la Guardia Civil localizaron a la madre de Ethan. «Estaba incluso más abajo que el niño, pasando las pistas de pádel, agarrada también a un árbol en medio del río», desvela el responsable del operativo. «Los agentes se jugaron la vida, con cuerdas, para llegar a ella. Había que intentarlo, y la rescatamos con vida», dice, aunque sin querer hablar de la heroicidad de aquellos que pusieron su vida en peligro por salvar la de la mujer.

Antes ya habían hallado a la hija de 14 años, que salió por su propio pie, y estaba solo a 500 metros del puente donde el vehículo fue engullido por el agua. «Los dos menores lograron escapar por el maletero, antes de que los padres saliesen del vehículo», concluye el comandante, cuyos esfuerzos se centran ahora en localizar al padre de familia y al señor desaparecido en Villamanta. Los otros tres miembros se recuperan de hipotermia en el hospital Rey Juan Carlos.

El coche, ese que estaban desenterrando cuando el milagro se produjo, quedó reducido a un amasijo de hierros y cubierto de barro, prueba de la fuerza de las lluvias torrenciales. Dos puentes fueron destrozados en este pueblo castigado e incomunicado tras la DANA. Allí –informa Pilar de la Cuesta– el Ministerio de Defensa instalará un puente provisional para tratar de paliar los efectos de la tormenta.