Barajas, el mayor aeropuerto de España que nació sobre 500 fanegas de tierra
historias capitales
Un círculo blanco dibujado sobre la tierra, con el nombre de 'Madrid' en su interior, marcaba dónde estaba el aeródromo
Barajas despega y entra en el top 10 de los mejores aeropuertos del mundo

Hay estudios que indican que en la actualidad, el aeropuerto de Barajas -Adolfo Suárez-Madrid-Barajas- está entre los diez mejores del mundo. Una proeza conseguida en algo menos de cien años de vida, desde sus humildes orígenes a comienzos de los años 30 ... del siglo pasado, cuando era apenas una pradera baldía al noreste de la capital en un pequeño pueblo, Barajas, que más adelante se anexionó a la capital y que le dio su nombre al aeródromo.
La idea de construir un aeropuerto civil en Madrid echó a andar en marzo de 1929; entonces se publicó en el Boletín Oficial el pliego de condiciones de un concurso para la elección de los terrenos sobre los que se levantaría. Hubo cuatro propuestas, en Carabanchel alto, Getafe, Vallecas y Barajas, y fue esta última la ganadora.
Así fue como nació un aeropuerto sobre 500 fanegas de la época -algo menos de 320 hectáreas-, bien comunicadas con la capital por la que entonces se llamaba carretera general de Francia, y que hoy es más o menos la A-2. La zona estaba apenas habitada -salvo el pueblo de Barajas- y no contaba con obstáculos en su entorno. Se convocó otro concurso para elegir el diseño del aeródromo, y el jurado eligió la propuesta del arquitecto Luis Gutiérrez Soto y del ingeniero marqués de los Álamos.
Parece ser que ese primitivo aeródromo, que ya estaba abierto al tráfico aéreo en abril de 1931, estaba situado más o menos a la altura donde ahora está la terminal T2. Las obras necesarias para su puesta en marcha se prolongaron todavía dos años más, hasta 1933. Dicen que en sus primeros tiempos, un círculo blanco sobre la tierra, con el nombre de 'Madrid' en su interior, actuaba como una especie de diana que indicaba a los pilotos el lugar donde debían aterrizar.
Y el 15 de mayo de ese año recibió su primera operación comercial, un avión Fokker de tres motores de fabricación holandesa. Muy pronto comenzó a funcionar una especie de primitivo 'puente aéreo', con la compañía Lape, que luego fue Iberia, operando desde Madrid a Barcelona, y también a Sevilla. El primer director del aeropuerto de Barajas fue el teniente coronel Jacobo de Armijo y Fernández de Alarcón, y ese primer año se operaron 378 vuelos y se transportó a 2.873 pasajeros.



El cronista de ABC que visitaba las obras del aeropuerto en 1931 definía el paisaje ante sus ojos como una «admirable planicie encuadrada por unos pintorescos montículos y el cauce del Jarama». Entre las construcciones que desarrolló Luis Gutiérrez Soto, están dos hangares, de 80 metros de longitud; y el edificio de viajeros, «con restaurante, salas de fiestas, hermosas terazas, clínica de urgencia, garajes, almacenes, central eléctrica»…
A la derecha del aeropuerto, la Compañía Española de Aviación construyó unas instalaciones para enseñanza de pilotos civiles, servicio público de taxis aéreos y hospedaje de avionetas. Y el AeroClub, con «gran hall, restaurante, biblioteca y amplias terrazas con pista para baile». Unas actividades que con la mentalidad del siglo XXI es complicado relacionar con un aeródromo, pero que entonces tenían mucho éxito. Gutiérrez Soto también se hizo cargo de la decoración, en tonos grises y azules, con suelos de linóleo incrustado, chimenea y muebles y textiles conjuntados. «Será quizá pronto la mejor estación de viajeros que lleguen a Madrid», pronosticaba el periodista, con mucho más tino del que él mismo sospechaba.
Inauguración
En la inauguración de 1931, participaron numerosos invitados y autoridades, así como la casi totalidad de la población del cercano municipio de Barajas. Todos ellos vieron, sobre las cuatro y media de la tarde, a dos escuadrillas militares de Cuatro Vientos evolucionando con precisión sobre sus cabezas, y aterrizando a continuación. Se intentó probar un aparato planeador, pero el día salió calmado y sin viento, por lo que no fue posible; cosas del directo. Ese día, para finalizar el programa, hubo un baile.
La demanda de viajes crecía y el aeropuerto, como los niños cuando dan el estirón, comenzó a necesitar un traje más grande. Se iniciaron reformas, que fueron repitiéndose en el tiempo, a medida que hacían falta. La primera pista pavimentada se construyó en 1944 -hasta entonces, se aterrizaba sobre la tierra prensada-. En 1950, se llegó ya al medio millón de pasajeros al año.
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En 1954 se construyó una segunda terminal, y otra de carga. En 1965, el aeropuerto de Barajas pasa a llamarse Madrid-Barajas. En el 2000, se impulsa un plan para llegar a los 70 millones de pasajeros al año; se inicia la construcción de una tercera pista y una nueva torre de control.
La T4 echa a andar en 2006, y tiene ya, sólo ella, capacidad para 120 vuelos por hora. En 2014 se le añade otro 'apellido' al aeropuerto, el nombre de Adolfo Suárez, como homenaje al primer presidente de la democracia. El año pasado, Barajas alcanzó los 50 millones de pasajeros, y opera en más de 70 países de cuatro continentes.
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