La estación de Chamartín inicia su metamorfosis y recupera el vestíbulo fantasma de los años 80
La siguiente fase de la remodelación terminará en diciembre y permitirá gestionar hasta un 30% más de viajeros
A partir del 4 de febrero los trabajos afectarán a cinco líneas de Cercanías que requerirán de transbordos especiales
La playa de vías de la estación de Chamartín, en obras
El vestíbulo fantasma era un espacio diáfano y olvidado. Bajo la capa de polvo asomaban los azulejos diseñados en los años 70 para la entonces novísima estación de Chamartín. El pasadizo subterráneo, que conectaba la superficie con los andenes, tenía un mostrador para comprar ... billetes, un puesto de información al viajero, un bar y un estanco. Por ahí paseó el actor y humorista Tony Leblanc en una de sus películas. Ese vestíbulo cerró en menos de una década y, durante más de 30 años, ha permanecido en desuso. Ahora es un túnel blanco, impoluto, con ascensores acristalados y escaleras mecánicas, que se abrirá al público a principios de febrero.
La metamorfosis de Chamartín, en la que Adif (la empresa pública propietaria de la infraestructura ferroviaria) pretende duplicar las líneas de alta velocidad y transformar la estación en un edificio futurista, comenzó hace unos meses. «El proceso ya ha empezado y hoy iniciamos una etapa nueva», anunció este viernes el director general de Planificación y Evaluación de la Red Ferroviaria del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (del que depende Adif), Casimiro Iglesias. La presentación se celebró en el reluciente vestíbulo, con el ruido de fondo de las máquinas que todavía remataban los últimos detalles. En dos semanas estará listo, y al mismo tiempo arrancará la segunda fase de las obras que reformarán también el vestíbulo principal y seis andenes y reforzarán las estructuras de la plaza urbana.
Hasta la fecha, los trabajos en la estación no han interrumpido el tráfico ferroviario. Sin embargo, a partir del 4 de febrero y durante el resto del año, las actuaciones serán engorrosas y complejas, manipulando vigas de más de 18 metros y pilotes de hasta 20 metros de profundidad. Las obras cortarán el túnel que enlaza las estaciones de Chamartín y Nuevos Ministerios y afectarán a cinco líneas de Cercanías: la C3, C3a, C4, C4a y C4b. «Los trenes que circulan por el túnel de Sol [el que conecta Atocha, Sol, Nuevos Ministerios y Chamartín] van a tener transbordos especiales», especificó el director de Cercanías Madrid, Ricard Ribé, que ayer compartió los detalles de este «plan de transporte alternativo».
Los viajeros de la línea C3 (Aranjuez-Chamartín) que quieran continuar su trayecto sobre raíles tendrán que realizar el transbordo en la estación de Chamartín y los de la C3a (Aranjuez-El Escorial) en Atocha. Por su parte, los usuarios de las líneas C4 (Parla-Cantoblanco) se bajarán en Nuevos Ministerios y los de las C4a (Parla-Alcobendas/San Sebastián de los Reyes) y C4b (Parla-Colmenar Viejo) en Chamartín.
Refuerzo de trenes
Tanto si circulan hacia el norte o el sur, el itinerario seguirá a través del túnel de Recoletos —que discurre en paralelo al túnel de Sol, entre Nuevos Ministerios y Atocha— y el resto de líneas. La C1 (Príncipe Pío-Aeropuerto T4), C2 (Guadalajara-Chamartín), C5 (Móstoles-Humanes), C7 (Alcalá de Henares-Príncipe Pío), C8 (Guadalajara-Cercedilla), C9 (Cercedilla-Cotos) y C10 (Villalba-Aeropuerto T4) no sufrirán cambios por las obras. Renfe (el operador de Cercanías) potenciará además el servicio, que desde el 4 de febrero desplegará 1.436 trenes diarios en el núcleo de Madrid (un 15% más) y ofertará 642.173 plazas sentadas (un 6% más).
Antes
Después
Estas obras son un paso previo a la remodelación integral de Chamartín, que en el futuro lucirá modernas bóvedas, terrazas forradas de plantas y bloques comerciales, según el diseño de Esteyco, UNStudio y b720 Arquitectura que ganó el pasado diciembre el concurso para convertir la estación «en una referencia internacional de la movilidad sostenible, multimodal, conectada e integrada». Los trabajos que empiezan ahora y terminan en diciembre se enmarcan dentro de una inversión de 326 millones de euros con un primer objetivo: duplicar las líneas de alta velocidad. Con el siguiente paso, la metamorfosis total, superará los 1.000 millones.
¿El objetivo de esta segunda fase? A finales de 2023, la estación de Chamartín podrá gestionar entre un 25 y un 30% más de viajeros. Hasta 900 trenes diarios. El vestíbulo fantasma recuperado es un pasadizo que facilitará el flujo de personas al conectar los andenes de Cercanías con la boca de Metro y la red de alta velocidad. En los próximos meses, el segundo vestíbulo, el principal de la planta superior, se expandirá hacia el norte, regalando más espacio al servicio de Cercanías. Esta ampliación sobrevolará las vías del tren, desplazando las escaleras y ascensores y levantando una marquesina sobre los andenes y una nueva pasarela cubierta de 1.300 metros cuadrados.
La movilidad del futuro
Más allá de estos dos vestíbulos, Adif emprenderá la mejora de las vías existentes. Los trabajos consistirán en el montaje de aparatos de vía y señalización entre las vías 1 y 6, que dotarán a las instalaciones de una mayor flexibilidad ante incidencias, y el acondicionamiento de los andenes 1, 2 y 3. Antes de que termine 2023, «habrá más espacio para el viajero de Cercanías, más conexiones y, en definitiva, se mejorará la calidad del servicio al viajero», informó este viernes el director de Construcción de Corredores Europeos e Integración en ciudades de Adif AV (Alta Velocidad), Juan Antonio Hermoso.
MÁS INFORMACIÓN
La liberalización del transporte ferroviario de viajeros ha detonado esta transformación. Esta segunda fase de las obras es la antesala para que Chamartín se erija en «nodo estratégico» de la movilidad del futuro. Adif y Adif AV gastarán los 326 millones en duplicar las vías de alta velocidad (que pasarán de seis a doce), abrir un nuevo paso inferior bajo las líneas de alta velocidad, remodelar las 13 vías y andenes de ancho ibérico, doblar la capacidad del vestíbulo principal hasta los 18.000 metros cuadrados y reordenar las zonas de autobuses y taxis del exterior. Por ahora, la estación se embarca en las obras más largas de los 34 años de historia de Cercanías Madrid.
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