Condenado a ocho años de cárcel por matar a puñaladas a su compañero de habitación en un albergue de Madrid

En el juicio, se conoció que el acusado sufrió en el momento de los hechos un brote psicótico por delirios de persecución y envenenamiento, por lo que el jurado popular apreció que concurría la citada eximente incompleta.

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De hecho, días antes de los hechos, los psicológos del albergue ya observaron que presentaba una sintomatología psicótica con ideas distorsionadas de la realidad. Cuando comenzó a tomar medicación, ya en prisión, empezaron a cesar esos delirios.

Los forenses consideraron en la prueba pericial que sus capacidades volitivas y cognitivas estaban alteradas de forma moderada al objetivarse que su percepción de la realidad estaba al menos desajustada.

En su escrito, el fiscal relata que el día de los hechos el acusado se dirigió a la habitación número 9, la cual compartía con otras personas, entre las que se encontraba la víctima, con quien tuvo una discusión.

Tras esto, el acusado, actuando con ánimo de matar o, al menos, asumiendo esa posibilidad, se dirigió a su mochila a coger un cuchillo, y con sus facultades intelectivas y volitivas disminuidas a consecuencia del trastorno de delirios que padece, le asestó cuatro puñaladas, dos en el espacio intercostal, otra en el hombro izquierdo y otra en el brazo izquierdo.

Como consecuencia de dichas heridas, siendo de mayor gravedad la situada en la región anterior del tórax, la víctima falleció por shock hipovolémico por hemorragia.

A la llegada de los agentes, el acusado, de forma espontánea, manifestó ante los Policías Municipales de Madrid que había sido él el autor de los hechos.