La esquiva vida de Miguel Ángel Flores, el principal responsable de la tragedia del Madrid Arena

Era noviembre de 2016 cuando la Audiencia Provincial de Madrid impuso al empresario una pena de cuatro años de cárcel como autor responsable de cinco delitos de homicidio por imprudencia grave. La sentencia, recurrida por su defensa, fue ratificada en marzo de 2018 por el Tribunal Supremo, lo que obligó al promotor del festival 'Thriller Music Park' de Halloween a ingresar en prisión tras agotar el plazo máximo para su entrada. Ahora, saldada su deuda con la Justicia, Flores expone en su perfil de Linkedin el cargo que supuestamente desempeña en la empresa: Analítica y Estrategia en Factoría MEEU.

Sin apenas actividad en esta red social, el antiguo promotor trufa de ironía su breve descripción: «Inicié mis estudios en la escuela de la Ética y la Vida, continué aprendiendo en el instituto del Talento y la Creatividad, realicé mi carrera en la universidad de la Humanización y la Colaboración, tengo un máster en Experiencia y ahora, lo que me toca, es reinventarme». La fecha de esta publicación, no obstante, es desconocida. Dar con Flores para abordar aquel negro capítulo no resulta tarea sencilla:

-Buenos días. Nos gustaría hablar con Miguel Ángel Flores por los diez años que se cumplen del Madrid Arena.

-Buenos días. Ahora mismo está reunido, pero déjame que pregunte.

La recepcionista de Factoría MEEU descuelga el teléfono y traslada la inesperada petición. Tras esperar unos minutos, apunta el contacto y un miembro de su equipo baja a recogerlo. La respuesta, al menos hasta la fecha de esta publicación, nunca llega. «Normal, por otro lado, no creo que tenga ganas de revivir todo aquello». Quien habla, bajo pacto tácito de confidencialidad, es una de las personas que mejor le conocen del mundo de la noche. La carrera de Flores en este sector es la de un hombre hecho a sí mismo. Sus orígenes no están muy claros, algunos hablan de persona humilde; otros, que viene de una familia acomodada. En cualquier caso, su primera oficina no fue otra que la propia calle: «Repartía 'flyers' y trabajaba como relaciones públicas para varios locales».

Su especial habilidad para organizar sesiones, dirigidas principalmente al público gay, motivó su vertiginosa escalada. Tal fue su ascenso, que llegó a convertirse en el hombre fuerte del Orgullo. «Hacía tres festivales y todos llenos, tenía muy buenas relaciones con personas de la Administración, políticos... y funcionarios, que a veces mandan más que los propios políticos», recuerda la misma fuente. Lo cierto es que Flores estaba catalogado como uno de los mejores promotores, «un tipo raro», pero con una capacidad enorme a la hora de crear: música, espectáculos, artistas, promoción, diseñadores, agencias de viaje... En definitiva, dentro de su campo, «era el número uno». La tragedia del Madrid Arena le granjeó una fama que el sector no estuvo dispuesto a asumir. Y la falta de apoyos hizo que el empresario se alejara de los que hasta entonces habían sido sus compañeros de barco. Solo se salvó su círculo más cercano.

Extremadamente metódico, Flores tenía fama de mal pagador: «Retrasaba los pagos todo lo que podía, sin incurrir en ilegalidades», de tal forma que la abundante rueda no dejaba de girar. La sentencia de la Audiencia Provincial consideró que la noche de Halloween «actuó intentando conseguir en todo momento el máximo beneficio económico». Pese a que el fallo incidía en que la avalancha humana que truncó la vida de las cinco jóvenes se produjo al vender «6.000 entradas de más sobre un aforo fijado en de 10.620», su abogado defendió en el Supremo que «la tragedia se debió a las graves deficiencias estructurales del Madrid Arena, propiedad del Ayuntamiento de Madrid». Pero el Alto Tribunal desestimó el recurso de casación interpuesto por el promotor y lo señaló como el responsable principal de lo sucedido.

Después de estar solo un año y medio entre rejas, el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Valladolid le concedió el tercer grado. El auto de Vigilancia Penitenciaria recogía que «se trata de un interno primario, normalizado, condenado a una pena de cuatro años de prisión por homicidio imprudente, que sale regularmente de permisos. Visto su historial de actividades y valoración es factible la libertad condicional anticipada, esto es que de reunir los demás requisitos, sería posible en octubre de 2020».

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Más de cuatro años después de su entrada en la cárcel, la nueva base de operaciones del empresario está a solo unos pasos de su célebre discoteca Macumba. Reconvertida en Lab (una sala de espectáculos adscrita a la oferta de MEEU), esta no parece estar dentro de sus actuales competencias. Su labor, al menos de puertas para afuera, es la de gestionar un espacio que consta de 42 despachos, 13 salas y aulas, oficinas de 'coworking' y amplias zonas comunes. La sombra de Flores, más diurna que nunca.