La cocina en un váter y marisco podrido: las atrocidades halladas en restaurantes chinos de Usera

Todo comenzó a raíz de un operativo con la UDEF de la Policía Nacional sobre el contrabando de carne de pato desde Portugal. Pero, pronto, las tornas cambiaron y fue el Cuerpo local el que descubrió la ristra de porquería que se acumulaba tanto en restaurantes como en almacenes y supermercados del barrio.

Primero entraron en una casa de comidas china de la calle de Nicolás Sánchez, 35, en noviembre. Allí se encontraron con un acuario en los que los bueyes de mar estaban metidos en agua dulce, en vez de salada, por lo que habían muerto. Como otros tantos mariscos. En vez de deshacerse de ellos, los conservaban o los congelaban, para ponerlos como platos de la carta. Una barbaridad para las autoridades policiales y sanitarias que entendieron que en esa zona se cocía mucho más que lo de ese único restaurante.

Así fue cómo los municipales decidieron poner en marcha la operación Nemo, bautizada así por el detalle de los acuarios: apostaban a que había más instalaciones así en otros locales. Y no se equivocaron. En uno, por ejemplo, se veían a los cangrejos de río vivos (lo que contraviene la normativa) y pepinos de mar, un manjar para los chinos, metidos en recipientes llenos de mugre y pelos, que quizá nunca habían sido limpiados. Y listos para servir a los clientes.

Otros lugares sospechosos eran dos almacenes en la calle de Nicolás Usera. Se trata de los negocios de dos de los empresarios chinos más potentes y millonarios del barrio; uno de ellos cuenta con naves en el polígono industrial de Cobo Calleja (Fuenlabrada). El primer edificio consta de dos plantas y un bajo (que era el único piso que tenía licencia de funcionamiento), y en su día albergó un gimnasio. El otro fue un taller mecánico y también carecía de la documentación reglamentaria para albergar productos comestibles.

En ellos había, además de unos aseos asquerosos, bebidas, golosinas y chocolatinas, listas para venderlas a minoristas de la zona.

En otro restaurante se encontraron una cocina sobre la taza de un váter y otra en la bañera del cuarto de aseo. Tenían carne podrida, marisco caducado y pescado congelado en mal estado y, además, de procedencia ilegal. Uno de los platos estrella, de los que se incautaron más de 120 kilos, era la lucioperca, que había sido cazada mediante pesca deportiva, pese a ser una especie invasora y protegida, y vendida a estos 'hosteleros' chinos.

Otra sorpresa de mal gusto fue hallar ejemplares de cangrejos de Shanghái, también conocidos como 'cangrejos boxeadores' (por la forma de sus pinzas, que parecen guantes de púgiles). Estaban, como otra parte de los productos, en dos cámaras enormes, industriales, escondidos. Se trata de unos ejemplares que, según los expertos, pueden transmitir infecciones respiratorias.

Varios supermercados y tiendas de comida hecha disponían de género chino sin etiquetar. Por ejemplo, había envases con dátiles de mar que chorreaban, porque habían perdido el vacío. Se hallaron, asimismo, pasta de diente china sin ningún tipo de garantía, geles contra los mosquitos, botellas de gas e incluso productos inflamables para barbacoas.

En total, han sido intervenido 374 productos alimenticios, entre ellos unos 100 kilos de pescado de procedencia ilícita, como la mencionada especie invasora Sander Lucioperca, y 22 kilos más de cangrejos chinos. También se han intervenido 721 productos sanitarios y de limpieza corporal.

Se han remitido los correspondientes informes a los técnicos de la Junta de Usera y las denuncias por múltiples irregularidades sanitarias.