Coto a las cocinas fantasma y bajada de impuestos: los deberes de Almeida

Con mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Madrid, el PP puede aprobar las normas urbanísticas y atajar obras cruciales

El veto de Vox a las normas urbanísticas abre la puerta a una nueva plaga de cocinas fantasma

Chimeneas de cocinas fantasma, junto a un patio de colegio en Madrid JOSÉ RAMÓN LADRA

El mes más caluroso en la capital podría atraer una plaga. De licencias. La moratoria del Ayuntamiento de Madrid que frenó en 2021 la proliferación de cocinas fantasma en zonas residenciales caduca el próximo 5 de agosto. Solo hay una manera de limitar ... estos bajos con fogones ocultos que sirven a restaurantes virtuales: aprobar la modificación de las normas urbanísticas, un documento de 1.800 páginas que, en uno de sus epígrafes, regula por primera vez este tipo de negocios. Dar luz verde al texto, encallado desde hace siete meses por la negativa de Vox, encabeza la lista de deberes de José Luis Martínez-Almeida.

El alcalde revalida este sábado el cargo para afrontar otros cuatro años con varios asuntos pendientes. Alguna promesa incumplida, obra faraónica o proyecto crucial que atajar antes de 2027. Pero lo más urgente del nuevo mandato es sacar adelante la actualización del Plan General de Ordenación Urbana de 1997, un largo proceso de tramitación que frenó Vox en diciembre. La mayoría absoluta del PP ha liberado a Almeida del veto de Javier Ortega Smith y el regidor pretende desbloquear las normas urbanísticas en el primer pleno de julio, antes de que se levante la moratoria.

La concesión de licencias a las cocinas fantasma se detuvo temporalmente para diseñar unas reglas del juego y controlar su instalación en barrios residenciales, donde muchos vecinos han protestado por los olores de las chimeneas y las molestias de los repartidores. El plazo inicial ya se ha ampliado y, según estipula la Ley del Suelo, no puede volver a prorrogarse en los próximos cinco años. Las normas urbanísticas, por fin, les ponen coto: un máximo de ocho fogones por local, 350 metros cuadrados de superficie y la zona de carga y descarga en el interior.

La rebaja fiscal

El Ayuntamiento de Madrid transita 2023 con las cuentas de 2022. Vox ni siquiera quiso sentarse a negociar los últimos presupuestos del mandato y desencadenó una prórroga, una réplica de los ingresos y gastos utilizados el año anterior. El consistorio partió, de base, con 430 millones de euros menos de los presupuestados para 2023. El tipo del IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), una de las rebajas estrella, no se tocó. Hace dos años, Almeida pactó sus terceras cuentas con el Grupo Mixto, los concejales carmenistas que abandonaron Más Madrid, y ambos bandos tuvieron que ceder en sus pretensiones. El prometido ahorro de 60 millones de euros a los madrileños se quedó en el aire.

Ahora, en solitario, el PP puede culminar su bajada de impuestos. El IBI al tipo mínimo legal, del actual 0,456% al 0,4%; el ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras) del 4% al 3% en 2027; la bonificación del 95% del IBI a los comercios centenarios o del 50% del mismo gravamen a las viviendas con puntos de carga eléctrica; y la supresión de 10 tasas y 8 precios públicos prácticamente insignificantes. Con esas líneas maestras, el nuevo equipo de gobierno empezará a trabajar este verano los presupuestos de 2024.

Los soterramientos

El pleno de marzo de 2021 votó a favor de derribar el 'scalextric' de Vallecas, pero la barrera de hormigón sigue en pie, un paso elevado para casi una decena de carriles de la M-30. En abril de 2022, un informe municipal sentenció que soterrarlo era inviable. Para enterrar la circunvalación sin afectar al tráfico habría que mantener seis carriles bajo tierra y otros tantos en superficie. Almeida reservó una partida de crédito de 1,55 millones de euros para redactar un proyecto alternativo que sigue en la casilla de salida.

Aunque la gran deuda del alcalde es el soterramiento de la A-5 a su paso por Batán. Fue la promesa electoral del PP en 2019 y, desde entonces, no ha avanzado. Esta semana salieron a la luz recreaciones del boceto, que pretende cubrir seis carriles de la autopista y convertir 3 kilómetros de asfalto en el Paseo Verde del Suroeste, con 7 hectáreas de jardines y 1.500 árboles. Depende de otro proyecto encallado durante 35 años, la operación Campamento, que pretende levantar unas 12.000 viviendas en unos antiguos cuarteles militares. «No será algo rápido», precisan fuentes municipales. Son dos obras caras, complejas y cruciales para suturar brechas históricas que requieren un plan concreto. Almeida tiene cuatro años para su abordaje.

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