Los empresarios de Ferraz, con la soga al cuello: «Tenía 14 empleados y ahora 8, pongo dinero para sobrevivir»
Los negocios llevan soportando 36 noches de protestas y cordón policial en la calle en la que está la sede del PSOE
Una docena de comerciantes y hosteleros constituyen una asociación de afectados para poder recabar ayudas
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Iniciar sesiónNabila Baraka desbloquea su teléfono y accede a una aplicación que le permite ver en tiempo real las reservas de su restaurante, pero también las cancelaciones. Mira la herramienta con resignación. Cada mensaje subrayado en verde supone una solicitud de cena o comida y, con ... él, se despierta la esperanza, pero también el miedo: en cualquier momento el verde se puede convertir en rojo, lo que supondría que los comensales han decidido anular y no acudirán. Y desde hace más de un mes los mensajes en rojo caen en cascada.
Baraka's –que así se llama su restaurante– está en el número 37 de Ferraz, enfrente de la sede del Partido Socialista, justo en el epicentro donde desde hace 36 noches, para ser exactos, se concentran los manifestantes que protestan contra el Gobierno de Pedro Sánchez y su proyecto de ley de amnistía.
A la derecha del local hay una óptica en la que Lucía Ramos ha dejado de atender a gente. No porque no quiera trabajar, sino porque no puede. «No entra nadie, no podemos vender», asevera resignada la empleada. Y a la izquierda de Baraka's está El Lagar, la casa desde hace 38 años del matrimonio conformado por Manolo Rodríguez y María José Sacedo. Con capacidad para 30 personas, solo media docena ocupan la barra un sábado a mediodía, momento en que el bullicio y el ir y venir de raciones y cañas deberían ser los protagonistas. «La que tendría que ser la mejor época del año [por las cenas de Navidad y la afluencia de turistas en el puente de la Constitución] se ha convertido en la peor«, sentencia el hostelero.
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Nabila, Lucía, Manolo, María José... Y así suma y sigue. Son los afectados por las protestas de Ferraz, los nombres de los empresarios que han visto cómo sus negocios se convierten en una ruina debido a las protestas y al cerco policial que las controla en la vía donde el PSOE tiene su sede y en las colindantes. Están con la soga al cuello, con la incertidumbre de no saber cuánto podrán aguantar y mantener las luces de sus negocios encendidas. Por eso, han constituido la Asociación de Autónomos, Hosteleros y Comerciantes Perjudicados de Ferraz, que suma una docena de empresarios con el objetivo de recabar una ayuda directa que les permita subsistir. «No es a largo plazo ni microcréditos, sino que tenemos que salvarnos ahora porque si no lo hacemos en enero habrá gente que no levantará la persiana«, sentencia Nabila, nombrada por sus 'vecinos' la presidenta de la plataforma.
Fue en mayo cuando David Rebordinos se lio la manta a la cabeza y abrió Tu Casa, un restaurante en la calle de Quintana, perpendicular a Ferraz, justo en la frontera que un día puede estar dentro del cordón policial y al siguiente, fuera. «Éramos 14 y ahora somos ocho trabajadores. Menos plantilla ya no puedo tener, pese a que estamos al 10% de clientela«, cuenta Rebordinos sobre lo que se ha convertido en el día a día en Tu Casa.
Las protestas comenzaron el 3 de noviembre, justo cuando parecía que el negocio empezaba a rodar, tras la inversión acometida en mayo. «Pero todo reventó y nos vimos obligados a reducir plantilla», explica, sin saber cuánto aguantará: «Depende del cierre de caja que hagamos este mes de diciembre, pero pinta complicado... Tengo que poner dinero de mi bolsillo para pagar los sueldos y sobrevivir», asevera el también secretario de la asociación, que se queja de la poca información que reciben de las administraciones públicas y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para poder organizarse.
«Unos días cortan en una esquina, otros en otra... No puedes planificar, y mucho menos cuando se da la imagen de que esto era un campo de guerra. No lo era. Si había jubilados mirando...», dice, con cierto enfado y desesperación. Tampoco puede informar a los clientes que llaman preguntando sobre si podrán llegar a su restaurante o aparcar en alguna zona cercana. «La gente ya no viene porque no sabe qué se va a encontrar. Ya lo ves... Es sábado, hora del aperitivo, debería estar lleno y solo hay una mesa ocupada arriba y en el comedor una familia«, continúa el dueño del local, mientras enseña la reserva de la noche de ayer: de las 60 personas que iban a ser en un principio se ha quedado en 27. Otros días la agenda se encuentra completamente en blanco. Sobrevivir así no es sencillo. Y a la falta de clientela se suma todo el gasto que hacen en provisiones por si los clientes decidan entrar. »Si al final no vienen, ¿qué hago? Lo tengo que tirar todo...«.
Marginados
Los dueños de El Lagar comparten sensaciones. Se sienten marginados por las administraciones. «Por la tarde-noche no trabajamos nada. Todas las mesas que teníamos reservadas se han anulado. Y ya casi nadie llama porque no dejan pasar... Quién nos iba a decir que la mejor época del año se convertiría en esto«, se lamenta tras la barra Manolo. De la cocina sale su mujer, María José, que ejemplifica: »Hace un año estaba todo lleno; ahora, vacío«. El matrimonio cifra en 12.000 euros la recaudación de beneficios que deberían haber tenido en octubre y que han perdido.
Y entre el 30 y 35% de pérdidas es lo que estiman Zafer Krewy y su mujer Marta Feres que ha tenido el estanco que regentan. Ella es la tercera generación al frente de ese negocio, que se ha convertido en el tejado más famoso de España desde que dos ultras se subieron a hacer el saludo nazi en la que era la séptima noche de protestas. Mucho ha llovido desde entonces para estos empresarios que han decidido adelantar su cierre –era hasta las 20.30 horas– con el fin de evitar encontrarse con los congregados. Saben que cuando lleguen no harán caja, y no les compensa quedarse ahí.
Aunque la afluencia de manifestantes haya bajado –de 8.000 que llegaron a ser las primeras noches ahora no llegan al centenar– el cordón policial se pone cada vez que cae la noche sobre Madrid. «Tenía 389 personas en reserva para el mes de noviembre a 40 euros aproximados por cabeza... Calcula las pérdidas», dice Nabila. La cuenta es sencilla y el resultado, la ruina para ella, que ha despedido esta semana a un cocinero y no sabe si deberá prescindir de alguien más.
«Ya no puedo rascarme más el bolsillo. Es como ponerme una cuerda en el cuello», cuenta la empresaria, que tiene el restaurante desde hace seis meses. «Nadie abre un negocio para esto», confiesa. No era el primer medio año que esperaba para Baraka's. Ferraz es mucho más que la sede del PSOE y los verdaderos afectados por las protestas están fuera de ese búnker socialista. Aunque nadie parece reparar en ellos. Los empresarios cuentan los días, los tachan del calendario, no saben cuánto oxígeno les queda. Y ya van 36 resistiendo.
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