Dos de Mayo: pan y circo en la Puerta del Sol a 26 días de las elecciones

A 26 días de unas elecciones municipales y autonómicas que se viven con la intensidad de un plebiscito, Díaz Ayuso se dijo consciente de la «inmensa responsabilidad» que tiene Madrid «porque lo que pase aquí resonará en toda España».

Presumió la presidenta de una Comunidad donde «sigue sin haber ni charnegos, ni maquetos, ni forasteros». Desde la primera fila, seguían sus palabras con toda atención la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el de Presidencia, Félix Bolaños. Este, a ratos: tuvo que salir unos minutos atacado por un desarreglo que arrastra desde hace días, según dijo. También escuchaban a Díaz Ayuso todos los ex presidentes regionales, menos uno: desde el socialista Joaquín Leguina al que ocupó el cargo en funciones, Pedro Rollán, pasando por Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes y Ángel Garrido. Sólo faltó Ignacio González, ausente de todo acto público desde que fue investigado en el caso Lezo.

Previamente al discurso de Díaz Ayuso, hubo una cascada de declaraciones de políticos regionales y locales, con algunos episodios chuscos incluidos. La líder de Más Madrid, Mónica García, se lamentaba de que la Junta Electoral Provincial hubiera sacado de su lista a Tesh Sidi, la ingeniera saharaui que era uno de sus fichajes estrella, y a la que habían aplicado el mismo criterio que dejó fuera de la lista popular a Toni Cantó: un problema administrativo porque «había sido empadronada en Málaga accidentalmente», explicó García. Lo recurrirán.

En el PP, su secretario general, Alfonso Serrano, insistía en las cargas contra Bolaños, y se negaban a recibir lecciones de protocolo de «un Gobierno de la Nación que cuando manda ministros a los municipios gobernados por el PSOE, no avisa nunca al Gobierno regional por si quisieran acompañarles».

Alejandra Jacinto, la candidata de Unidas Podemos, sorteaba las dudas sobre su supervivencia que planteaban las últimas encuestas, que les sitúan justo en el borde del 5% mínimo para tener representación: a su juicio, «lo que reflejan es que somos llave del cambio».

Desde Vox, Javier Ortega Smith descubría sus cartas: tras el 28M «entraremos a formar gobiernos en el porcentaje que nos otorguen los votantes». El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, no quiere ni pensar en esa posible entente, tras un mandato en que la convivencia con el líder de Vox ha rozado lo imposible. Decía el regidor que el ministro Bolaños había entrado a la Real Casa de Correos «de okupa», para crear «una polémica artificial». Las mismas palabras con las que definía el titular de Presidencia lo ocurrido.

Juan Lobato, candidato del PSOE a presidir la Comunidad, llegaba al acto portando malas noticias: la muerte de Ruth Porta, la veterana exconcejal y exdiputada regional.

A su lado, mientras el candidato criticaba a Ayuso por «su busca de conflictos» que «tienen cero que ver con los problemas de la gente», el alcalde de San Fernando de Henares, Javier Corpa, sujetaba un chaleco en el que criticaba la situación de los afectados por los hundimientos al paso de la línea 7B de Metro. Acto seguido, era el turno de Reyes Maroto, candidata a la Alcaldía madrileña por el PSOE, que señalaba a la presidenta por «estar utilizando el día de hoy de forma partidista».

Rocío Monasterio (Vox) terciaba intentando imponer sentido común: «Los partidos políticos no son dueños de las instituciones; esta es la casa de todos los madrileños». No se le hizo mucho caso, a juzgar por el resto de la jornada.

Luis Cueto, sobrino político de Manuela Carmena y que pretende mantener su espíritu con su candidatura Recupera Madrid, para la capital, clamaba en el desierto periodístico: «La gente está harta de estas peleítas partidistas; el Gobierno manda a quien quiere». Mientras trataba de explicar su propuesta, convencer a los votantes para apoyar «una rebelión ciudadana que diga: 'estamos hartos de que nos mangoneéis'», una figura le robó la atención de la prensa: la vicealcaldesa, Begoña Villacís, luciendo un abrigo blanco que en la espalda lucía el mensaje: «Esta Villa no se rinde ni se entrega». Fue demasiado para la paciencia de Cueto, que pidió a la vicealcaldesa que respetara su espacio: «Ya has conseguido la foto».

La propia Villacís pudo luego opinar sobre el 'affaire Bolaños': «Estoy harta de polémicas estúpidas e infantiles; el 'no te ajunto' no representa a los madrileños. Y, si no lo creen, que se metan en cualquier bar y escuchen a la gente», pidió.

La parada militar lució tan animada como de costumbre, con muchos espectadores que aplaudieron a rabiar. Claro que también hubo sitio para quienes protestaban: un grupo de sanitarios –acallados por algunos de los presentes que alternativamente pedían la dimisión del Gobierno o recordaban al 'Tito Berni'–, y otra de vecinos de San Fernando de Henares, afectados por daños y hasta el derribo de sus casas por las obras de la línea 7B del Metro.