Electa Navarrete, dietista de los famosos: «Madrid es luz, mucha luz, la estética de Madrid es la luz»
COLONOS
Tiene en el Museo del Prado, lugar que la inspira, el sitio que la sostiene en Madrid desde que llegó
Marta González de Vega : «Quien dice que Madrid es una ciudad dura es porque no la conoce»

Electa Navarrete es médico y es mediática, su caso no es como el doctor Beltrán, pero sí de otras formas. Es dominicana, de esas dominicanas que ven tantas concomitancias entre su Isla y la Península que darían para todo un tratado. Electa Navarrete ... es médica especializada en estética, que ya nos dijeron los clásicos que era una de las ramas del alma. La llaman la «dietista de los famosos», pero en Celtiberia la gente pone apodos con ton y son, y quizá algo de verdad.
Electa Navarrete atiende, como en el cuento de una princesa, en la puerta de Velázquez del Retiro. Y es que ella, autora del libro 'Subir al Everest con tacones', es consciente del peso del canon de lo bello a través de las distintas épocas. Se vino de Santo Domingo, de un Santo Domingo de luces, en el helado febrero de 2004. Entonces Madrid, y se sabe por qué, fue un un abrigo negro hasta mayo.
Eso le sorprendió a nuestra galena, que ha visto que en todos estos años al invierno se le va venciendo con el color. Poco a poco. Ya se lo decía su padre: donde se nota el estilo de la gente es por el invierno. Conviene imaginar a la protagonista de esta página frente al viento helado de febrero que entra como un caño, y buscando, ahí, una nota de color. Lleva la conciencia de belleza que es su trabajo, pero también un 'leitmotiv' que se deja traslucir en su libro.
Electa sube, baja, viene y va y en momentos determinados se sienta en el Retiro a ver cómo pasan las modas, que es el vivir. Rememora, tras más de veinte años aquí, en los ojos de joven médica y de joven estilista, cómo fue el Madrid que se encontró, ya se ha dicho. Pero la magia está en la espera, y en pocos años brotó el color. Dicen que la medicina estética es un mundo de egos, pero con Electa Navarrete, a la que el pueblo, se ha dicho, ha puesto el nombre de la «dietista de los famosos» , no se le va el terruño sobre el que trabaja con clamores de fama. Acaso, Electa, ve las caras de Madrid con una cierta tirantez, hermosas, pero carentes de un tratamiento de los basamentos más llamativos del colágeno. Decía su padre que a una persona se le mide por los abrigos del invierno, y eso lo tiene marcado. Porque la galena habla de luz, luz, y más luz, que en Madrid es toda una estética. Al madrileño mejor adaptado al medio lo ve en el restaurador Ramón Freixa y que, tan catalán, ha adaptado los biorritmos y las costumbres de Madrid. Piensa Electa que a Madrid hay que encontrarle el punto oscuro, porque en los contrastes está también lo bonito. Tiene la ciudad asociada a la luz, aunque también tiene sus resquicios de negrura. Pone la metáfora de un pómulo, donde hay que acentuar las formas oscuras para que se consiga el efecto creativo. Luego su lucha contra la flaccidez que es algo que Electa quiere erradicar porque el colágeno es la columna de la cara, y, metafóricamente, sería lo que aplicara a la ciudad. Su basamento.
—Va la primera. Oiga, ¿en qué se ha tuneado Madrid últimamente?
—Ay mi Madrid, mi Madrid. Desde que llegué he visto, más que Madrid, la conciencia de que la belleza es salud. Madrid se ha vuelto más estética. Ha dado importancia a ese punto de belleza que es salud. Mi padre decía que a las personas se les nota el estilo por lo que tienen durante el invierno. Y al inicio de esos años, esos inviernos, eran grises, oscuros. Hasta que entró el color.
—¿Podría pasearme por una estética de Madrid?
—Madrid es luz, es mucha luz. Quiero ver caras vivas. Si no, no sé cómo imaginarme Madrid. Ya te digo que la estética de Madrid es luz.
—Quien habla de luz, habla de sombras. Vayamos por esa senda...
—Sí, cuando marcamos un pómulo jugamos con la luz y la sombra. Sin sombra no hay luz.
—¿Madrid es sombra y luz?
—Si no vemos ese punto oscuro de Madrid, no vemos cómo iluminarlo. Esto es estimulante y fascinante a la vez. Gracias a las sombras encontramos unas luces diferentes.
—Vamos a ir a lo personal, si le parece. ¿Cuál es la cara que usted más asocia con Madrid?
La veo en el barrio de Salamanca. Ramón Freixa, y mira que es catalán. Veo a Ramón y veo a Madrid.
—Me muero de ganas por preguntarle. ¿Qué retoquillo le hace falta a Madrid?
—Atacar la flaccidez facial. Trabajaría el colágeno. Madrid tiene una proyección brutal a través de la cara. Y no se ve. Madrid tiene tanto colágeno no estimulado que le daría un chute de eso mismo.
—¿Podría ser más específica?
—El colágeno es la columna, la base de la cara. Madrid es lo mismo. Vas caminando por la Castellana y no ves ese Madrid de base. En Madrid hay que tener en cuenta su colágeno, y parar.
MUY PERSONAL

- FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO. Santo Domingo, 8 de agosto de 1977.
- CUÁNDO LLEGÓ A MADRID. Febrero de 2004.
- UN LUGAR. El Prado.
- QUÉ NO LE GUSTA. La rapidez al caminar.
—Habla usted de belleza en la ciudad, además del colágeno...
—Por ejemplo, en los toldos. Estilizaría los toldos. Son colores bastante decadentes.
—Hay quien opina que no. Oiga, ¿cuál es la relación entre Madrid y la felicidad?
—No paramos. Buscamos la perfección, todo tan rápido, que no lo notamos. Y hay felicidad junto a la belleza en Madrid.
—En qué consiste para usted empaparse de Madrid. Perdone la insistencia.
—En sentarse en una terraza y observar. A la gente. Madrid es entrar en el metro y olerlo. También caminarlo. Hay que tener una sensibilidad bastante específica.
—No hemos hablado de su llegada a Madrid.
—Hice mucha maleta emocional previa. Fue muy duro. Pero a las dos semanas entré en el Prado y me fue muy liberador.
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