Estupor en el PSOE de Lobato tras el fichaje de Leguina por Ayuso: «Cada uno elige cómo quiere ser recordado»

«La verdad es que no nos ha producido ni sorpresa y esto lo dice todo», ha asegurado en un primer momento Lobato, quien ha comentado con cierta pena que «cada uno elige cómo quiere ser recordado».

El líder del PSOE de Madrid ha insistido en mostrar «todo el respeto» para Leguina y para su elección en la Cámara de Cuentas, pero ha confesado que la noticia le había dejado casi sin palabras: «Sinceramente, provoca un poco de estupor en quienes le hicieron ser lo que fue y esto le debería hacer reflexionar si vale la pena en este momento tomar esta decisión».

Lobato siempre había tratado de mantener una actitud de equilibrio, entre el respeto que le merece Leguina, como pudo verse en el último acto institucional de la Asamblea por el 40 aniversario del Estatuto de Autonomía, y su discrepancia con las críticas del histórico político hacia Sánchez. En aquel acto, Lobato mostró «su reconocimiento y respeto institucional que merece» por «haber sido el que más tiempo ha ostentado el cargo y por la gestión que hizo».

En el Grupo Socialista de la Asamblea se han enterado este lunes de la propuesta del PP para presentar a Leguina como candidato a la Cámara de Cuentas, cuando han visto en el registro del Parlamento autonómico la lista de nombres de los populares. El PP había esperado hasta el último día para registrar su propuesta, y en el PSOE no han salido de su asombro cuando han comprobado cómo en primer lugar estaba el nombre del expresidente socialista. «Todo apunta a que le van a proponer como presidente de la Cámara de Cuentas», comentan fuentes socialistas.

Esas mismas fuentes muestran su recelo porque el trabajo de ese órgano fiscalizador debe ser técnico y muy riguroso, y el perfil político debería ser, a su juicio, totalmente secundario. En todo caso, en el Grupo Socialista sospechan que Ayuso ya tenía apalabrado hace tiempo con Leguina incorporarle a algún puesto significativo dentro de la Comunidad, sobre todo después de que su idea de dotar de un estatuto específico a los expresidentes, con un sueldo incluido, quedara congelada a la espera de un mejor momento político.