Chimo Bayo: «La ruta del bakalao fue del pueblo y más importante que la movida, que era para una élite»
La leyenda del techno llega esta noche a Moby Dick con su Live DJ Set
Nacho Serrano
Hace unos meses, Chimo Bayo volvió a la discoteca que le vio nacer como estrella con motivo del rodaje de un documental. El Templo, que así es como se llamaba, estaba en ruinas, con las paredes desgastadas e inundada por el agua que se ... ha ido colando por sus grietas y goteras durante las lluvias de los últimos veintipico años. «Se me están poniendo los pelos de punta», decía el mítico ídolo del techno ante las cámaras, que captaron a un Chimo que, al contrario que El Templo -y que la Ruta en sí-, está en plena forma y de rabiosa actualidad.
El creador de 'Así me gusta a mí' (uno de los singles de mayor éxito comercial de la historia de la música española) tiene 2023 lleno de planes. Acaba de presentar un filtro de Instagram con su rostro creado por una empresa valenciana, tiene infinidad de sesiones en el calendario, un espectáculo en las Fallas, el estreno en marzo de una película sobre la ruta del bakalao («no me interpreto a mí mismo, sino a otro personaje de mucho cuidado», dice sin poder adelantar más), apariciones en festivales... Pero hoy toca encontrarse con sus fans madrileños en 'petit comité', en una pinchada en Moby Dick (0.00 horas, anticipada 12 euros y en taquilla 15, ambas con consumición) que hará las delicias de los amantes de la electrónica más visceral e irresistible.
Imagino que el 'show' de este viernes tendrá grandes 'hits' pero también será un poco para 'connoiseurs', y no será como en un festival 'revival' para toda la familia.
Voy a dar un paseíto por 'Así me gusta a mí' y temas que funcionaron hace tiempo, algunas remezclas y después temas nuevos de psychotrance y techno. La sesión durará una hora y cuarto o así, pero es intensísima. ¡Yo acabo roto! Porque aparte de pinchar yo salgo delante de los platos, me muevo con mi micro inalámbrico... Ya hice una sesión en Moby Dick y me gustó mucho porque había gente de todas las edades.
'La Ruta', cocaína descafeinada
Lucía M. CabanelasEn 'La Ruta', que se estrena el domingo 13 en Atresplayer Premium, botan como zombis al ritmo de Chimo Bayo y compañía pero la fiesta nunca alcanza la locura absoluta
Nos han vendido que la movida fue el gran movimiento musical de aquella época, pero quizá lo fue más la ruta, ¿no?
Pero totalmente. La movida madrileña no la viví, pero según me han contado no eran más de seiscientas personas que se conocían entre sí e iban de aquí para allá. La ruta llegó a la base, al pueblo llano. Juntaba a arquitectos con vendedores ambulantes de bocadillos, a modistos famosos con peluqueras de barrio, y además igualando a todo el mundo. Y éramos decenas de miles de personas en el movimiento. La movida era una élite a la que no era tan fácil acceder, y en la ruta bailaba todo el mundo. Por eso fue más importante en el sentido de unir a la gente. Lo malo es que murió pronto, porque las estrellas que brillan con mucha luz se apagan antes.
Una vez le oí decir que faltó más conexión y unión entre los DJs de la ruta, y que eso impidió que creciera más, o al menos que durara más.
Es una forma de verlo, pero es que los DJs teníamos que hacer caso a lo que nos pedían los dueños de las discotecas. Sí es verdad que hubo algunas tensiones, por ejemplo respecto a mi manera de actuar. Pero si yo era capaz de hacer buenos temas cantados en español y otros no, pues qué se le va a hacer. Había público para todos, de todas formas. Al final, creo que la ruta fue más conocida por mi canción, que llegó a medio mundo, que por el techno 'underground'. En los noventa la cosa empezó a cambiar, se pusieron de moda los temas más rápidos y con muchas voces que cantaban, que suavizaron el sonido de la ruta. Y ahí se murió.
Cuando ahora se reivindica la ruta, parece que el estigma de las drogas ya está superado. ¿Usted ni las tocó?
¿Es una pregunta con trampa?
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No, no. Es que siempre me ha parecido un tipo muy centrado.
Al trabajar, lo importante es mantener el control, y yo nunca lo perdí. Nunca dejé de pinchar por haberme tomado esto o aquello. Era consciente de que era un trabajo. A veces incluso venían a verme mis padres, y tenía que mantener la calma. Por eso fui comedido con todo. Tanto bebiendo como haciendo cualquier otra cosa, lo hacía sin pasarme. Lo mío siempre fue un descontrol controlado.
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