Antoñito Molina: «Madrid abre la mente. Tiene muchos lugares bonitos donde llevar una chirigota»

Tanto supone Antoñito Molina para el Carnaval de Cádiz que cuando llegue febrero del año próximo dará el pregón en la muy gaditana plaza de San Antonio. Tiene las cosas claras, y en Madrid es feliz. Aquí compone y aquí ve, en la Sala Caracol y similares, las mismas caras que veía en Rota, de donde no pierde el acento ni una forma de ver que, gracias a la base americana, hace que tengan un festival de la pizza de renombre en toda la provincia. Los gaditanos y los madrileños se entienden, por las dificultades. Unos viven donde acaba el mundo, y a otros se les va acabando el mundo. Sin embargo, Madrid, lo dice el entrevistado, se ha vuelto chirigotero.

Este año, además de ese camino a la inmortalidad que es ser pregonero del Carnaval de Cádiz, saca una chirigota, 'Que sea lo que Dios quiera'. Y Dios lo ha puesto en Madrid. En estos días, Antoñito Molina, que le recuerda al entrevistador las hablas olvidadas de su tierra, tiene por estos días su último álbum, 'El club de los soñadores', en el número uno de las listas musicales.

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Los gallegos van con su morriña, y los gaditanos llevan su ciudad donde sea del mundo. Lejos o cerca. En Madrid tienen plaza fija. El pregonero, además, tiene previsto escribirle algo a Madrid; la ciudad donde triunfó su homónimo Antonio Molina.

—¿Qué tiene 'Cái', qué tiene Madrid?

—Mira, yo soy una persona muy casera y muy familiar. Se echa de menos a la familia, pero me gustó esta ciudad porque aquí empecé a crear canciones y a componer. Y eso me hace feliz. Venía de una época y de una etapa quizá un poquito menos inspiradora, pero Madrid me abrió la mente. Quizá fuera el estar fuera de casa el motor de la inspiración.

—Dejar Rota por el Foro. Con su base...

—Lo más duro fue dejar a tu familia. Pero la sensación que tenía es la de que estaba cumpliendo un sueño. E hice lo que tenía que hacer. Y el festival de la pizza de allí....

—¿Madrid es una ciudad que da para formar clubes de soñadores?

—Yo creo que clubes de los soñadores hay en todos lados, y lo que está claro es que en Madrid hay mucha gente que viene a hacerse socio del club. Alguien de ese club tiene que tener en cuenta que la vida no es para nada fácil, pero merece la pena luchar por lo que uno quiere. Por tus principios. Tu esencia.

—Dígame qué le sugiere Madrid cuando se pone a componer.

—Hace dos añitos, o cuatro o cinco, hice un concierto en la Sala Soho, y en la Caracol. Y cuando llené la Caracol, me sentí como Dios. Tantos videos que había visto de allí... Me di cuenta de que estaba cantando en mi casa. El año pasado di un concierto en la Sala Apolo y ahí vi algo diferente. Y obviamente este año, en La Riviera ha sido ya como una consolidación de que este es mi sitio. Que la gente viene a verme con las mismas caras con las que canto en Cádiz.

—'Cádiz, salada claridad'. Meta a Madrid en el poema andaluz de Manuel Machado...

—Uff. Un motor de inspiración total.

—Como pregonero del Carnaval de Cádiz, le quiero pedir una reflexión sobre cómo Madrid se está volviendo carnavalera con los años.

—Cada día viene más gente de Cádiz a cantar aquí, a los teatros. Me parece muy bonito. Hay una parte del carnaval que es un poquito localista, pero hay otras agrupaciones que te montan una historia y un argumento que en cualquier teatro de España podrían funcionar. Obviamente, Madrid es un trampolín. Y el Carnaval abre el alma, abre la mente, y Madrid tiene muchos lugares bonitos donde llevar a una agrupación de Carnaval; una comparsa, una chirigota, un cuarteto.

—¿Qué le da el gaditano a Madrid?

—Alegría.

—¿Qué recibe?

—Preparación. Al final yo creo que en mi tierra hay mucha alegría y mucho arte. Y para desarrollarlo hace falta rodearte de gente que sepa.

—Ha hablado de esa alegría que hay de La Viña a Puntales, de Algeciras a Olvera. ¿Se pierde la alegría en Madrid?

—No. Al revés. Una cosa que me encanta es que yo soy un enamorado de mi trabajo, y me encanta trabajar sin ser un obseso. Y es verdad que cuando llego a Cádiz tengo ganas de volver a Madrid para engancharme con mis rutinas.

—Ay, dejar la familia...

—Llevo en esa vuelta los momentos que he compartido con la familia. Y el último beso que me da mi madre. Y su consejo de seguir dando caña y el recado de 'llámame cuando llegues'.

—¿Tiene pensado escribirle algo a Madrid?

—Pues sí. La verdad es que sí. Me lo tengo que pensar, pero está cerca.