El asesino confeso de Morata tuvo otra reyerta al mes de salir de prisión condicional

Dilawar se entregó la noche del domingo, tras saberse acorralado por la Guardia Civil. Antes, se deshizo del arma del crimen. Ahora, se ha descubierto un dato más de su historial delictivo: el pasado 10 de octubre, la Policía Local intervino en una pelea entre él y otro individuo en la plaza de la Constitución. Un enclave cercano al piso patera de la avenida del Ejército, 41, donde residió por última vez con unos compatriotas de su país.

El paquistaní llevaba 28 días en libertad condicional cuando ocurrió aquella reyerta, que fue por la venta de un ordenador, en la que no se ponían de acuerdo. Dilawar estaba desesperado por conseguir efectivo, tras perder casa, negocio y los alrededor de 30.000 euros que había prestado a las hermanas Gutiérrez Ayuso con la promesa de ellas de devolverle el doble cuando sus 'novios' cobraran una herencia en EE.UU. Una de las posibilidades es que solicitara un crédito al consumo a un banco o a un prestamista.

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Pese a su reciente libertad (condicionada a no delinquir durante el tiempo de condena, de dos años, por dar tres martillazos a Amelia), Dilawar rompió el pacto judicial. Fuentes del caso indican a ABC que lo que ocurrió aquel 10 de octubre a las 18.55 horas fue que quedó para venderle un ordenador a otro hombre. El potencial comprador se sintió estafado al considerar que el producto era defectuoso, y se enzarzaron. Se desplazó la Policía Local de Arganda, pero ambas partes pactaron un precio y la cosa no fue a más, por eso no afectó a la libertad condicional de la que disfrutaba.

Dilawar estuvo trabajando en su locutorio del pueblo hasta 2021, según obra en los datos de la Guardia Civil. A partir de ahí, la total ruina. Ahora, las pesquisas se han abierto a la posibilidad de que una tercera persona le acercara a Morata (sin participar con él en el crimen) y que también le acompañara a deshacerse del arma homicida este pasado fin de semana: una barra de hierro que habría tirado a un contenedor dentro de una bolsa blanca, explican las fuentes consultadas.

Por ello, se están revisando las cámaras de seguridad de Arganda del Rey, para establecer día (se supone que el pasado sábado), hora, contenedor y qué camión del servicio de recogida de basuras fue el que se lo llevó. Los residuos de esa localidad terminan en el vertedero de Loeches.

También se va a realizar un estudio sobre la triangulación de los teléfonos móviles, utilizando las siete antenas con que cuenta Morata de Tajuña. La idea ahí es situar en el tiempo de los asesinatos al sospechoso; pero también a la segunda persona que pudo acompañarlo al pueblo, presuntamente un compatriota paquistaní con el que llevaba viviendo desde diciembre.

El juzgado de Arganda que entiende de los tres homicidios considera que existe riesgo de que se fugue el paquistaní, que carece de arraigo en España; y, asimismo, data las muertes el 17 de diciembre, domingo. La prisión es comunicada y sin fianza.

Los cadáveres fueron descubiertos un mes después, al extrañarse los vecinos de su ausencia y descartar que se hubiesen marchado de vacaciones.