Ayuso sitúa Madrid como alternativa eficaz y solvente frente al «abismo» de Sánchez
Exige al Gobierno el cierre inmediato de los tres «macrocampamentos» de inmigrantes que «ha plantado con nocturnidad»
Ayuso abrirá un piso para atender a embarazadas menores y bajará impuestos a los locales con más de 50 años
Madrid
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Iniciar sesiónIsabel Díaz Ayuso no se anduvo por las ramas al abrir el Debate sobre el estado de la región. La presidenta de la Comunidad abrió su discurso parlamentario más importante del año con toda la munición política contra su principal adversario, y que ... no es uno de los que se sientan en el hemiciclo e intentan desgastarla con escaso éxito: «Pedro Sánchez no tiene más proyecto que sobrevivir en La Moncloa a costa de lo que sea. La realidad es que España se asoma a un abismo sin precedentes en la democracia», lanzó Ayuso.
No se dejó nada en el tintero: atacó a Sánchez por la quita de deuda, por los pactos con sus socios, por el caos de la inmigración, por sus alianzas internacionales, por su «antisemitismo», por la política de vivienda y por su política energética, entre una lista larga de cuestiones. Concluyó que estamos ante «el peor Gobierno de la democracia» y frente a ello reivindicó la Comunidad de Madrid hasta cuatro veces como «alternativa» fiable, solvente, leal y eficaz para evitar que España acabe definitivamente cayendo por el precipicio.
Casi no hubo respiro en su enmienda a la totalidad al sanchismo: «Solo es oscuridad», comentó de forma inquietante. En la tribuna de invitados, justo enfrente de ella, estaba sentado el delegado del Gobierno, que tuvo que escuchar, tragarse y digerir todas las críticas de Ayuso a su jefe de filas sin inmutarse, sin posibilidad de hacer un gesto de desagrado. Esperanza Aguirre, sentada muy cerca de él, disfrutaba claramente al escuchar a la que considera que es la mejor presidenta que ha tenido Madrid. Joaquín Leguina, a su lado, vio cómo Ayuso intentaba poner en un brete a los diputados socialistas al instarles a elegir entre el socialismo que él representa y el del sanchismo. Entre los 27 diputados socialistas hay alguna duda.
Ahí estaban sentados, por ejemplo, Juan Lobato y alguno de sus más fieles de antaño. En el Grupo Socialista hay quien no entiende, por ejemplo, que Óscar López no quisiera acudir al debate ayer en la Asamblea. En teoría quiere ser el próximo presidente de la Comunidad, pero de momento no se le ve muy a gusto en sus instituciones. En las redes sociales es diferente. Ayer, por ejemplo, empezó el día pidiendo, otra vez, la dimisión de Ayuso, esta vez por unos audios de la inspectora fiscal de su novio, que se refirió al supuesto fraude que había cometido. La izquierda se agarró a esto como a un bote salvavidas, pero al mismo tiempo se sintió profundamente decepcionada porque Ayuso hizo caso omiso. «¿Existe inquietud en la presidenta?», preguntó un periodista a su círculo más próximo. La sonrisa que recibió como respuesta lo dijo ya todo: «¿Inquietud? Cero».
Sin menciones a la fruta
Una treintena de alcaldes también estuvieron en la Asamblea en esta primera jornada del Debate de la región. Entre ellos, el de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el de Móstoles, Manuel Bautista, y la de Alcalá de Henares, Judith Piquet. Las tres ciudades más grandes de la región. Otra visita destacada en Vallecas fue la del secretario general del PP, Miguel Tellado, quien entró a última hora en la reunión interna del Grupo Popular, justo antes del debate, para darles su apoyo.
El discurso de Ayuso duró más de dos horas. No hizo una sola mención a su conocido gusto por la fruta, pero en realidad fue lo único que le faltó en el retrato que hizo del sanchismo. La presidenta fue especialmente contundente al criticar la quita de deuda pactada por el PSOE y ERC y su «conexión perversa» con el cupo catalán: «Se absorbe una deuda autonómica por parte de la Administración General del Estado y acto seguido se saca a Cataluña del régimen común con el cupo, de modo que deja de contribuir al sistema general. Asumimos su deuda y a continuación se salen del sistema de financiación», avisó.
Por eso, cree que hoy por hoy nada amenaza «con ser más dañino para la Comunidad de Madrid y para España» que el cupo catalán y la condonación de la deuda. «El cupo conllevaría unas pérdidas insostenibles para los madrileños. Supone premiar el déficit público y es lo más insolidario con las nuevas generaciones».
La conclusión llegó sola: el Gobierno de la Comunidad de Madrid no va a solicitar «la mal llamada quita de la deuda autonómica». «Va a usar todas las herramientas a su disposición para que una normativa ilegal engorde la lista de fracasos de Pedro Sánchez».
Más munición contra el Gobierno: la inmigración irregular. «La inmigración no puede ser masiva e ilegal. El Gobierno no tiene planificación y a estas alturas es evidente que sabe del daño que esto está provocando», advirtió. Ligó esa inmigración irregular con el temor por la inseguridad que se está extendiendo en algunos municipios: «Nadie, ni mujeres ni jóvenes, nadie puede sentir miedo a vivir en esta región alegre y viva. Ni se pueden tensar los servicios públicos o minar la convivencia porque el Gobierno no hace su trabajo».
El dardo al delegado
Justo ahí lanzó un dardo envenenado al delegado, que no se movía de su silla: «Y nos falla el delegado del Gobierno, que es un activista político más dispuesto a insultar cada vez que exponemos los problemas que nos están causando».
Ayuso exigió al Gobierno el cierre inmediato de «los tres macrocampamentos que ha plantado en Madrid con nocturnidad y alevosía». Se refería a los de Alcalá de Henares, Campamento y Pozuelo.
Ayuso dio algunos datos para mostrar la dimensión del problema: desde que Sánchez es presidente, la Comunidad de Madrid ha atendido a más de 11.000 menores extranjeros. Solo en lo que va de 2025 ya son más de 1.300, «por no hablar de aeropuerto y los macrocampamentos». Además, ha solicitado a la Delegación del Gobierno el retorno de 46 menores a sus países de origen por la imposibilidad de adaptación.
En esas más de dos horas de discurso, la presidenta repasó las respuestas de su Gobierno a alguna de las «medidas ideológicas» de Sánchez. Por ejemplo, sobre los pactos con sus socios: «No vamos a permitir que salga del bolsillo de los madrileños los privilegios de los políticos independentistas ni de nadie». Sobre la reducción de la jornada laboral: «Estamos en contra de una reducción de jornada laboral que se hace a espaldas de las empresas que arriesgan todo su patrimonio familiar para crear empleos. Por eso lo hacen». Sobre la placa en Sol: «No vamos a permitir que ensucien el buen nombre e instrumentalicen la Real Casa de Correos». Y sobre las leyes ideológicas en general: «Nos opondremos a todas y cada una de las leyes que se dicten bajo la ideología y atenten contra los madrileños, como la Ley de Vivienda o la del Sólo sí es sí».
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