Carritos, cajas fuertes y zapatos sueltos en el estanque de El Retiro

Pero volvamos la vista atrás: concretamente, a lo sucedido en aquel otoño de 2021, cuando el Ayuntamiento de Madrid se puso manos a la obra para dejar el estanque reluciente. Y lo primero que hubo que hacer, antes de sacar el agua, fue extraer a todos los peces.

Para ello, se contó con la colaboración de un grupo de expertos biólogos de la Universidad Complutense, que a lo largo de una semana se dedicaron a sacar cada una de las carpas y los barbos que nadaban en el interior del estanque. Uno por uno, y fueron más de 6.000 ejemplares, eran sacados, medidos y clasificados por especies.

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Desde allí, se les envió a la depuradora de Viveros para que sobrevivieran allí hasta el momento de la vuelta al Retiro. El más grande de los hallados era una carpa que pesaba 11,5 kilos. Y la mayor parte eran bastante longevos, especificaban los biólogos que los analizaron.

Una vez libre de peces, llegó la hora de extraer el agua, y cuando esto se hizo, lo que quedó allí fue un barrizal que en algunos puntos alcanzaba el medio metro de altura. Y sobresaliendo del lodo, de todo. Literalmente. Hasta 9 bancos de madera hundidos, 192 sillas, 41 mesas, 20 papeleras de distintos formatos, y también soportes de sombrillas, teléfonos móviles, gafas de sol, aparatos de radio, cámaras fotográficas, patines… Objetos todos ellos que fácilmente pueden haberse caído de forma voluntaria –las sombrillas o las sillas, por ejemplo, está claro que fueron arrojadas a propósito– o sin quererlo –en el caso de los móviles y las cámaras fotográficas, probablemente–.

Hallaron también otros elementos que, como poco, resultaron sorprendentes: urnas con cenizas de fallecidos, arrojadas allí tal vez por algún allegado bienintencionado pero no muy acertado; carritos de supermercado que Dios sabe cómo habrían llegado allí; una caja fuerte (abierta y vacía, especificaron los munícipes), una máquina expendedora de chicles; trozos de columnatas de las barandillas del entorno del monumento a Alfonso XII, y varios zapatos sueltos; alguien salió cojeando del parque sin duda.

Llamaban la atención las crónicas sobre el hecho de que, cuando se vació el lago de la Casa de Campo, aparecieron en el fondo algunas armas de fuego. En El Retiro, sin embargo, no había pistolas, aunque sí dos grandes cuchillos.

Luego hubo que seguir sacando todo el lodo acumulado. Y finalmente, el estanque quedó vacío y limpio como una patena. Igualito igualito que lo dejaron en 1963, para el rodaje de la película norteamericana 'El maravilloso mundo del circo'. Igual en unos meses, el espectáculo vuelve a repetirse.