El 'dos' de Bal en las primarias de CS renuncia como responsable de Programas en Madrid

Su paso a un lado, adelantado por 'The Objective' y confirmado por ABC en fuentes de su entorno, evidencia la distancia abierta entre la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, y quien en 2019 fue su número dos en los comicios municipales. Fuentes cercanas a Saura explican a este diario que hace semanas se produjeron a su espalda nombramientos para elaborar el programa de CS de cara a mayo, a pesar de que seguía siendo el responsable del área a nivel municipal.

En su entorno son conscientes de que tras una asamblea los cambios en los comités autonómicos y locales están asegurados, y él, subrayan, ha decidido anticipar un movimiento que de facto ya se estaba produciendo, después de esos nombramientos y encargos que Saura conoció 'a posteriori'. Ahora, el partido deberá designar un responsable municipal al frente de Programas y el concejal se centrará en su faceta institucional en el ayuntamiento de la capital, al frente del departamento de Internacionalización y Cooperación.

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Desde el grupo municipal quitan hierro a este nuevo capítulo de la crisis naranja: no es más que una «reestructuración», una «división de tareas». Las labores relacionadas con el programa electoral recaerán en perfiles técnicos, sin responsabilidades de gobierno, mientras que los once ediles del partido se centrarán en los logros de gestión, como la ejecución presupuestaria. La formación seguirá contando con Saura en los grupos de trabajo en los que el concejal quiera colaborar, sin embargo, su posición de cara al 28-M, en la lista electoral encabezada por la vicealcaldesa, aún está en el aire. «Villacís siempre ha dicho que cuenta con él», puntualizan desde CS.

Aunque las fuentes consultadas remarcan que Saura ha comunicado su decisión de forma cordial, su dimisión evidencia la herida abierta que sigue sin cicatrizar en Madrid. La cohesión interna del grupo municipal hace tiempo que está entre algodones, con la vicealcaldesa rodeada de cada vez menos fieles. El fichaje de Saura por la candidatura de Bal en diciembre, aunque Villacís lo relativizó, fue sintomático. Ella, públicamente, había manifestado por activa y por pasiva su oposición frontal a un CS en manos del abogado del Estado, a quien tachaba de demasiado izquierdista.

La situación se complicó aún más entre finales de enero y principios de febrero, cuando Villacís coqueteó con la idea de ser «una corriente interna» del PP, lo que contravenía fuera de toda duda la ponencia estratégica aprobada en la VI Asamblea General, que prohibía las coaliciones preelectorales. Finalmente, tras varios días en el candelero, la vicealcaldesa comunicó que se quedaba donde estaba y que se iba a presentar a las primarias locales para aspirar a ser la próxima alcaldesa.

La incertidumbre generada por Villacís terminó de carcomer la ya delicada situación de CS y, de hecho, ni siquiera ella, uno de los rostros más mediáticos del partido —probablemente el segundo tras Inés Arrimadas—, consiguió el mínimo de avales requeridos para poder concurrir al proceso interno. La dirección nacional la nombró directamente, sin pasar por una votación entre los militantes, porque ningún candidato logró los respaldos exigidos estatutariamente.

Desde entonces, CS se ha desplomado en las encuestas en Madrid, única plaza donde, hasta hace algo más de un mes, parecía que los liberales albergaban cierta esperanza de sobrevivir a los comicios de mayo. A tres meses de esa fecha, señalada por el secretario general del partido, Adrián Vázquez, como «el Rubicón» de la formación, Saura deja sus responsabilidades orgánicas. Fuentes de la dirección nacional remarcan que ahora, con los nuevos estatutos, Programas pasa a estar dentro de Comunicación y que ese cambio iba a obligar a abordar una reestructuración.

Mariano Fuentes, mano derecha de Villacís, es ahora el vicesecretario general de CS y secretario de Comunicación nacional, por lo que el futuro orgánico de Saura, diese o no el paso tomado este jueves, no era muy halagüeño. «Habrá aprovechado», desliza en privado una persona del Comité Permanente.