Cae una banda franco-española de atracadores tras robar con pistolas 24.000 euros de un salón de juegos

Al salir, un vehículo conducido por un tercer compinche los estaba esperando, pero no era el único. La banda contaba también con un cuarto miembro, encargado en este caso de las tareas de vigilancia desde una cafetería cercana, lo que revelaba un alto grado de profesionalidad dado el reparto claro de roles. Por si fuera poco, las comunicaciones entre todos las realizaban a través de 'walkie-talkies', otra muestra más de su especialización delictiva.

Por todo ello, los agentes de la Policía Nacional se vieron obligados a prolongar las averiguaciones durante más de 90 días, los mismos que necesitaron para identificar a los cuatro responsables. Un francés de 51 años, y tres españoles, dos de 20 años y el otro un menor de solo 14. Para darles caza, los investigadores establecieron varios operativos de localización, culminados con sus detenciones en días dispares (27 de agosto, 15 de septiembre y 1 de octubre), así como la intervención de cuatro terminales móviles. Tras pasar a disposición judicial como presuntos responsables de un delito de robo con violencia e intimidación, dos de los autores fueron enviados a prisión.

En los últimos años, los salones de juego se han convertido en el último blanco fácil de dinero en efectivo. La falta de pagos telemáticos unido a las grandes sumas que se ponen en liza los coloca en la diana de este tipo de grupos. Al igual que en esta ocasión, los responsables de estos locales son conscientes de que las horas críticas coinciden normalmente con las aperturas, los cierres o las franjas de menor presencia de clientes. Lo normal, además, es que los atracadores lleven a cabo vigilancias previas con el objetivo de encontrar la menor resistencia posible.

Aunque con excepciones, el perfil de los atracadores mantiene un patrón común: jóvenes, organizados y que no dudan en emplear la violencia, armados siempre con armas blancas o pistolas. Muchos de estos delincuentes pertenecen a bandas itinerantes que hacen de la carretera su mejor baza para evitar la localización; y cuyas víctimas son normalmente trabajadoras, básicamente, por una cuestión de número: tres de cada cuatro empleados en el sector son mujeres.

Con todo, el último balance de criminalidad en la Comunidad de Madrid, elaborado por el Ministerio del Interior, pone de relieve que los robos con violencia e intimidación, conocidos como atracos, han bajado un 9,6% en los primeros nueve meses del año respecto al mismo periodo de 2024. Los cometidos con fuerza descienden un 8,3%, y en cuanto a los hurtos, el delito más denunciado si no se tiene en cuenta la cibercriminalidad, registran también un 6% menos.