Descubren en Usera un 'sexshop' ilegal en un bazar chino con vaginas de látex, masturbadores y condones sin control sanitario

Eran las 12.50 horas y el soniquete de la artista colombiana seguía en bucle mientras los funcionarios echaban un vistazo y grababan lo que se estaban encontrando: aquel no era un bazar asiático al uso; escondía multitud de productos eróticos, a modo de 'sexshop' clandestino.

Lili Store, que es como se llama el comercio, se supone que está especializado en textil y moda. Pero cuando entró la patrulla, de paisano, se encontraron con algo muy distinto. Había varios clientes dentro y una sala de ventas nada más cruzar la puerta, con expositores. Más allá, dos pasillos con estanterías, que es donde estaba la mayoría de los 2.273 productos que luego se decomisarían.

Allí se dispensaban preservativos, consoladores, retardantes sexuales, todo en idioma chino. Carecían de estampado con el importador o exportador de la Unión Europea. Se encontraron con cremas anestésicas de la marca dominicana TKTX, prohibidas en España por la Agencia del Medicamento. Tienen lidocaína, prilocaína y epinefrina.

Se trata de medicamentos no autorizados, que en ese momento y de manera cautelarísima fueron retiradas en el acto y puestas a disposición del departamento correspondiente de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

Sobre los productos cosméticos, además, la regente no aportó ninguna factura de compra que acreditara su trazabilidad o comercio en España. «Los he comprado en Aliexpress», respondió la empresaria.

Así, este 1 de febrero, la Policía Municipal regreso al local, en Marcelo Usera, 123, acompañada de la inspectora sanitaria del Gobierno regional. Se precintaron todos los cosméticos y sanitarios: 2.273 unidades (851 del primer tipo y 1.422 del resto). Había preservativos chinos, bastante más pequeños que los que se venden en España y solo etiquetados en mandarín. Para colmo, se dispensaban por unidades, a granel, algo que es una irregularidad en toda regla, como ocurre, por ejemplo, con el tabaco. Los habían metido en nuestro país de manera clandestina con el pictograma «Peligro. Corrosión».

También había botes con dosificadores por goteo y estimuladores sexuales masculinos, a 1 y 2 euros, así como cremas tonificadoras reafirmantes para glúteos y para pechos femeninos, también a 1 euro.

Otros productos eran cremas para tratar lipomas (granos subcutáneos), esprais nasales y una amplia variedad de juguetes sexuales. Desde consoladores con forma de copas acabados en punta a unas barras de látex con dos orificios, para simular la penetración vaginal y anal.

Estos venían solo con un código de barras cuya tinta, para completar el catálogo de irregularidades, se transfiere, con la posibilidad de dejar 'marcados' a los usuarios de estos artilugios o provocarles alguna infección en sus órganos reproductores.

El catálogo lo completaban, entre otros muchos enseres, hasta dentaduras de plástico de la peor calidad, a modo, de férulas protectoras. Venían en cajas sin precinto alguno y se vendían a 2 euros. Normalmente, un producto odontológico de estas características legal cuesta entre 200 y 400 euros, precisan a este periódico fuentes del caso.