Conde Duque vuelve a recibir 'Algo inesperado' en Veranos de la Villa

La dinámica es innegablemente atractiva para los que saben disfrutar un plan improvisado: asistir a un concierto y esperar la llegada del artista incógnito. Claramente, esto sólo funciona si después se cumple la expectativa, algo que sí se logró en las seis ediciones previas. Vetusta Morla, Kiko Veneno o María José Llergo; el evento no defraudó. El año pasado fue la rapera andaluza Mala Rodríguez, ganadora de dos Grammy latinos.

Desde la organización de Veranos de la Villa recomiendan «llegar sin ideas preconcebidas y con ganas de disfrutar de la música». Si bien los espectadores dejarán que el azar elija al músico que escucharán, en Conde Duque ya lo tienen todo pensado. Ahí también reside la magia de este evento, en la confianza ganada por los organizadores para lograr, cada año asistentes dispuestos a esta cita a ciegas.

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En otras ocasiones, 'Algo Inesperado' fue albergado por otros sitios tan icónicos como preciosos. En 2019, por ejemplo, el evento fue en la floreada Quinta de Los Molinos. En su explanada de césped, repleta de madrileños expectantes, la banda Morgan entró con la misma incertidumbre que su público, quienes después los recibieron con la alegría de quien se anima a lo desconocido y resulta recompensado por ello.

Lo mismo pasó en 2018, cuando Vetusta Morla salía frente al conmovedor atardecer que ofrece la Quinta Torre Arias, en San Blas-Canillejas, para interpretar su famoso álbum 'Mismo sitio, distinto lugar'.

Y esa es, precisamente, la esencia de 'Algo Inesperado'. La reunión de ciudadanos situados en la alegría de vivir un concierto azaroso, que con los años cambia de lugar pero sin soltar el espíritu aventurero que en un inicio planteó. Los Veranos de la Villa son todos así, no abandonan su concepto. Pero eso sí, siempre tienen espacio para reivindicar nuevas identidades.

El país nipón es el invitado especial de la 40ª de Veranos de la Villa. Toda su cosmovisión vendrá de visita para deleitar a propios y ajenos, para amalgamarse, y para continuar con la senda de lo alegremente inesperado. El proyecto colectivo japonés, 'mé', ha preparado un despliegue artístico que aparecerá en algún momento de la semana, por zonas todavía no reveladas de la ciudad, bajo contenido que tampoco se conoce.

También está la compañía nipona Arte y Solera, quienes propondrán, los días 15 y 16 de agosto en Conde Duque, la unión del flamenco con el kabuki, una expresión tradicional de danza y teatro japonés. «Su poder evocador, poético y desgarrado, que apela a sentimientos tan universales como la injusticia», explican la zona común de ambos géneros desde el Ayuntamiento de Madrid.

La capital regala espacios para hermanarse con otras culturas, pero no olvida la suya. 'Del cuplé a Sabina' es un evento que celebra y sintetiza la música madrileña del siglo XX. Tendrá lugar el 16 y 17 de agosto en el Instituto de Educación Secundaria de San Isidro, en el barrio de Embajadores. En ese mismo espacio, el 18, habrá una mezcla de literatura narrada y música en vivo para contar la historia del Rey Alfonso X el Sabio.